LA VIDA
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Por Enrique Gómez Lázaro |
“Mi
vida”, “vida mía” son expresiones desde lo más intimo de nuestro
ser. En un corral junto al mío una gata ha parido tres
gatitos. Los dueños del corral no viven en Encinacorba;
así que están los cuatro a sus anchas, sin que nadie pueda molestarlos. ¡Cómo
los alimenta, cómo los asea, cómo los enseña, cómo juega con ellos!
¡Cuánto amor y cuánta felicidad hay ahí! Por cierto, ¿dónde para el zángano del
padre?
De la feria de
la vida cada uno cuenta según le va. Pero de la vida, en la tierra nos pueden
hablar quienes saben de ella, los especialistas, los naturalistas, hoy
también llamados biólogos.
Hay
retraimiento al definir la vida. Los microbiólogos la definen -y por decir
algo- masa que se mueve. ¡Ay, el movimiento! Los hombres primitivos, tan
indefensos y temerosos exploradores, nos llenaron la tierra y el universo de
dioses.
Hay tensión
dentro de cada ser y entre todos los vivientes, pero también hay relación entre
todos ellos, de tal manera que quien no se relaciona, está próximo
a la muerte, como también está próximo a la muerte quien no lucha.
Los
naturalistas nos han demostrado que hay belleza y sabiduría en cada viviente.
Nos han demostrado que en algunos hay ostentación = exageración del ser,
para afirmarse, para defenderse, para dominar, para exhibirse hasta extremos
ridículos. ¡Y se creían los estadounidenses que la propaganda había sido
inventada por ellos! En otros vivientes existe el recato =
aminoración del ser con sus fines propios y hasta extremos maravillosos
(camuflaje perfecto).
¿La vida es un
bien? La vida es buena a ratos, y siempre difícil e insegura. Podemos
tener enemigos dentro y fuera de nosotros. A mis sesenta y seis años y he
cumplido los setenta, me di cuenta de que para ser y para existir cualquier
viviente ha de destruir. Para hacerse y para mantenerse ha de luchar. De ahí
que la victoria es uno de los acontecimientos más celebrados por el hombre ¡Qué hermosa es la victoria¡ El viviente terreno es ontológicamente un destructor. Este viviente - para
mi éticamente monstruoso - ha ido cambiando mi mentalidad.
Hay una ley o
mandato supremo de la vida: PERDURAR. Cuanto más indefenso es un ser con mayor
facilidad se reproduce. Cada viviente ha de defender su vida y su hábitat hasta
la muerte si fuere necesario. Para los biólogos es todavía una incógnita cómo
se programó la primera célula para reproducirse. La FEMINIDAD ha creado
todas las variantes de la reproducción. La masculinidad, en los vivientes
superiores, tiene la función de mejorar la genética y de defender la
especie. Toda la vida procede de la feminidad. De ahí qué la hembra se
ocupe y preocupé mucho más de la vida que el macho. Genial concepción de los
hombres antiguos el ver = idear la tierra como madre común. Entre las deidades
creadas por el hombre es quizá la diosa TIERRA la que todavía debía merecer
nuestra atención. Hace tiempo que el hombre llamado civilizado perdió el
respeto a la tierra. La tierra tiene sus expansiones y sus venganzas.
El hombre de
los demás vivientes puede aprender algunas cosas, ¿Ha encontrado el hombre su
hábitat? ¿Sabe el hombre estar en. la tierra ?
A. los
vegetarianos tengo que decir que comerse una lechuga es un bien para
ellos, para la lechuga es su destrucción y la de su posible descendencia.
Ultima
reflexión ¿Cuántos de los tres gatitos sobrevivirán cuando tengan que salir a
la calle para buscarse la comida?
En Encinacorba, a 18 de julio de 2008.
Enrique Gómez, Lázaro