León, tu
ciudad
Por Enrique Gómez
Lázaro
Y la de muchos - 180.000 habitantes en
ella - y la de todos. Merece ya ser declarada PATRIMONIO DE LA
HUMANIDAD.
Víctor (1), acabo de volver de tu ciudad. Por
circunstancias adversas no pude encontrarme contigo. ¡Qué guía de lujo
hubiésemos tenido en ti un grupo de visitantes zaragozanos (2)! Soy locuaz
pero nuestros amigos comunes del Campo de Cariñena saben que, cuando tú vienes por aquí de vacaciones en
verano, yo casi enmudezco.
Oírte hablar... de lo que sea, es una delicia.
Llegamos a
mediodía el 22 de abril de 2006. Nada más comer, nos fuimos a conocer tu
ciudad. Me ha gustado, por lo antiguo y por lo moderno. Me ha.
gustado la amabilidad y el señorío de sus gentes, así como tú.
Y me ha gustado sobremanera, me ha enamorado el antiguo convento de San
Marcos. Lo dejamos para el final, pues nos quedaba cerquita del Hostal Don
Suero, donde nos hospedábamos. Ansiaba ya encontrarme con San Marcos. Tenía oídas de él.
Serian las ocho de una tarde tibia y encalmada, todavía con algo de sol, verdaderamente primaveral. Por fin, presidiendo una plaza hermosa, se nos mostró San Marcos. Yo exclamé: ¡Esto ya es otra, cosa! En la capilla, había misa y boda en su parador. Mucha gente de todas las edades en la plaza. Era sábado.
Al
día siguiente, domingo, madrugué.
Antes de partir para Burgos, donde nos esperaba el esplendor arquitectónico
del gótico europeo, me marché -esta vez
solo- a San Marcos para gozarlo a mi gusto. Cuatro o cinco deambulantes por la
plaza. Ocho de la mañana. Raso y encalmado. Las flores mostraban todo su
encanto al sol y a cuantos quisieren contemplarlas. Llegó una pareja de peregrinos a
Santiago. Eran extranjeros. Ella se puso
junto a la escultura-homenaje al peregrino y él les hizo una foto. Apartados los peregrinos reales, yo me acerqué al peregrino simbolizado y fue
entonces cuando comprendí... todo. Asombrado
estaba el peregrino, asombrado estaba
yo. Quienes me conocen bien, saben que a
veces exagero. En todo caso también exagera
el enamorado. En arte sólo lo
sublime produce el asombro. Feliz,
idea meter joyeros a
trabajar la piedra. Perdón.
No eran joyeros,
pero habían estudiado ricas
joyas. Desde varios puntos de la plaza
observé esta monumental joya en piedra
-los historiadores podrían llamarla obra cumbre del plateresco español- y noté asimetrías; pero no
eran fallos del maestro constructor,
no; eran imitaciones de los
caprichos mudéjares.
Víctor, en cuanto puedas; sé que me vas a decir: Enrique, tienes que volver a León. Y yo estaré a tu lado.
Amigo
leonés, si así fuere… Hasta la vista. Salud para ti y para los tuyos.
(1) Víctor Ferrero León, fundador de la revista cultural,
leonesa PRO MONUMENTA destinatario de esta carta abierta en
Internet.
(2). Viaje
organizado por la Asociación Cultural
BARRACAS de Encinacorba (Zaragoza).
En Encinacorba, 25 de Abril de 2006
Enrique Gómez Lázaro