Volver a la página principal
Arturo Bosque

 Laín Entralgo, Morcillo y el Seminario Por Gonzalo Borrás
 

  

Como os anticipé, don Pedro Laín Entralgo (Urrea de Gaén, Teruel, 1908 – Madrid, 2001) en su obra Descargo de conciencia (1930-1960), publicada en 1976, y reeditada por Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores y el Instituto de Estudios Turolenses en 2003, en el capítulo VI, “Otro Madrid, otros caminos”, en que glosa biográficamente la década de 1940 dice lo que sigue:   “...Y entre uno y otro evento, no fue más feliz el éxito de una propuesta mía a don Casimiro Morcillo, cuando éste era vicario general de la diócesis de Madrid. En el curso de una larga conversación con él, le dije más o menos lo que sigue: “Hay que ampliar, actualizar y afinar la formación de los seminaristas españoles en las materias de su curriculum tocantes al saber secular. Por otra parte, hay que romper el muro que tradicionalmente separa al sacerdote del intelectual seglar. ¿Por qué el Seminario de Madrid no propone a ciertos universitarios de calidad dar en él cursillos breves y atrayentes sobre algún tema de sus especialidades respectivas? ¿Por qué, valga este claro ejemplo, no piden ustedes a Dámaso Alonso que sobre san Juan de la Cruz –poco antes había aparecido el precioso libro de Dámaso en torno a la poesía del santo- pronuncie allí un par de conferencias?” Lo mismo: vivo interés inmediato por la idea; y a continuación, nada...”

  [Y añade en nota 22, a pie de página:] “Entre los “contactos personales” a que acabo de aludir ocupan lugar muy destacado los que a instancias de su rector, don Antonio Rodilla, sostuve antaño con el Seminario de Valencia. Todavía no se ha hecho justicia a la importante obra de renovación y melioración de ese rec tor en ese seminario; me atrevería incluso a decir que en lugar de hacérsele justicia se le ha hecho injusticia. La idea de una actividad didáctica e incitadora de los seglares en los seminarios diocesanos no era nueva en mí. Entre 1935 y 1936 quedó planeado, también en el de Valencia un curso sobre “Psicología médica para sacerdotes”, que habíamos de dar López Ibor, Marco Merenciano y yo. La guerra civil aventó el proyecto. Algo debo añadir: que para un conferenciante seglar, pocas cosas tan gratas como la avidez con que un público de seminaristas escucha y acoge sus palabras”.

  Hasta aquí las palabras de don Pedro Laín Entralgo en su famoso libro. Mi apostilla será muy breve. Creo que Laín es en este texto injusto con Morcillo, porque, como todos conocéis, si en Madrid no pudo seguir estas sugerencias cuando era vicario general, sin embargo lo hizo en Zaragoza, cuando llegó de arzobispo y renovó todos los planteamientos de la enseñanza en el Seminario. ¿Os acordáis de la presencia de profesores seglares, aunque fuesen del Opus Dei, como Manuel Ferrer Regalés en Geografía de las grandes potencias? ¿Recordáis la conferencia impartida por José Manuel Blecua sobre Lope de Vega y El caballero de Olmedo? ¿No es un remedo de la propuesta de Laín sobre Dámaso Alonso? ¿Sospechábais alguien que las ideas renovadoras de la enseñanza en los seminarios de Casimiro Morcillo se debían en parte a instigación de nuestro intelectual turolense? ¿Y qué decir de la “avidez” con que seguíamos aquellas conferencias y lecciones? Un fuerte abrazo para todos.

Gonzalo M.