1º.- POR UN MUNDO MÁS JUSTO.

 

Del pueblo a Madrid

 

Habíamos quedado juntarnos en la Puerta del Sol aquella tarde del primer sábado del mes de octubre de 1.968.

Como ha sido siempre habitual en mí llegué con anticipación. Estuve paseando delante de la puerta (Puerta del Sol) de lo que era entonces la Dirección General de Seguridad, hoy sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid cuya titular es, en el momento que escribo, Esperanza Aguirre y Gil.

Allí en el kilómetro cero de las carreteras radiales españolas, la Nacional I, Madrid-Irún; la N. II,  Madrid-La Junquera; La N. III, Madrid-Valencia; la N. IV, Andalucía; y la V y la VI, Extremadura y La Coruña respectivamente, esperé hasta el momento en el que divisé en la entrada de la plaza por la calle de Preciados a dos individuos que venían mirando la hora en el reloj oficial de España. El uno parecía más importante que el otro puesto que venía cubierto con una preciosa capa negra con ribetes y lazos rojos. Casi no los conocía. El “acompañante” era José María Gracia Ochoa y “el señor importante” era el también compañero de curso del Seminario de Zaragoza, Gregorio Ciria Laglera.

Ellos estaban estudiando en el Instituto de Adaptación Pastoral Latino-Americano (IAPLA) en Madrid para ir de misioneros a Iberoamérica, y yo acababa de llegar al Colegio de Pastoral Misionera para Emigrantes, “Migrans”, ubicado en la calle Román del Valle, s/n, en el Gran San Blas - Madrid-17, para ir de capellán de emigrantes al país europeo al que fuera destinado. Gregorio y José María irían a México. Gregorio, se ha quedado allí, y José María ha vuelto a Zaragoza en su jubilación.

Era el primer fin de semana nuestro en la capital de España y queríamos husmear un poco por la movida madrileña de entonces. Prácticamente todo quedaba ubicado en las calles adyacentes tras el edificio de la Dirección General de Seguridad.

Entramos por la calle Espoz y Mina recorriendo el entonces “meollo” de Madrid, sus calles estrechas llenas de bares, restaurantes, tabernas y diversos servicios muy demandados por las gentes, hasta llegar a la plaza Mayor. Todo un mundo desconocido por mí. Mucha gente, mucho bullicio, músicas, olor a taberna. Gente entrando y saliendo de los establecimientos constantemente. Pinchos, cervezas, tintos y blancos, y café, mucho café, era lo que se consumía. Un mundo fascinante para nuestros treinta años de vida recorridos. Doce años continuos en un riguroso internado, el Seminario, dedicados al intenso estudio, a la oración, y al deporte. Cinco años intensos en el ambiente rural como curas de pueblo, y de pronto nos encontramos en un mundo “mágico” como de ensueño creado por la vorágine de la Capital de España, Madrid.

Restaurantes, bares y salas de fiesta que a modo de recopilación de aquella época, nos recuerdan los nombres de: Corinto, Universal, Noche y Día, La Rosa de oro, La Tasca, Corral de la Morería, El Pirata, El Pulpito, La Romería Andaluza, Las Cuevas de Luis Candelas, Gran Taberna Gitana, Morocco, Moulin Rouge, Canasteros, Duende, Las Brujas… (1)

Nosotros entrábamos en los que nos parecían más discretos y eran más asequibles para nuestra economía. Pero los nombres titulares de los establecimientos nos llamaban poderosamente la atención.

El “Señor de la Capa”, nuestro Gregorio Ciria, venía de Monegrillo; José Mª Gracia Ochoa había dejado el pueblecito zaragozano de Perdiguera; yo acababa de llegar de los Meandros del Ebro en Cinco Olivas, Alborge y Sástago. Tres curitas de pueblo camuflados entre la muchedumbre. Una sensación extraña impregnada de libertad. “El Señor de la capa y los acompañantes”. La capa le caía “bordada” a aquella figura alta, delgada, estilizada, de facciones finas y blancas, que se hacía acompañar por dos personas a derecha e izquierda, y que era el centro de las miradas. Era un placer sentir el anonimato entre tanta gente por aquellas calles estrechas tras la Puerta del Sol y de la Plaza Mayor de Madrid. Una familia de Monegrillo (Los Monegros), le había hecho el regalo de una capa antigua transmitida de generación en generación que habían usado sus antepasados. Era un precioso regalo que Gregorio quiso estrenarlo en el casco antiguo de Madrid.

Por cierto yo estoy también en posesión de una capa similar de la familia de mi esposa procedente de Azuara y de Belchite. Toda una reliquia. Al igual que un antiguo bastón que lleva incorporado en su interior un espadín de hoja tridimensional y muy afilada.  

 

A las nueve de la mañana del lunes estábamos ya los tres en el IAPLA  (Instituto de Adaptación Pastoral Latinoamericano) para recibir nuestras clases de preparación para nuestros destinos como sacerdotes misioneros. Los del “Migrans” teníamos en común las clases por la mañana con los del IAPLA. Las tardes las dedicábamos a lo específico nuestro según nuestros destinos. Hispanoamérica los unos, y Europa los otros.

 Si el impacto de la movida madrileña de entonces fue grande en nosotros, más grande fue la movida intelectual y académica que recibíamos en el IAPLA. Recordemos que estamos en Otoño de 1.968.

Profesores progresistas. Libros multicopiados y traídos clandestinamente a  España (durante la Dictadura de Franco, los libros publicados en el resto de Europa entraban a España con cuentagotas). Nuevas ideas que al escucharlas te “quemaban”, pero que al mismo tiempo te daban luz y vida. Todo el mundo occidental era un hervidero. El Concilio Vaticano II había terminado. Sus conclusiones impactaron en todo el orbe católico. El Mayo del 68 francés extendía su sombra, mejor su luz, por Europa y América. La “miseria” en la que había quedado Europa por el desastre de la guerra se estaba superando ampliamente. Los curas obreros cada vez eran más numerosos. Las Comunidades Cristianas de Base florecían por todas partes debido a la apertura de par en par de las ventanas de la Iglesia por aquel abuelo, el papa Juan XXIII. Gregorio Ciria, José Mª Gracia Ochoa y yo, compañeros de curso en el seminario desde niños, vivíamos intensamente aquel ambiente intelectual. Nuestro trabajo como curas de pueblo era ampliamente recompensado con aquel baño de doctrina humanista y cristiana que abría caminos insospechados para todo el mundo. Éramos felices y no perdíamos el tiempo.

La Teología oficial era ampliamente superada. De la Teología Dogmática se pasaba a hacer hincapié en la Teología Política. En Hispanoamérica comenzaba la Teología de la Liberación. Y los de la HOAC con Tomás Malagón construían la Teología Social. Teología hecha desde abajo, desde las bases cristianas, desde el esfuerzo y desde el sufrimiento por el trabajo arduo y mal recompensado de la clase trabajadora; trabajo realizado con el sudor de sus frentes, y desde su fe que se veía zarandeada por el maremoto ideológico del entorno. No era una teología elaborada desde los despachos oficiales. Ni tampoco por los que habitualmente estaban instalados  en un trabajo realizado con el sudor del de enfrente.

Pocos sábados volveríamos a juntarnos en las calles tras la Puerta del Sol. No teníamos tiempo. Yo procuraba acercarme cada vez más a la HOAC y a la ZYX. Cursillo de fin de semana que se organizaba en Segovia, cursillo que no me perdía.

 

La ZYX tenía alquilada la Casa de Ejercicios Espirituales del obispado de Segovia que dirigía el amigo Félix Díaz, donde se realizaban casi todas las actividades formativas para los militantes de la HOAC y seguidores de la ZYX.

 

En el IAPLA hicimos cursillos sobre Iniciación al Marxismo y Comunismo con el sacerdote y profesor Ricardo Alberdi.

 

Especialmente intenso fue el Cursillo de El Proletariado del P. Ricardo Alberdi del Instituto Social “León XIII”, Madrid, octubre de 1.968. Estos cursillos fueron impactantes. A través de mis ojos abiertos como platos, se abría también mi entendimiento. Un escenario insospechado se mostraba ante mí. Comenzaba a hacerme intelectualmente “adulto”. Emocionalmente quedaban atrás mis niñerías, como dijo en su día el mismo San Pablo al describirse como hombre cristiano. (1ª Carta a los Corintios, 13, 11-13). (2)

 

La visión del proletariado de Alberdi era extensa y completa. Sin cortapisas. Sin límites. La forma de presentar este tema, como los demás temas de tipo teológico, antropológico y social que se impartían en el Centro de Estudios, era totalmente distinta a la impartida en el Seminario. No había barreras religiosas en la inmersión y en el estudio de todos los temas. No había adversarios a los planteamientos que se hacían, sino compañeros de camino en busca de la verdad. El mundo al que nos íbamos a enfrentar exigía estar bien preparados.

En todo caso, Alberdi, se limitaba al final de todo su trabajo a hacer algunas observaciones sobre las “ideas cristianas de las que proveníamos”. Y así lo hacían los demás profesores. La postura venía a ser más o menos ésta: “hay que conocer todo lo más posible la realidad del mundo y de su historia, pero teniendo cuidado con no traspasar la barreras de nuestros Dogmas”.

 

El estudio del Marxismo y del Comunismo de la mano de Tomás Malagón, sacerdote y teólogo, fundador con Guillermo Rovirosa de la HOAC y de la ZYX, después ZERO, era otra cosa. Aunque después volveré sobre este tema, quiero dejar clara la diferencia en el tratamiento y estudio de estos temas. (3)

Con Malagón, no estudiábamos solo el Marxismo, es que nos hacíamos marxistas sin ninguna cortapisa, sin ninguna pega, sin ningún límite, sin ninguna crítica a Carlos Marx, al menos en la aceptación del esfuerzo que hizo Marx para comprender el mundo y su historia. Si nos queríamos meter de lleno en el “mundo proletario” en el que vivían las clases trabajadoras de entonces, “teníamos que hacernos marxistas”. Así, sin más. A imagen y semejanza como decíamos en teología que Dios se hizo Hombre y se encarnó en Jesús de Nazaret. Nosotros nos hacíamos marxistas. Marxistas, anarquistas, socialistas, existencialistas, e incluso ateos. Ateos, al menos, metidos en su visión, y haciendo esfuerzo por comprenderles, aceptando sus críticas a la religión, aceptándolos tal como eran, y desde ellos buscando una salida común, para ellos humanista, para nosotros humanista y cristiana.

A partir de nuestro bautismo marxista, el esfuerzo lo hacíamos para compaginarlo con nuestra fe en el Mensaje de Jesús de Nazaret. Para ello estudiábamos la Historia de la Iglesia y de los Dogmas Católicos dialécticamente (con el método dialéctico marxista ahondando en el análisis que Marx hacía descubriendo los niveles en los que la sociedad está estructurada: el nivel de lo económico, de lo social, de lo político, de lo cultural y de lo religioso) afinando las definiciones dogmáticas, y entresacando qué es lo que se quiso decir con ésta o la otra formulación dogmática en los tiempos en los que se hicieron y el por qué se hicieron, hasta encontrar un equilibrio entre nuestra fe y nuestra visión marxista. En el fondo, todo lo que procede del hombre puede confraternizarse mediante un diálogo serio, riguroso y sin prepotencias.

 

Sería lo que ayer mismo me decía nuestro compañero Luis Roda Cerdán en su trabajo Programa Psicoeducacional desarrollado en Modelo de Creática y Desarrollo Integral: “no podemos afirmar de una forma contundente que una determinada formulación de la verdad es un completo error, ni ésta es la verdad completa que no necesita matizaciones o complementarla con otras formulaciones. La adecuada actitud científica y también de cualquier persona es escuchar la verdad de otro y manifestarle la propia. (Instituto Internacional de Creática y Estimulación Integral. Y el Centro Español de Creática, adscrito al Internacional constituido bajo la dirección del psicólogo Dr. Natalio Domínguez Rivera). Zaragoza, 15-05-2009.

 

Entre la postura intelectual de Tomás Malagón, la nuestra como militantes de la HOAC-ZYX, y la expresión de Luis Roda Cerdán en la actualidad, hay nada menos que cuarenta años de distancia.

 

Toda la Naturaleza es Dialéctica. Por tanto el hombre y su historia son dialécticos. La Sociedad es dialéctica. Las relaciones entre los hombres son dialécticas. Nos guste o no nos guste. Es algo que es así. Dios también es Dialéctico (recordemos el misterio de la Santísma Trinidad). Pero volveremos sobre el tema.

 

Se acercaba ya la navidad del 68, y con ello el final de nuestra estancia en Madrid, cuando fuimos informados de nuestros destinos como Capellanes de Emigrantes.

Mi destino fue la ciudad de GAP en Francia.

Se me dijo: “Te enviamos ahí porque eres el que mejor puedes desarrollar, de los que estáis en esta promoción, una buena labor con los españoles emigrantes”. Esto me lo decía el Rector del “Migrans”, don Efrén Lobo, un sacerdote procedente de Segovia, y perteneciente al OPUS DEI.

La verdad es que yo debía tener buenos informes de don Vicente García Chus, sacerdote de la OBRA en Zaragoza, y muy querido por mí. Yo entonces estaba bajo una cierta influencia del OPUS.

 

   Gap es una localidad y comuna francesa, capital del departamento de los Altos Alpes, con una población de 32.262 habitantes (1999) según datos del INSEE. Es la cabecera de seis cantones: Campagne, Centre, Nord-Est, Nord-Ouest, Sud-Est y Sud-Ouest.

 

(Ver en: http://es.wikipedia.org/wiki/Gap_(Altos_Alpes)

A medida que yo me iba empapando de la visión sobre el mundo que se tenía en la HOAC-ZYX, me despegaba de la posible influencia en mí de la visión del mundo que se tenía en el OPUS DEI.

 

Eran visiones totalmente diferentes, y aun opuestas. La HOAC tenía una fe, una teología y un método que partía desde abajo, desde el trabajador, encarnados en ellos, hechos una misma cosa con ellos. Era una fe en la Encarnación de Dios en Jesús. Una teología que arrancaba desde la experiencia y vivencia de la fe de los trabajadores cristianos. Un método que se creía, y se sigue creyendo, como más justo y eficaz para trasformar la sociedad, y ello según el Evangelio. Trasformar la sociedad desde ellos, con ellos, y para ellos.

 

El OPUS, a mi modo de ver, es una visión desde arriba, desde el que parece ser “tiene más posibilidades de hacer el bien”. Sería una postura similar a esta: “yo sé mejor que tú lo que te conviene”. “Por tanto debes aceptarlo con los ojos cerrados”. “Por lo que es muy importante ocupar los puestos más importantes en la sociedad para desde ellos poder cristianizar a las gentes más y mejor”.

(El Opus Dei: fundado por José Mª Escrivá de Balaguer en 1928. Era una asociación de fieles católicos que buscaba la santificación personal de sus miembros. Adquirió gran importancia en la España de los años sesenta).

 

Yo me sentía feliz porque había encontrado mi camino como sacerdote, pero sobre todo como hombre. Tenía por tanto una gran ilusión por desempeñar mi labor sacerdotal en la tierra que había acogido a mi padre en su exilio como refugiado por causa de la Guerra Civil Española. Era un deber para mí ofrecer mi vida al servicio especialmente de los trabajadores españoles en Francia. En ese tiempo mi padre había trasladado ya su residencia a España. Pasó de desempeñar una labor de viticultor en Burdeos a un trabajo de peón de albañil en Zaragoza.

El alimento espiritual e intelectual que recibía de la HOAC, así como el arropamiento humano por parte de sus militantes, me llenaba plenamente y daba seguridad e ilusión a mi vida.

 

 Pero un día, cerca ya de la Navidad del 68, en una tertulia de café con mis compañeros del “Migrans” se entabló un diálogo informal sobre nuestros destinos.

Yo no sé si algunos estaban descontentos con el destino que se les había asignado. Lo cierto es que hubo un momento en el que, dentro del contexto de la conversación, se me ocurrió decir que yo no me sentía capellán de emigrantes “enviado por Franco”, sino que me sentía enviado por la Iglesia Universal y por supuesto al servicio exclusivo de los trabajadores emigrantes.

Aquella referencia a Franco no gustó a algún compañero, entre ellos un tal Alonso. La discusión se acaloró, y nuestras caras se miraron frente a frente como gallos de pelea. Yo quedé algo sorprendido por la discusión, pues mi mente estaba más en la visión de España que iba descubriendo a través de los militantes de la HOAC, que en la realidad que tenía delante según mis compañeros capellanes de emigrantes. Era evidente que la mayoría de mis compañeros y yo no estábamos en la misma onda.

Fui un ingenuo. Mi sinceridad me traicionó.

Entre aquellos compañeros había también un sacerdote de Zaragoza, Eugenio Laboreo Bodoque, que me llevaba cinco cursos académicos de diferencia en el seminario, y por tanto era mayor que yo. También se iba de capellán a Francia. Él prudentemente calló y no intervino en la discusión.

 

Mi sorpresa fue que el último día en el “Migrans”, Efrén Lobo me comunicaba que mi destino había sido anulado. Era rechazado como capellán de emigrantes.

 

Al rector Sr. Lobo le comunicaba los cursillos que iba haciendo por mi cuenta en la HOAC y en la ZYX en Segovia. Hay que tener presente que me confesaba con él, y que D. Efrén era mi consejero recomendado desde el OPUS de Zaragoza. Personalmente fui siempre sincero con él. Siempre creí que yo estaba haciendo lo mejor para el servicio del trabajador español en Francia. Visto desde la perspectiva actual (tengo setenta y dos años) he de decir nuevamente que fui un ingenuo, que mi sinceridad me traicionó.

Pero yo aceptaba los acontecimientos tal como iban viniendo. En mi interior sentí pagada la deuda en cuanto a mi dedicación con los españoles en Francia. Y por otra parte cada vez más se abría la idea de hacerme cura obrero. Los hechos fueron empujándome hacia ello. No sentí necesidad de pedir explicaciones de mi rechazo como capellán de emigrantes o de recurrir y defenderme. Percibí que todo estaba muy decidido y determinado. Efrén Lobo nunca me preguntó qué había pasado en aquella tertulia de café. Alguien me juzgó y me condenó sin poder dar yo ninguna explicación, ni de poder excusarme o de pedir perdón si así era exigido por los demás.

 

Tengamos en cuenta que estamos hablando del otoño del 68. El mundo estaba muy convulso. España iba rompiendo las ataduras de la dictadura de Franco. Pero Franco tenía muy bien todavía agarrada “la sartén por el mango”.

 

(El Universo (universo.com) en Abril 15, 2008 MADRID, España | AFP, publicaba un artículo en el 40 Aniversario en el que entre otras cosas decía lo siguiente:

“Mientras en París los estudiantes se rebelaban en mayo del 68, España, una dictadura franquista aún fuerte aunque a punto de entrar en su época de declive, hacía frente a los primeros asesinatos de ETA y a la pérdida de Guinea Ecuatorial en África”.

“La dictadura de Francisco Franco (1939-1975) se encontró enfrentada así a un grupo armado, que apenas dos meses después de su primer asesinato mataría al policía Melitón Manzanas, considerado un símbolo de la represión franquista”.

“Manuel Fraga Iribarne, ministro de Información y Turismo, el 12-10-68 firmó el acta de independencia de Guinea Ecuatorial”. Ver en:

(http://archivo.eluniverso.com/2008/04/15/0001/14/69916DE16B60408B8A8D17036FCAD1EF.aspx).

 

La HOAC y la ZYX estaban en entredicho no solo por el poder franquista sino  también lo estaban por la Jerarquía Eclesiástica. El Arzobispo Morcillo que me había ordenado sacerdote en Zaragoza estaba rigiendo la Archidiócesis Madrileña. Deseaban “cargarse” aquella HOAC que presidía Francisco Mera Bermejo antiguo militante comunista catalán y convertido al cristianismo en el contacto con el también catalán Guillermo Rovirosa, fundador de la HOAC.

 

(Pepe Juárez, militante de la HOAC de Málaga en un trabajo titulado “Aproximación a la Historia de la HOAC de Andalucía en el contexto de la HOAC española” viene a decir:

"En 1963 comienzan los planes de desarrollo de la mano de los tecnócratas del Opus Dei. España abandona su reducto del subdesarrollo y se convierte en la décima potencia industrial. Promovido por el arggionamiento conciliar y avivado por la revuelta del clero y la izquierda católica, el desgaste profundo de las relaciones de la Iglesia con Franco desemboca a partir de 1969 en desavenencia continua.

La policía no tiene duda de la combatividad de los clérigos en la oposición y el uso de dependencias eclesiásticas como infraestructura de actividades subversivas.

Los franquistas acusan a la Iglesia de aprovecharse del fuero eclesiástico para actuar impunemente contra el régimen." (García de Cortázar)

“La pertenencia de los militantes de la HOAC a distintas organizaciones políticas, vecinales y sindicales va creando una forma distinta de ver el compromiso y a la propia HOAC

La actuación de la Jerarquía eclesiástica sobre la Acción Católica, e incluso no aceptar el nombramiento de Francisco Mera como Presidente, crea una situación de crisis en la HOAC cuya resolución la facilitará en 1969 el Cardenal Casimiro Morcillo con el compromiso de mantener un estatuto propio. En la resolución de esta crisis tuvo un papel muy importante la incipiente Zona de Andalucía.

En la IX Reunión Nacional de Estudios celebrada en Almería 1967 se intenta salir de la crisis o por lo menos dar una respuesta a la misma. La situación se agudiza en los dos plenos de Presidentes celebrados en 1968. En la XI Reunión Nacional de Estudios celebrada en Pamplona en 1969 se ponen de manifiesto todas las tendencias y diferencias en el seno de la HOAC lo que definitivamente provoca una crisis que amenaza con su disolución, hasta el punto de que las diferentes enciclopedias o libros especializados de historia dejan de mencionarla desde ese año. Ver en:

(http://www.diocesismalaga.es/hoac/index.php?mod=historia )

 

Como dato curioso recuerdo que un día en los primeros años de los 70 nos juntamos clandestinamente unos cuantos en casa de Antonio Blanco y de su esposa Isabel, entonces vecinos de Zaragoza. Cenamos frugalmente y pasamos a tratar los temas por los que nos reuníamos. En el transcurso de la reunión manifesté que a mí se me había prohibido ir de capellán de emigrantes a GAP.

Isabel me preguntó la fecha, se la dije, y seguidamente exclamó: “luego tú eras el que estuvimos esperando largo tiempo como capellán nuestro que venía de España”.

Ella era la Trabajadora Social en GAP enviada por Emigración para atender a los españoles.

Y continuó: “como tú no venías, al final enviaron a un sacerdote valenciano para cubrir tu puesto. Ese sacerdote es Antonio, mi marido”.

Nos reímos un rato con la coincidencia de los hechos. Antonio fue una temporada Gerente de ATADES (Asociación Tutelar Asistencial de Discapacitados Intelectuales de Zaragoza). Yo era el chófer que trabajaba llevando el camión de la empresa.

 

Volví a Zaragoza para pasar la Navidad en casa de mis padres.

 

Ruptura con el obispo Cantero.

 

En los primeros días de Enero de 1.969 fui a ver al Arzobispo Cantero.

Le había llegado ya la notificación de mi rechazo como capellán de emigrantes en Francia. Mostraba un gran enfado, pues él se sentía cuestionado por el fracaso que suponía la situación creada por mí. Y ya tenía planteada una salida a la situación.

Me enviaba castigado a unos pueblos del Bajo Aragón, cuyos nombres sin desearlo he olvidado. Estaban lejos de Zaragoza y además esos pueblos estaban planteados como transferibles a la Diócesis de Teruel. De un plumazo, y sin haber hablado conmigo sobre lo acaecido en el “Migrans”, me mandaba lejos y esperaba que terminara pasando a pertenecer a otra Diócesis. Lo que hacía con ello era que “la supuesta peste que era mi persona” quedaba endiñada a su prójimo, al obispo de Teruel.

Le dije que yo no había hecho nada malo. En todo caso mi pecado estuvo en ser un imprudente al expresar mi rechazo a sentirme “capellán de Franco”. Por mi parte no aceptaba mi destino a esos pueblos como castigo, por lo que si no había otra salida, me pondría a trabajar como cura obrero. Mi decisión quedaba fuera de su decisión. No me moriría de hambre. Ganaría el pan con el sudor de mi frente.

Esta idea, aunque pueda parecer una puerilidad, en aquellos tiempos era muy subversiva: un cura obrero no se moría de hambre al “destetarse de las ubres diocesanas”. Estaba siendo contemplado por otros muchos compañeros sacerdotes que se cuestionaban su sacerdocio como puros hacedores de ceremonias.

Moralmente los amigos Antonio Ramos y Alfonso Milián me arroparon y estuvieron a mi lado. Creo que en el fondo no aprobaban el proceder de Cantero.

Los sacerdotes Mariano García Cerrada, Consiliario de Cáritas, y José Aznar, artista y pintor, vinieron inmediatamente en mi ayuda. Me ofrecían ser Maestro de una Escuela Unitaria Privada situada en los bajos de una casa de la calle Lausana de Zaragoza. La escuela era propiedad de un amigo de ellos que ejercía de Maestro en el pueblo de Gallur. Lo acepté. Como vivía en el Barrio de Las Fuentes en casa de mis padres, antes de ir a la escuela decía misa en la parroquia de San José Artesano.

 

Alguna vez me he preguntado qué hubiera ocurrido, si humildemente hubiera aceptado mi destino, y hubiera sido sacerdote en aquellos pueblos.

Y la respuesta siempre ha sido la misma: con la experiencia de mis cinco años de cura en Cinco Olivas y Alborge (Ver la 1ª parte de El Dios de mi pequeña Historia en: http://abosque.bravehost.com/ex/subportica/Articulos/Molina2/ElDiosRural.htm ) y todo el bagaje de conocimientos y compromisos que llevaba conmigo, hubiera seguido trabajando a tope y me hubiera incorporado al movimiento JARC (Juventud Agrícola y Rural Católica). Hubiera trabajado conjuntamente con mis compañeros sacerdotes en el Bajo Aragón hasta los hechos acaecidos con la inundación del pueblo de Mequinenza por el pantano en el río Ebro, y los hechos que constituyeron el “Caso Fabara”.

Es decir que hubiéramos llegado a parar al mismo punto, como se verá más adelante, al dimitir de sus cargos 24 sacerdotes en solidaridad con la destitución como Párroco de Fabara de Wirberto Delso Díez. (Ver en Subpórtica:

http://abosque.bravehost.com/ex/subportica/Articulos/index.htm ).

 

El año 1969 lo pasé  como maestro de escuela unitaria en Zaragoza. En ese año ocurrió que el Arzobispo Cantero tampoco pudo aguantar al sacerdote José Ignacio de Miguel, párroco de San Agustín y responsable de la Residencia de Trabajadores que había en la calle Cartagena, hoy prolongación de la Avenida Cesáreo Alierta.

El compañero Vicente Rins Álvarez, Consiliario de la JOC (Juventud Obrera Católica) se presentó una mañana en la escuela poniéndome al corriente de lo que estaba ocurriendo en calle Cartagena. Comenzamos un movimiento de solidaridad con el amigo José Ignacio. Pusimos en marcha un movimiento destapando la maniobra del desmantelamiento de un centro de jóvenes cristianos seguidores del Concilio y del Evangelio. Todas las gentes progresistas de entonces colaboraron en los hechos solidarios. Para nosotros era evidente que Cantero estaba más con Franco que con el Concilio Vaticano II de la Iglesia Católica.

La residencia obrera de la calle Cartagena estaba llena de jóvenes trabajadores de los que la mayoría pertenecían a la JOC. Resultaba una residencia más económica que cualquier otra hospedería. Eran jóvenes venidos a trabajar a la ciudad desde el campo aragonés y algún que otro emigrante de otros lugares. Cerrar la residencia era poner en la calle a los más desvalidos. Pero para las autoridades “era un nido de comunistas”. Cosa que no era cierta. Recuerdo la persecución que se hizo al muchacho obrero procedente de Guinea Ecuatorial hospedado en la residencia obrera; se llamaba Santiago y era negro. La policía lo iba buscando, y nosotros lo íbamos escondiendo. Al final fue a parar a Barcelona, donde se perdió por algún tiempo en el anonimato.

Cantero seguía fiel a las consignas del entonces Gobernador Civil Federico Trillo Figueroa.

 

Subvertores de conciencias.

 

Al terminar mi jornada escolar y especialmente los fines de semana lo dedicábamos a la distribución de los libros ZYX, después ZERO. Unos cuantos militantes de la HOAC, teníamos como compromiso temporal la extensión de aquella tarea socio-cultural, la difusión de los libros de la editorial, de la mano del coordinador-delegado, Damián Velásquez Vaos. El amigo Damián.

 

 

 

Guillermo Rovirosa nació en un pueblo costero, Vilanova i Geltrú situado al sur de Cataluña. Aunque amó a esta tierra, fue un hombre universal: en el corazón le cabía el mundo entero. Desde joven recibió una gran influencia de su madre, quien quedó paralítica a los pocos meses de nacer Guillermo. De ella heredó su capacidad de sacrificio y la alegría profunda en el dolor. El dolor callado de su madre significaría mucho en su Futura conversión.

De su padre heredó un radical amor a la verdad. Estas dos cosas marcarían la vida de Rovirosa hasta el final. (1.897-1.964)    http://www.guillermorovirosa.com/noticias110.htm

 

Los libros sobre: “formación social”, “historia”, “temas de actualidad”, “literatura y arte”, y en especial la “colección lee y discute”, “promoción del pueblo”, “se hace camino al andar”, y “pueblo de Dios”, nos los quitaban de las manos por el interés que despertaban los temas y por lo asequibles que eran sus precios. La gente tenía ganas de “comer pan blanco”; es decir, de leer libros sin pasar por la censura previa. (4)

Por otra parte empezaban a entrar en España clandestinamente los libros de Ruedo Ibérico.

(RUEDO IBÉRICO. Editorial fundada en 1961 en París por cinco refugiados españoles de horizontes políticos diversos con clara orientación antifranquista. Publicó libros de historia, economía, sociología y política prohibidos por la censura en España. En 1977 se trasladó a España y en 1982 cerró. Publicó también la revista Cuadernos Ruedo Ibérico (1965-1979) en la que colaboraron J. Goytisolo, Joaquín Leguina, Jorge Semprún, Pasqual Maragall, F. Claudín y otros).

 

Veamos algunos primeros títulos de las diversas colecciones de la ZYX a modo de ejemplo: ¿De quién es la empresa?-G.Rovirosa; Pablo Iglesias, de su vida y de su obra-Julián de Zugazagoitia; Fugger, banquero del emperador-J.Ruiz Carnal; El primer traidor cristiano, Judas el Apóstol-G.Rovirosa; Personalismo obrero-Carlos Díaz; La miseria de los zapatos-H.G.Wells-El mercado-E.Bellamy; El Apocalipsis-J.Gómez Casas; Las dos vías de la teología-B.Lambert; (4)

 

Aquel movimiento socio-cultural de “anarquistas de corte cristiano”, como diría en su día el historiador Manuel Tuñón de Lara, era calificado por el ministerio de la Gobernación de Franco como “subvertores de conciencias”. (5) Para nosotros era el mejor piropo que nos podían echar. Jesús de Nazaret llamaba a la gente a ser “levadura en la masa” (Lucas, 13, 21), “fermento”, “semilla de mostaza que es chiquita cuando se siembra pero que después viene a ser un árbol grande”, “grano de trigo oculto bajo tierra que después dará mucho fruto”, etc.

 

Cuando la gente que me conocía me veía vender libros en una pobre mesa en la plaza de Aragón, donde estaban entonces las estatuas de la “Bella durmiente” y la “Mujer pobre”, unos se admiraban, y se escandalizaban otros. Más de una vez los “Guerrilleros de Cristo Rey” me rodearon mofándose de mí. Pero nunca pasó nada porque nuestro permiso de vendedor ambulante estaba siempre en regla, y los libros habían pasado la censura establecida por el Señor Fraga Iribarne.

 

Llegó un momento que el Gobierno de la Nación se cargó la Editorial ZYX para cortar “aquella mancha de aceite que se iba extendiendo”. Al día siguiente aparecía la Editorial ZERO, cuya documentación legal, y con nombres nuevos, permanecía archivada en un cajón por “si algún día hacía falta”. ZERO era hija de la anterior, y ZYX quedaba como distribuidora en exclusiva de todos sus libros. Si la primera tenía su sede en Madrid, la segunda la tendría en Bilbao. Pero todo era lo mismo. Todo continuaba igual. Seguimos distribuyendo los libros en todo tiempo y lugar.

 

Un día decidimos llevarle un buen muestrario de libros ZYX al sacerdote Félix Cardiel que estaba de cura párroco en Azuara. Se quedó unos cuantos. No había pasado un año cuando después de pedir su traslado a Zaragoza se le destinó a la parroquia de Ntra. Sra. de Nazaret en el Picarral. Al poco tiempo Cardiel se hizo cura obrero trabajando de peón de Albañil.

 

 Con los libros ZYX-ZERO nos pateábamos todo Aragón. Los barrios, las fábricas y la universidad, eran nuestro campo de trabajo preferido en Zaragoza. (4)

 

Las reuniones de los equipos de revisión de vida y acción, tanto de la HOAC como de la JOC, nos empujaban constantemente. Aquel “ver, juzgar y actuar” era un cocedero de militantes cristianos. Había apoyo humano, reflexión constante, corrección fraterna, iluminación de las propias ideas con las ideas de los demás y todo visto a la luz del Evangelio.

Eran personas como Angel Liso y su esposa María, Dionisio Santolaria y Tita Bravo, Fermín Ezpeleta y su mujer Dioni, Enrique Subiza y María, Torrecilla, Ángel Pelét, Jesús Arcusa, Daniel Aldana, José del barrio de La Paz, Arellano, las hermanas Montalbán, Agustina, Julia y María José, Marisa Sanjuán, el consiliario de la HOAC Gregorio Forniés, Javier Bolsa, el Consiliario de la JOC Vicente Rins, José Luis García Remiro y D. José Bosquet que les dejaba plena libertad para actuar en el barrio de Oliver. Igualmente ocurría en la Parroquia de San Eugenio Papa en Torrero con los sacerdotes Fermín Sanz, Ignacio Zamboray; en Nuestra Señora de La Paz con Cesar Royo y Miguel Lozano; en el barrio de las Delicias con Daniel Ortega y en el Centro CODEF con José Luis Cuartero; en el Picarral en la Parroquia de Ntra. Sra. de Belén con los jesuitas Luis Anoro, Carmelo Martínez, Álvaro Alemany, el Padre Juan Acha; y tanta gente que trabajaba en la sombra, silenciosamente, calladamente, en el más estricto anonimato, pero no menos eficaces en los objetivos que nos marcábamos, eran gentes instaladas permanentemente en una labor de “intendencia” y de apoyo “subversivo”, necesario, fundamental, y cristiano.

Compromiso cristiano, cultural, político y sindical que desembocaba en una USO (Unión Sindical Obrera) clandestina, campo directo de trabajo de cara a todos los trabajadores. El trabajo codo con codo con los partidos clandestinos que actuaban en Aragón era obligado. Todos éramos “caminantes haciendo camino al andar”.

Nosotros lo teníamos claro, más que hacer una Iglesia hermosa y fuerte, deseábamos hacer un mundo más justo, un “mundo mejor” como el predicado por el Padre Lombardi en las décadas de los años 50 y 60, pero con mayor radicalidad, pues no solo iba dirigido a la conversión personal del individuo, sino que denunciaba las estructuras de poder y de abuso de los trabajadores, y causa de la pobreza en el mundo, el Capitalismo. En definitiva deseábamos trabajar por la construcción del Reino de Dios y su Justicia, meollo del Evangelio de Jesús de Nazaret. Deseábamos una sociedad más justa.

 

Buscábamos la libertad para construir un mundo más justo. Este principio era fundamental en la HOAC de Rovirosa.

 

Tomás Malagón, el sacerdote que creyó en los pobres. (1.917-1.984).

http://hoaccadizyceuta.blogspot.com/2009/02/25-aniversario-de-la-muerte-de-d-tomas.html

 

 

         Tomás Malagón repetiría muchísimas veces que lo importante era la plena disposición para el seguimiento de Jesús de Nazaret y de su mensaje: “trabajar por el Reino de Dios y su Justicia que comienza ya en nuestra historia”.

Pobreza, castidad y obediencia para obrar con plena libertad. Y la libertad para construir ese Reino de Dios y su Justicia para todos los hombres, en especial para los más pobres.

La pobreza en sí misma es una desgracia. La pobreza personal y voluntaria para ser más libre en el seguimiento de Jesús de Nazaret y cumplir su mensaje construyendo un mundo más justo, por encima de todo, es la “perla preciosa” de la que se habla en el Evangelio. (Mateo, 13, 44-52).

La castidad en sí misma es una limitación de las posibilidades del hombre y de la mujer. Y una limitación por ser Eunucos que “propter se castraverunt”, para satisfacción propia. La castidad adquiere su pleno sentido cuando es para ser más libre en función de la construcción del Reino. Entonces la castidad se convierte en un valor evangélico. (Mateo, 33, 1-2).

La obediencia a las personas suele conducir al borreguismo, a la idolatría, a “castrarse” al servicio de otro hombre. Es aquello de “estar al sol que más calienta”. No lo es aquello de: “Nunca más servir a señor que se me pueda morir”, que decía San Francisco de Borja, (1.510-572).

(Ver sobre él en: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/f/francisco_de_borja.htm ).

 

       Si a algo, o alguien, tiene que obedecer el cristiano debe de ser al Mensaje de Jesús, a ese Reino de Dios y su Justicia que empieza “hic et nunc”, aquí y ahora. Entonces esa obediencia se convierte en un valor incalculable. (Mateo, 6,24 y Lucas, 16, 13).

En definitiva, ser pobres para ser libres. Fuera ataduras, fuera impedimentos, fuera excusas. Pobres para ser libres como “los pájaros del cielo y las flores del campo” según decía el Nazareno. (Mateo, 6, 28).

Ser castos para ser libres. Castos con pureza de alma y limpieza de corazón, como los niños. Sin ser esclavos de nada ni de nadie. (Mateo, 18 3).

Y siendo pobres y castos ser obedientes, no a persona alguna, sino al Mensaje de Jesús de Nazaret que fue  capaz de jugarse la vida por el Reino que predicaba, Reino de Justicia y de Paz. (6)

En una oportunidad, y ante el peligro de ser condenados por el poderoso Sanedrín, los Apóstoles respondieron a la insistencia de aquellos señores: “Pedro, junto a los Apóstoles, respondió:

Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres ha resucitado a Jesús, al que ustedes hicieron morir suspendiéndolo del patíbulo”. (Hechos 5, 29-30).

 

“Es una entrega total y solidaria en mejorar el mundo a favor de los más oprimidos”. (Tomás Malagón).

 

(En el sentido indicado, es decir obediencia al mensaje y no a personas, es muy interesante leer un libro muy enjundioso del Centre d´Estudis Cristianisme i Justícia, titulado Idolatrías de Occidente, de José I. González Faus, Xavier Alegre, Joan Carrera, Albert Florensa, Alfons Banda, Jordi Armadans, Dolors Oller, y F. Javier Vitoria Cormenzana. Barcelona, octubre, 2.004).

 

 

La formación en la HOAC.

 

Durante el año 1.969 y aprovechando algunos fines de semana y en mis vacaciones escolares, aproveché para hacer los cursillos de la HOAC-ZYX que me fueron posibles.

Entre los numerosos cursillos que se impartían y después de realizar el Cursillo de “Iniciación a la HOAC”, había uno muy importante que se titulaba “La fe en el mundo de hoy” (cursillo organizado por ZYX para promoción de nuestro pueblo), decía el subtítulo. (6)

 

Comenzaba la introducción aclarando el concepto de promoción integral del pueblo. Porque “promoción es una palabra muy desgastada, que ha perdido por el uso las aristas, como los cantos de un río”. Palabras que se han convertido en un tópico.

Promoción es el desarrollo de toda la persona y de todas las personas. Y ello en el orden económico, social, político, cultural y religioso. De tal manera que todo hombre desarrolle sus posibilidades, a imagen de Dios. Es decir, todo lo que sea posible, y ello durante toda su vida.

Pero vemos que la situación real en la que vive una gran parte de la humanidad es de alienación. Porque una persona está alienada cuando no realiza sus posibilidades y aptitudes: a) porque las ignora, o b) porque no las cultiva, o c) porque se la expolian.

Para nosotros promoción es plenitud. Y Alienación es privación. (6)

 

Y entendemos promoción en un triple sentido:

- Económica porque el hombre es un ser de necesidades, es un ser esencialmente económico. Por tanto mientras no pueda satisfacer sus necesidades biológicas fundamentales, no podrá realizarse en estratos superiores.

- Socio-política porque el hombre es un ser que vive con otros hombres, nunca podrá desarrollarse a sí mismo aisladamente, si no lo hace en solidaridad y en colaboración con los demás. Lo que hace que el hombre sea un ser esencialmente social y político.

- Cultural o ideológica porque el hombre es un ser inteligente y libre que al mismo tiempo que transforma la realidad con su trabajo, se pregunta por el sentido de su existencia. Y da respuesta al sentido de su existencia, cuando se elabora una concepción del mundo coherente y global, una cosmovisión. Esa es la dimensión ideológica del hombre.

Nosotros, creyentes, pensamos que el hombre nunca se da a sí mismo una respuesta absolutamente satisfactoria, si no es en la abertura de todas esas posibilidades desarrolladas al máximo, hacia lo trascendente. Eso hace de él un ser fundamentalmente religioso.

Es todo el pueblo el que ha de promocionarse a la vez. Porque el hombre es un ser social, la promoción no puede ser nunca individual, sino que toda promoción es, al mismo que personal, comunitaria y colectiva. (6)

 

Los que no son creyentes han venido en decir a los creyentes: “vosotros, los cristianos, en tanto que pertenecéis a un grupo social llamado Iglesia Católica, habéis sido históricamente, y lo seguís siendo, un obstáculo para la promoción del pueblo.

 

Por tanto ser cristiano en el mundo de hoy es algo que ha de justificarse. Para la mayoría de los contemporáneos, el cristianismo ha pasado a ser, un conjunto abigarrado de hábitos sociológicos desprovistos de contenido, totalmente anacrónicos, y con una fuerte carga de reaccionarismo y conservadurismo.

 

En un mundo que sociológicamente  aparecía como cristiano, hasta la segunda mitad del siglo XX, era el ateo el que tenía que justificarse. Y lo hacía denunciando los fallos de orden intelectual o vital de los cristianos.

 

Los cristianos por su parte reaccionaban con la apologética, especialmente en el siglo XIX, pretendiendo demostrar la verdad de la religión cristiana, y justificar como fuera su trayectoria histórica. (6)

 

Los tiempos han cambiado. Nosotros en lugar de tener a los demás como adversarios y como enemigos, serán compañeros de viaje en busca de la verdad. Aceptaremos lo que haya de válido en las críticas que se nos hagan. Nos “tragaremos” su visión y sus críticas, las digeriremos, las haremos nuestras, y partiendo de esa “encarnación” en el otro, pondremos de relieve cómo el cristianismo a pesar de todo permanece, y pensamos que puede servir hoy para salvar las insuficiencias del hombre moderno. (Recordemos que estamos hablando según lo que pensábamos en el año 1.969).

Tenemos que hacer que los ateos, así como nosotros lo hacemos con ellos aceptando su visión, comprendan que es natural y posible, que siendo hombres de nuestro tiempo, podamos ser sin embargo, cristianos.

 

No se trata pues de imponer nuestra visión de las cosas, sino de dar razón de nuestras esperanzas, y de los motivos que tenemos para creer de manera que el no creyente pueda ver honradamente que es razonable que nosotros seamos cristianos, y desde ese plano establecer un diálogo y un contacto. No se trata de vivir frente a los otros, sino de vivir con los otros.

Justificándonos, obligamos a los otros a que a la vez se justifiquen. Porque en última instancia creer o no creer será una opción de la libertad, que no estará condicionada ni por el desarrollo científico, ni por el talante histórico. (6)

 

Pero a pesar de la actividad que había en la HOAC-ZYX, y quizás precisamente por eso, la presión por parte del Cardenal de Madrid Casimiro Morcillo González, (pensamos que a su vez era presionado por el Régimen de Franco), era muy fuerte. De tal manera que en la primavera del 69 intentaron clausurar los locales de la HOAC de C/. Alfonso XI, 4. Madrid-14. Los teléfonos de alarma entre nosotros funcionaron a tope. De toda España acudimos militantes para encerrarnos en nuestros locales.

Lo que yo estaba descubriendo sobre la postura del arzobispo Morcillo no lo podía creer. Morcillo, que en Zaragoza había sido el gran aperturista del Seminario con mirada clara y generosa hacia Hispanoamérica, y hacia todo el mundo, con aquella campaña de adobes para construir complejos parroquiales en los entonces barrios más humildes de Zaragoza, ahora se me presentaba como “El Gran Inquisidor”. Todavía siento en mi rostro el beso cálido de Morcillo en el día de mi ordenación sacerdotal en el Seminario de Zaragoza. (Ver en Subpórtica: El Dios de mi pequeña historia de L.M.G.:  

http://abosque.bravehost.com/ex/subportica/Articulos/Molina2/index.htm  ).

A Morcillo me lo habían cambiado. Los aires de Madrid procedentes del Pardo no le sentaron nada de bien.

Permanecimos encerrados hasta que hubo capitulación con el Arzobispado de Madrid. Por el momento quedó superada la situación. Aunque el fondo del problema permanecía. Permítaseme simplificar de esta manera el problema con esta frase: “Franco Sí, Vaticano II No”.

 

 Pero sigamos con nuestra formación

 

¿Por qué somos cristianos? (6)

 

Si tenemos presente la historia de la religión de los pueblos, descubriremos que a lo largo de los siglos, el hombre ha sido religioso.

Pero el modo de ser religioso ha estado en relación con las condiciones de desarrollo del hombre.

Fundamentalmente se pueden descubrir dos etapas:

1ª.- Religiones primitivas: es en realidad la mayor parte de la vida de la humanidad. Pero podemos preguntarnos: en el principio el hombre ¿era realmente hombre?

La religiosidad de este hombre estaba motivada por el temor ante los fenómenos de la Naturaleza. Y fueron surgiendo el Espiritismo, Animismo, el Culto a los muertos, la dicotomía entre los Espíritus malos y buenos, el Politeísmo con sus ofrendas de víctimas, sortilegios, ritos mágicos. El Monoteísmo: “un Dios que se impone a los demás”.

2ª.- Religiosidad campesina: al hombre cazador y pescador sigue el hombre agricultor. Con la agricultura la vida será más desahogada. Fue el invento de la mujer: el huerto familiar. Pero esta mayor facilidad de la vida, al descubrir las posibilidades que el cultivo de la tierra ofrecía, da lugar al mismo tiempo a un endurecimiento en las relaciones humanas. Aparece la lucha por apoderarse de lo del otro. Aparece la explotación y la tiranía. Es la civilización agrícola. También aparecen hombres inconformistas que luchan por mayor cuota de justicia: Buda, Zoroastro y los Profetas de Israel. Más tarde aparece el hombre del comercio: y al concentrarse la agricultura da lugar a los Imperios Antiguos. Por otro parte el Comercio concentrado dará lugar a la concentración del Capital en unas pocas manos originando el imperialismo económico.

 

Esta religiosidad campesina ha predominado en amplios sectores de la sociedad. Es una religiosidad adicta al misterio y a la autoridad. Autoridad respaldada por la divinidad. Es el imperio de la teocracia. Su clero se presenta como una clase privilegiada. En Grecia, Roma, Egipto, la religión se imponía.

Y aparece la mentalidad idealista que es escasamente crítica, falta de espíritu objetivo y reflexivo. Se da una propensión a la fácil credulidad: santos y brujos.

Hay una tendencia a valorar ideas de una época que exaltaba a los nobles y a los intocables. PATRIA, HONOR Y FAMA. Valores caballerescos y aristocráticos. “De una civilización de hambrientos de pan y de cultura hemos recibido el legado de inmensas Catedrales, Palacios y Castillos”, decía T. Malagón.

Aparece el individualismo a partir del Renacimiento. Si había una propiedad individual, había una moral individual como ascética. El Alma y su Dios se presentaban frente al mundo como su enemigo. “Salvar el alma era lo principal”. Ello lleva a la aparición del Capitalismo Liberal.

Y lógico es que apareciera una mentalidad conservadora: “La autoridad viene de Dios”, era una doctrina incuestionable. Es una mentalidad estática, conformista.

 

En este escenario social el cristianismo ha producido: (6)

 

Unos hábitos metafísicos de razonamiento que consisten en:

-          Partir en su pensamiento de Primeros Principios, Eternos e Inmutables.

-          Tener una visión estática del mundo.

-          Y valorar excesiva y primordialmente lo Racional y lo Abstracto.

 

“El trabajo manual se considera servil”. “Ser cristiano según este talante repugna a

una mentalidad técnica, industrial, dinámica, y progresista”. El hombre moderno piensa que el cristianismo (de mentalidad agraria) es una cosa superada y fruto de una época pasada”.

Por otra parte se nos acusa de que “los mediocres son los que se quedan en la religión de sus antepasados, por carecer de sentido crítico y vivir conforme a unas estructuras que se derrumban”.

 

Y nos hacíamos la pregunta ¿por qué muchas personas a nuestro alrededor han dejado de ser cristianas o de ser creyentes?

Era evidente que se estaba dando un divorcio entre la fe y la vida.

 

En esta época de mentalidad técnica se daban unas características concretas consistentes en: (6)

Mentalidad crítica: El hombre técnico cree que podrá resolver progresivamente todos los problemas que la vida y el mundo le plantean.

De esta forma los conceptos de Patria, Estado, Familia, Honor, Moral, Dios, se van derrumbando.

No hay nada seguro, todo es hipótesis de trabajo.

El mundo obrero y el mundo universitario se apartan de la antigua visión. Solo “permanecen” la burguesía, la clase media, y el mundo campesino, que se encuentran y se sienten a gusto.

Mentalidad pragmática: Solo vale lo que sirve para la vida humana.

Los valores de hoy son: Democracia, Solidaridad, Cultura para todos, Bienestar y Confort.

La Filosofía ya no se concibe tanto como Metafísica, sino como Disciplina Técnica al servicio de un mejor conocimiento del hombre y de la sociedad.

Mentalidad social: Recordemos el “Mayo del 68”, el movimiento de antiglobalización: quieren un mundo socializado. Se condena el individualismo capitalista, el colonialismo, la dictadura, el dirigismo, el autoritarismo, el paternalismo.

Se quiere una democracia cada vez más radical. “Son injustos los privilegios de clase”. El magisterio se cuestiona.

Mentalidad revolucionaria frente al estatismo y conservadurismo de la sociedad campesina, Bossuet decía: “cambias, luego no eres la verdad”.

El hombre moderno dice: “no cambias, luego no sirves”. “Cuanto menos evoluciona el hombre más retrasado se queda”.

Mentalidad dialéctica y no metafísica, dinámica y no estática, existencial y fenomenológica, y no esencialista.

El hombre de hoy no parte ya de primeros principios eternos e inmutables, sino de hechos, a lo sumo parte de hipótesis de trabajo.

Se atiende más al “fenómeno”, a lo que aparece, que al “noúmeno”, a lo “esencial”.

De aquí que para ser hoy “inteligente el hombre” y para ser actual, parece ser que ha de renunciar a la Creencia en un mundo Trascendente. Muchos dejan la religión precisamente porque la han estudiado.

 

(En una entrevista que el periodista Fernando Gutierrez hizo a Wirberto Delso Díez ante los hechos denominados como “El Caso Fabara”, y publicada en el libro “Curas represaliados en el franquismo”, ponía en su portada la frase siguiente:   “Soy seglar. Y muy alejado de la Iglesia. Mucho. Estudié a fondo las antiguas religiones. Cristo me sorprendió. Un fuera de serie. Un hombre excepcional. Estudié a fondo la historia de la iglesia. Sentí vértigo. Me acerqué a estos sacerdotes y no pude menos de exclamar: ¡Qué buenos vasallos si hubieran tenido buen señor”!  (Fernado Gutierrez). Ver en Subpórtica:

http://abosque.bravehost.com/ex/subportica/Articulos/Delso/WirbertoDelso1.htm )

 

No es extraño que de esta mentalidad moderna se desprendan actitudes de:

Indiferencia religiosa

Materialismo dialéctico

Ateismo científico

Ateismo psicoanalista

Ateismo ético

Ateismo existencialista

Ateismo práctico o vulgar

Ateismo neopositivista

Agnosticismo existencialista. (6)

 

Y la vida seguía desarrollándose en semiclandestinidad en Zaragoza, como en toda España.

En este año de 1.969 viajé muchas veces a Segovia, ciudad donde la ZYX tenía su centro de formación para militantes de la HOAC. El primer viaje lo hice en tren hasta Madrid y desde allí a Segovia. Cuando pasaba a la altura de los Ángeles de San Rafael, dos viajeros que iban a mi lado comentaban: “mira el hotel que construyó Jesús Gil y que se derrumbó muriendo unas cuantas personas”.

 

(Gregorio Jesús Gil y Gil (n. El Burgo de Osma, Soria, España; 12 de marzo de 1933 - f. Madrid, España; 14 de mayo de 2004) fue un empresario y político español. Fue presidente y máximo accionista del Club Atlético de Madrid y alcalde de Marbella (Málaga, España).

Comenzó su vida laboral en una tienda de repuestos de automóviles después de abandonar los estudios de Ciencias Económicas.

(http://209.85.229.132/search?q=cache:1H07IYbeD0cJ:es.wikipedia.org/wiki/Jes%C3%BAs_Gil+jesus+gil+y+gil&cd=1&hl=es&ct=clnk&gl=es)

Fue juzgado y encarcelado por el homicidio de 56 personas cuando en junio de 1969 un comedor de la urbanización Los Ángeles de San Rafael, de la que era promotor y propietario, se derrumbó.[1] Posteriormente fue indultado en 1971 por orden de Francisco Franco.

Más tarde llegaría a Marbella donde desarrollaría toda una historia de progreso y de hechos irregulares e ilegales.

El 26 de mayo de 1991, Jesús Gil y su partido el GIL consiguen la mayoría absoluta en la alcaldía de Marbella. Ese mismo verano incluso llega a presentar un programa de televisión, Las noches de tal y tal, emitido desde esa ciudad. Durante once años fue alcalde de dicho municipio. En marzo de 1996 tiene una pelea con el entonces presidente de la SD Compostela, José María Caneda.

En 1999 ingresó en prisión, al ser imputado de los delitos de malversación de caudales públicos y falsedad en documento público. En 2002 fue condenado a 28 años de inhabilitación y seis meses de arresto por cuatro delitos de prevaricación, por lo que se vio obligado a abandonar la Alcaldía de Marbella, relativos al "Caso Camisetas", por el desvío de 450 millones de pesetas del Ayuntamiento marbellí al club Atlético de Madrid. Jesús Gil también entró en prisión por la malversación de 4.442 millones de pesetas (más de 26 millones de euros de la actualidad) del Ayuntamiento de Marbella entre los años 1991 y 1995. Después de su muerte, en 2004, el Tribunal Supremo le declaró culpable de apropiación indebida del Club Atlético de Madrid aunque le absolvió por prescripción. En la misma sentencia le declaró culpable de estafa al club por simulación de contratos.[2]

Falleció a causa de un infarto cerebral a la edad de 71 años).

 

Cuando se desarrollaban los acontecimientos de la corrupción en el Ayuntamiento de Marbella, me acordaba siempre de los Ángeles de San Rafael y de aquel viaje a Segovia.

El siguiente viaje a Segovia lo hice en la furgoneta que el delegado de la ZYX, el compañero Damián, tenía para desarrollar mejor su trabajo por los pueblos de Aragón. Era una furgoneta Citroen 2 CV Azul, de segunda, o quizás de tercera mano, lenta pero segura como no había otra. Era “fiel a su amo”. El itinerario fue el siguiente: Zaragoza, Medinaceli, Almazán, Soria, Calatañazor, El Burgo de Osma, San Esteban de Gormaz, Ayllón, Riaza, Pedraza y Segovia. Si recuerdo esto es porque para mí eran viajes inolvidables. Comenzaba a experimentar aquello de “ancha es Castilla”. Y era un verdadero placer descender en paralelo a Somosierra por Cerezo de Abajo, Prádena, Navafría, hasta llegar a Segovia.

Una de las primeras observaciones que me hizo un compañero fue: “mira la Sierra, ¿ves la Mujer Muerta formada por la cresta de la montaña”? Efectivamente se ve en la montaña la silueta de una mujer yacente, especialmente a la salida del sol.

Además del Acueducto, me impresionó el Alcázar, la Catedral, la Casa de los Picos, que nos recuerda la Casa de las Conchas de Salamanca, y en general todas sus calles que nos transportan a tiempos en que los artesanos medievales desarrollaban una actividad extraordinaria.

Beber su agua fresca, comer su pan macerado, y degustar el famoso cochinillo asado era un auténtico placer, además de los dulces postres que se mostraban en los escaparates de las tiendas.

    

 

 En Zaragoza desarrollábamos un trabajo callado y comprometido en los Equipos de Formación y Revisión de Vida con su Plan Cíclico ideado y preparado por Rovirosa y Malagón. (7)

 

El palacio de Fuenclara en el casco viejo de la ciudad, donde además estaba el económico cine Fuenclara refugio de soldados y muchachas sirvientas de hogar, tenía su sede la Hermandad Obrera de Acción Católica.

 

Reuniones de todo tipo, clandestinas y legales, se daban en nuestros locales. Locales que olían a viejo y a rancio, pero las ideas que se manejaban eran las más avanzadas de la época. A imitación de los antiguos Ateneos Anarquistas, organizábamos los nuestros. Acudían simultáneamente tanto trabajadores, como estudiantes. La Universidad Laboral en el barrio de Santa Isabel aportaba muchachas hambrientas de cultura al margen de la formación oficial. Especialmente eran asiduas las muchachas vascas estudiantes en Zaragoza. Del Seminario de Casablanca acudían varios seminaristas. Era un hervidero de gentes. En aquellos ateneos participaron personas como Ángel Chueca, Catedrático de Derecho Internacional en Zaragoza y Julián Casanova Ruiz, Catedrático de Historia Contemporánea, también en Zaragoza. Y muchos militantes que pasarían a engrosar los partidos políticos una vez legalizados.

 

El materialismo dialéctico.(6)

 

“Estudiaremos brevemente hoy estas actitudes, insistimos, no con el ánimo de derrotar a un adversario, sino de asumir todo lo que estas críticas tengan de válido. Solamente después de haber incorporado a nuestra condición de cristianos esta riqueza de la crítica del pensamiento contemporáneo a la religión, saldrá nuestra fe purificada y robustecida”.

Así comenzaba Tomás Malagón aquella mañana del 69 su exposición sobre las distintas actitudes que se desprendían de la mentalidad moderna y que se han enumerado antes.

Yo era uno de los muchos militantes y sacerdotes, que estábamos haciendo el Cursillo de “La fe en el mundo de hoy” en Segovia. (6)

 

Malagón era hombre sencillo, humilde, extraordinariamente sensible, y un intelectual de los pies a la cabeza. Vestía modestamente y siempre llevaba el alzacuello blanco de sacerdote católico que entonces, y a raíz del Concilio Vaticano II, sustituía al traje talar (sotana negra desde el cuello hasta los pies). Un traje-chaqueta oscuro de paño económico, pero de porte digno, según sus circunstancias personales. Vivía austeramente, pero rodeado de libros. Su tono de voz era suave, pausado, pero constante, insinuante y convincente. Su léxico y su método expositivo era de un rabioso escolasticismo. Casi siempre hablaba mirando a la gente, siempre de pie, y de memoria. No llevaba ningún guión escrito, pero su método de análisis era sistemático, disciplinado y contundente. Decía lo que estaba pensando en ese momento. Y lo tenía muy bien pensado.

Para mí, Malagón era uno de los intelectuales más interesantes de la época. Bajo aquella apariencia retrógrada de hombre trasnochado, había una cosmovisión, unos planteamientos intelectuales salidos de la realidad de los militantes cristianos y de su propia experiencia, que no tenían límite alguno. En su análisis económico, social y teológico no había impedimento alguno para seguir adelante. Su visión intelectual no tenía barreras. Llegaba hasta donde hiciera falta llegar y hasta donde la ciencia había ido abriendo camino. Y siempre su pensamiento estaba abierto a “ese algo más” al que el hombre debe aspirar. No era un empollón. Era un intelectual. Vivía como pensaba, y pensaba como vivía.

 

Y continuaba: (6)

“Un sistema tiene siempre de verdad por lo menos lo que tiene de crítica. Se puede superar a un adversario o por eliminación –ya sea la eliminación brutal del asesinato: la Inquisición- o por la eliminación intelectual de los argumentos aplastantes o por asumción, es decir, tragándose y asimilando todo lo que es aceptable de su ideología. De este modo nos habituamos a un talante dialéctico que aspira a una síntesis superadora de la antítesis y tesis. Aceptar, comprender, reconocer y asimilar es el mejor modo de superar. De ahí salimos con nuestra riqueza propia purificada de adherencias históricas y con la riqueza ajena que nos permita ser hombres de nuestro tiempo sin dejar de ser creyentes. Así lo hizo Santo Tomás con Aristóteles”.

 

La crítica del pensamiento contemporáneo no solo se hacía al cristianismo oficial o tradicional, sino que también se hacía sobre la teología del postconcilio, y de las posturas que pretendían ser más avanzadas. (6)

Entre los teólogos de la época hay también lagunas notables. Por ejemplo:

Kurl Rhaner quien ha asimilado muy bien el existencialismo de Heidegger, ignora, sin embargo, el pensamiento dialéctico marxista.

Yves Calvez que ha estudiado a fondo el marxismo, no lo asume ni lo incorpora al pensamiento cristiano, sino que lo analiza y lo juzga desde fuera.

Lo mismo ocurre con los teólogos de la secularidad y de la muerte de Dios respecto al talante ateo contemporáneo: más que síntesis enriquecedoras hay meras concesiones que empobrecen la propia fe y no dan cuenta suficiente de las críticas que se hacen a la fe cristiana. Si bien es cierto que lo que se critica del cristianismo es fundamentalmente lo que tiene de residuo histórico.

 

Muchos hombres rompen sin traumatismos ni sufrimientos con la religión. Es algo que ha perdido valor y sentido y se abandona como un traje que se ha quedado pequeño. Esta actitud está cada vez más extendida. Es fruto de una sociedad de consumo, de una sociedad opulenta que tiene por dios el bienestar y el hedonismo. Esto podemos calificarlo de indeferencia religiosa. (6)

Sin embargo el ateismo se preocupa por el problema religioso. Al ateo le preocupa la condición del hombre, su destino y el sentido de su existencia; solo que resuelve estos enigmas negativamente.

Marx no se conforma con la sociedad que tiene delante de sí, (ricos-pobres, opulencia-miseria; cultura de entretenimiento-analfabetismo; unos se dan la gran vida y otros viven en la miseria), se revela y quiere cambiarlo.

Carlos Marx hace una apuesta personal con su vida: en vez de vivir como profesor, empieza a vivir como trabajador. Opta por la clase trabajadora. Y pone a su servicio su formación intelectual. 

Pero el indiferente no se preocupa. Su actitud en el fondo es más frívola que crítica. Los problemas que más atención merecen del hombre, los margina. Esta es la actitud más difundida entre nuestros contemporáneos. Ante esta actitud no queda otra postura para el cristiano que la de incordiar, despertar inquietud, empujar a los hombres de su tiempo hacia un callejón sin salida para que reaccionen. El indiferente religioso lo es para todos los problemas graves que agobian a sus semejantes. Bajo ese “mirar hacia otra parte” se permiten muchas injusticias y muchos atropellos especialmente con los más débiles.

Marx observa las falsas soluciones dadas a los problemas de los hombres habidas hasta el momento en que vive.

Por ejemplo, los filósofos se han entretenido en buscar soluciones ideológicas pero no reales; y han creado una cultura para los que tenían el estómago lleno, pero que en nada servía a los pobres. Y en todo caso esa cultura estaba alejada de los miserables. Por lo que critica un idealismo que es evasión y critica un materialismo que es sin remisión, sin posibilidad de cambiar.

Los políticos han hecho otro tanto: han creado un estado para los fuertes, pero no para defensa de los débiles. Las leyes favorecían a los propietarios pero de nada servían a los esclavos. O a los siervos de la plebe.

Y la Religión crea falsas expectativas en los hombres, porque les infunde resignación y porque les dice que la felicidad la conseguirán en la otra vida. (6)

 

El materialismo dialéctico de Marx tiene una actitud muy distinta a la de la indiferencia religiosa. Al ateo marxista nada humano  le es ajeno. Y de todo lo anteriormente expuesto, piensa Marx, se ha seguido una enajenación social. “Los pobres malviven y por otra parte los ricos no se sienten seguros”. Por eso tienen que crear instrumentos de control de los esclavos, de los siervos y de los proletarios. (6)

Marx desea una sociedad sin clases, donde el hombre se realice plenamente en comunión con la naturaleza y con los demás hombres. (6)

Según nosotros, sería aquello de la Biblia que dice: (Isaías 11,6) “Serán vecinos el lobo y el cordero, y el leopardo se echará con el cabrito, el novillo y el cachorro pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá”.

 

Hablamos del materialismo como de un sistema de pensamiento a la base y origen de toda realidad. (6)

La Cosmovisión desarrollada por Marx y Engels recogiendo el legado de Hegel establece científicamente la TESIS, ANTÍTESIS, y SÍNTESIS de la materia.

Marx viene a ser la síntesis de Hegel y de Feuerbach. Acepta la dialéctica idealista pero la materializa, aplicándola al estudio de la Naturaleza y del Hombre.

La Historia se desenvolverá mediante ciclos dialécticos. Afirmación, negación de esa afirmación, y síntesis de las dos. Es decir que se acepta algo de las dos, pero se crea algo nuevo. Todo se desarrolla dialécticamente en la Naturaleza, en el Individuo y en la Historia. Así avanzarán las ciencias, a base de intentar superar el presente, y creyendo en la utopía, se descubren nuevas realidades, se crean nuevos acontecimientos. La Humanidad avanza progresivamente.

Es un sistema de pensamiento que pretende asumir por superación toda filosofía, toda concepción económica, y toda superestructura religiosa. Donde Hegel ponía la idea, Marx pone la materia, que es el objeto único del conocimiento del hombre, y cuyas leyes son:

1ª.- Todo es relativo, contingente e histórico. Nada hay sagrado y absoluto. Toda concepción metafísica es alienante.

2ª.- La realidad de los seres se hace por unión de contrarios.  Por ejemplo, en la electricidad, polo positivo y polo negativo, protones y neutrones en la química, etc. De esta unión de contrarios nace el movimiento. La materia es constitutivamente movimiento, es esencialmente autodinámica. Dios como motor no es necesario. La materia es tiempo. Pero esta temporalidad  es duración sin origen. “La materia se transforma, pero no se crea ni se destruye”.

3ª.- Ley de negación que desarrolla indefinidamente  su proceso la materia como única fuerza. Por lo que es innecesaria una inteligencia ordenadora del universo.

4ª.- Ley de transformación: “un cambio cuantitativo provoca un cambio cualitativo”. El espíritu como algo independiente o superior a la materia es eliminado. El espíritu es producido por la materia, es una operación de desarrollo cualitativo de la materia.

De estas leyes deduce Marx  que Dios es una hipótesis innecesaria. Dios es un mito inventado por el hombre en su ignorancia y en su miedo a lo desconocido. Una concepción científica del mundo no necesita a Dios.

El pensamiento es una operación de la materia. El alma no tiene una base verdaderamente científica.

La conciencia, el espíritu, son productos del cambio.

Y este materialismo dialéctico engendra un materialismo histórico:

“El hombre es naturaleza y las leyes de la naturaleza surgen en el hombre del proceso de producción, cuyas características son la actividad pensante, el trabajo y los instrumentos”.

“Las fuerzas productivas son dialécticas, y están en constante cambio. Estos cambios determinan las relaciones sociales”.

Inicialmente la dialéctica surge en forma de tiranía y esclavitud.

Una carencia de planificación produce la ley “de la oferta y de la demanda”.

Los bienes producidos por el capital saturan el mercado, que termina estando concentrado en unas pocas manos. De ahí surge la competencia y la propaganda. Cuando unos se enriquecen, otros entran en crisis económicas. Por lo que las relaciones sociales quedan alteradas. El cambio cualitativo de las relaciones sociales produce burguesía y proletariado.

Hay un momento en la historia del hombre en el que aparece la esclavitud como una situación totalmente lógica. Y en otro momento produce la burguesía y el proletariado.

Es el sistema económico el que determina las formas de sociedad. Las fuerzas producidas y las relaciones sociales constituyen la infraestructura, y determinan las condiciones materiales y las clases sociales. Estas condiciones, a su vez, determinan la forma del Estado que no es otra cosa que la estructura política. La agrupación de todas las estructuras constituyen la realidad social, que a su vez determina las ideologías y la conciencia social en el proletariado. Es pues la realidad la que da el ser social, y la que determina la conciencia social.

Pero para ello desencadena una lucha feroz (lucha de clases), y poniendo como objetivo la Dictadura del Proletariado. Dictadura que llevó acabo Lenin y la culminó Stalin.

Por otra parte vemos que la religión está sobre todas las ideologías como una superestructura. “Por eso el cristianismo es el reflejo producido en la conciencia de una sociedad burguesa y mercantil”.

“La religión nos distancia de nosotros mismos y nos aparta también del mundo y de los otros hombres. La religión es una droga. Incluso nos impulsa a odiar a nuestro cuerpo, que es el único cimiento de que disponemos para el progreso. Nos enemista con nuestra propia conciencia porque nos dice que el hombre es un miserable. Es el opio del pueblo, al dejar en manos de un dios inventado la solución de una empresa que solo el hombre tiene el derecho y el deber de realizar”. “En una sociedad de esclavos es una droga que mitiga la tristeza con la ilusión de un más allá, fomenta la paciencia, la resignación y calma los nervios. Paraliza la actividad creadora y hace del hombre un ser pasivo ante una naturaleza fatal e irreversible”. “Por esto es la religión el opio del pueblo y el origen de todas las otras alienaciones”. Constitutivamente se pondrá a favor de los poderosos, lo mismo que el derecho y la moral. Cuando el hombre despierta con conciencia crítica ante la falacia de esta superestructura, surge la lucha de clases. La historia no es sino una lucha de clases. (6)

  

¿”Habrá que dejar de creer en Dios, para poder creer en el hombre”? Es una pregunta que mucha gente se está haciendo en la actualidad en el año de 2.009.

En todo este proceso el hombre es a la vez víctima de sucesivas alienaciones, y el “Prometeo” que las va superando, y liberándose de ellas.

Este es el entramado del materialismo histórico.

 

En resumen: “El Marxismo implica una negación de Dios, una negación del espíritu como sustancia, y una crítica de la religión como alienación del hombre; una exclusión de la providencia de todo el orden natural en la historia humana, y supone una lucha de clases presidida por el odio. (6)

 

Tomás Malagón Almodóvar nació en Valenzuela de Calatrava (Ciudad Real) en 1.917. Ingresa en el Seminario de Ciudad Real en 1.929. En 1.933 continua sus estudios eclesiásticos en la universidad Pontificia de Comillas (Santander).

Durante la guerra civil combate como soldado de transmisiones en el frente de las Alpujarras. Se especializa en Meteorología y da clases a los oficiales del Ejército Republicano.

José Domínguez recuerda en Noticias Obreras, nº 886-887, julio-agosto de 1.984: “Hay una circunstancia especial en la vida de Tomás Malagón. Cuando tenía 19 años, recién terminada la filosofía en la Universidad de Comillas, fue movilizado por el ejército republicano. Destinado al frente ente las provincias de Granada y Almería pasó los tres años de la guerra, salvo una breve estancia en Madrid, en Berja (Almería), donde radicaba el estado mayor del General Galán, en Ujijar y en la Rábita (Granada). Fue enviado a Madrid para hacer unos cursos especiales y volvió al frente como profesor de oficiales y suboficiales y como jefe de transmisiones. En el frente conoció a numerosos militantes anarquistas, socialistas y marxistas. Eso le llevó a interesarse por esas corrientes del pensamiento obrero.

En aquellos años tuvo su primer contacto con el marxismo, leyendo las obras originales o las exposiciones resumidas de Marx, Engels y Lenin que circulaban entre los militantes. Entre los papeles que ha dejado figura su carnet de afiliado al partido comunista durante la guerra civil.

El General Galán le presionó, para que aceptara ser dirigente de las juventudes socialistas. En ese clima se planteó por primera vez el problema de las relaciones entre fe cristiana y militancia obrera. Estando en el frente de operaciones entre Motril y la Rábita, en su puesto central de transmisiones, durante un ataque sorpresa y un intenso bombardeo del ejécito nacional, prometió a Dios que, si escapaba con vida de la guerra, se haría sacerdote y se dedicaría a los obreros. La luz había brillado en su interior. En ese momento empezaba a superar la contradicción “fe cristiana-militancia obrera” y empezaba a surgir su síntesis personal entre experiencia cristiana y militancia obrera. Este compromiso se tradujo años más tarde en la fundación de una Hermandad Obrera Ferroviaria en Ciudad Real  (1.944) y en su posterior dedicación plena a la HOAC a partir del año 1.946.

Malagón se lo contó detalladamente a Domínguez allá por el año 1.964.

Personalmente y en términos generales yo se lo escuché a lo largo de los muchos cursillos que hice con Tomás Malagón en los años  que van del 68-72.

Y sigue diciendo Domínguez: “Por distintos caminos, había llegado a la misma conclusión que Rovirosa: la experiencia mística cristiana y la militancia obrera, que hasta entonces habían sido contrarias y antagónicas, podían caminar juntas; la mística cristiana podía potenciar la militancia obrera y la militancia obrera podía restituir al cristianismo su pureza originaria. El encuentro de Malagón y Rovirosa determinó el carácter fundamental del pensamiento teológico de Malagón”. Fueron íntimos amigos hasta la muerte de Rovirosa el 27 de Febrero de 1.964. Exactamente 20 años después y en el mismo día moriría Tomás Malagón. (8)

Malagón se ordenó sacerdote en julio de 1.943.

 

(Para más información ver Noticias Obreras nº 876, del 16 al 31 de marzo de 1.984. Y nº 1.476 del 16 al 31 de marzo de 2.009. Además el libro de Alfonso Fernández Casamayor “Teología, fe y crencias en Tomás Malagón, Ediciones HOAC. Madrid 1.988. Y “Aproximación a la historia de la HOAC, 1.946-1.981 de Basilisa López García. Edicioenes HOAC. Madrid 1.995).

 

 

 

Carlos Marx y “Jesús de Nazaret”.

 

Marxismo y Cristianismo. (6)

 

¿Es conciliable la crítica marxista de la religión?, ¿es conciliable la concepción dialéctica de la materia y de la historia con el mensaje cristiano?

 

Lo que normalmente han hecho los teólogos cristianos ha sido empezar la crítica al marxismo partiendo de la base de que la materia no es eterna. Ello era debido a una concepción estática de la naturaleza. Por tanto la materia debía ser creada por un motor inmóvil. Era un pensamiento que nos llegaba de la visión que sobre el mundo tenía Aristóteles.

Solamente algunos filósofos como Demócrito en la antigüedad se preocuparon del mundo como de algo en movimiento continuo.

Es decir:

- “El mundo no es algo estático, sino que está en continuo movimiento”.

Con Darwin comienza a hablarse de la evolución de las especies desde la biología.

Einstein ha demostrado que la materia, en último término, no es, sino que acontece. La materia es vibración, es energía.

- “La materia no es, sino que acontece: es vibración, energía”.

El átomo es desintegrable en cargas y descargas que vibran en un campo ondulatorio.

La materia no es una sustancia, sino un accidente, dicho en lenguaje escolástico. Ahora bien, ¿puede haber un accidente sin sustancia?, comentaba Malagón.

Y seguía, “la materia es acción, pero sin un sujeto de esa acción, no puede existir”. “Por otra parte el sujeto no puede ser también temporal, pues también sería acontecimiento”. “Ha de ser un ser que esté fuera del tiempo, y que realice esta acción intemporalmente, y que podríamos decir es la sustancia del mundo”.

Su visión, la de Carlos Marx, es materialista, aunque en plena ebullición, en continuo cambio, en continua perfección.

Su humanismo por tanto es ateo. “Dios no es necesario para explicar este mundo”. Y decía Malagón:

- “La acción es el mismo sujeto en cuanto que actúa”.

La materia y todo su proceso dialéctico es lo que llamamos creación. La materia activamente considerada es Dios mismo. Él mismo es la materia del mundo.

Esto no es panteísmo, puesto que pasivamente considerada la materia no se identifica con Dios, como el andar no se identifica con el caminante, ni las huellas son el pie, ni la vibración con el que lo hace vibrar. El que anda trasciende su andar, aunque no se pueda separar su andar de la persona que anda, ni el pensar de la persona que piensa, pero la persona que piensa es más que su pensamiento.

La materia no es Dios, pero sí que es la huella que Dios deja y que de alguna manera no se puede separar de Él, aunque la trasciende. Dios no se agota en la creación. (Malagón).

 

 (“En Dios estamos, nos movemos y somos”.  Vivimos en una COMUNICACIÓN constante con Dios. Porque Él lo llena todo. El apóstol San Pablo, al anunciar el Evangelio en Atenas lo sabia, proclamaba desde el Areópago que en Dios vivimos, nos movemos y existimos. Dios nos rodea de tal modo que nos es un imposible salirnos de Él. Más que el pez en el agua, estamos nosotros metidos en Dios (Hechos 17,28).

 

Y seguía argumentando Tomás Malagón: (6)

- “Dios no existe, sino que preexiste”. La materia sería una infraexistencia, y Dios sería la existencia.

Por tanto:

- “Dios no puede ser dialéctico”, sino que trasciende lo dialéctico. Por lo que no hay inconveniente en admitir la hipótesis de que la materia es eterna. Se puede aceptar la tesis marxista de la materia y de la dialéctica de la historia, sin dejar por eso de ser creyente. (Malagón).

Pensamos que Marx se equivoca al negar a Dios, si esto lo hace dialécticamente. Porque lo más que puede llegar dialécticamente es a lo que hoy llamamos el “Bing Bang” del Universo.

Su Cosmovisión es materialista, pero su creencia en el No-Dios, es un acto de fe de él, es extradialéctico.

Lo mismo que el cristiano hace un acto de fe en el Sí-Dios extradialécticamente, extracientíficamente.

Si Marx no hace un dogma de su No-Dios y el cristiano no hace un dogma de su Sí-Dios, queriéndolo imponer a los demás, será posible que ambos trabajen por perfeccionar este mundo. (Malagón).

El marxismo establece un a priori, Dios no existe, pero no puede probarlo, y además no entra dentro del contenido de la dialéctica. Para decir “Dios no existe” tiene que hacerlo porque quiere, desde un acto de su fe, no porque se desprenda de la dialéctica.

Podemos aceptar  lo que el marxismo tiene de científico, pero rechazamos lo que tiene de apriorístico extracientífico.

- “La lucha de clases”: puede ser aceptada por el cristianismo a condición de que no esté inspirada por el odio. La Iglesia condena el odio, pero no la lucha por la justicia, ni la legítima defensa, aunque incluso ésta lleve a la violencia. Eliminar el odio de la lucha de clases es purificar esta lucha sin quitarle nada de su realismo ni de su pasión. Es una aportación que el cristiano puede hacer a este mundo desde el Evangelio. (Malagón). (6)

 

Desde esta visión podemos comprender mejor la opción que tomaron nuestros compañeros de Seminario, Domingo Laín, Manolo Pérez y José Antonio Jiménez Comín al enrollarse en la guerrilla colombiana. Desde el sufrimiento de los pobres de Colombia en el que estaban instalados los tres como Sacerdotes al servicio del Evangelio, no les quedó otro remedio que tomar la opción que tomaron. ¿Alguien se atrevería a decir que ellos odiaban al “enemigo”? Los que los conocimos podemos decir que ellos amaban al hombre, y por amor al hombre defendieron a los débiles frente al egoísmo de los fuertes.

 

- “La doctrina del Estado”. El marxismo concibe un Estado totalitario que trata de eliminar a todos los explotadores. De ahí su control de los bienes de producción, y control a través del Partido de toda la actividad social y política de todos los ciudadanos. (6)

Ahora bien el cristiano debe aportar siempre el respeto a la persona y a las iniciativas de quienes directamente producen los bienes del país y respetando al Estado cuando planifica inteligentemente, o por el contrario impida una degeneración de estas iniciativas hacia formas de nuevos capitalistas o individualistas. El Estado debe realizar una labor subsidiaria. (Malagón).

- ¿“La propiedad privada o la colectiva”?

La colectiva no está en desacuerdo con el Evangelio, sino que favorece condiciones de vida más cristianas. Cristianismo y Socialismo casan perfectamente.

- “El alma y el espíritu”:

No hay inconveniente en aceptar la materia como una realidad base en la que está implicado el espíritu al modo de las “rationes saeminales” de las que habla San Agustín.

Teilhard de Chardín concibe una evolución dialéctica, y pone el espíritu como aparecido en un momento cumbre (aparición de la conciencia) del proceso evolutivo de la materia.

- “Concepción marxista de la realidad”:

No lesiona la auténtica concepción cristiana de la providencia y del orden social. Siempre que se acepte que todo el proceso dialéctico esté regido por, y encuentre, su consumación en un orden sobrenatural. (6)

 

Creo que queda clara la actitud, el talante, de Rovirosa, Malagón, y de los militantes hoacistas de entonces.

Personalmente me sentí fortalecido en mi pensamiento y en mis sentimientos. Me sentí orgulloso de ser cristiano y de ser trabajador. Y siempre he mantenido este sentimiento de orgullo.

Distingo entre sentirse cristiano por convicción y sentirse católico por condición social.

Hice todavía otros muchos cursillos para militantes y para sacerdotes. Lo iremos viendo.

He de decir que a partir de mi visión de izquierdas y cristiana, comencé a ser yo. Se me fueron todos los complejos y me dio fuerzas para codearme con la visión de todos los militantes de los partidos políticos de izquierdas.

Me sentí uno entre muchos. El cambio profundo en mi se había realizado.

 

Laureano Molina Gómez

Zaragoza, 1º de junio de 2.009.

 

BIBLIOGRAFÍA:

 

(1)                     “Guía Urbana de Madrid”. Primera Edición, 1.968. Editor José Pamias Ruiz. C/. Isaac Peral, 54. Madrid – 3.

(2)                     “El Proletariado”, del Padre Ricardo Alberdi. Apuntes del Instituto Social “León XIII”. Madrid, octubre de 1.968.

(3)                     “Marxismo y Comunismo”, de Tomás Malagón. Apuntes del Cursillo en Segovia. 1.969.

(4)                     “Catálogo de libros ZIX-ZERO”. Edita Zero, S. A. Enero 1.974. C/. Máximo Aguirre, 5. Bilbao.

(5)                     “Aproximación a la Historia de la HOAC 1.946-1.981”, de Basilisa López García. HOAC Madrid 1.995.

(6)                     “La Fe en el mundo de hoy”. Apuntes ciclostilados del cursillo organizado por ZYX “para promoción de nuestro pueblo”. Madrid. Bibliografía parcial aportada en Anexo de los apuntes del cursillo:

-          “¿Es todavía posible la Fe?”. Estela, 2ª parte, Cap. I y V.

-          “IIIª Semana de Teología de Deusto. Dios-ateismo”. Editorial Mensajero.

-          “IV Semana de Teología de Deusto: ¿Qué aporta el cristianismo al mundo de hoy?”. Ediciones Mensajero.

-          “Literatura del Siglo XX y Cristianismo”, de Charles Moeller. (5 tomos). Edit. Gredos.

-          “El científico de la naturaleza ante el problema religioso”, de Pascual Jordán.

-          “El drama del humanismo ateo”, de Henri de Lubac. Editorial Espasa.

-          “La idea de creación y sus repercusiones en la Filosofía”. Sertillanges.

-          “Dios y nosotros”. Jean Danielou. Prisma – Taurus.

(7)           “Guiones para círculos de estudios”. Publicaciones HOAC, C/. Alfonso XI, 4, 3º.Madrid-  14.   Año 1.963.

 

           (8)             “Noticias Obreras”. Edita HOAC, nº 886/7 del 16 Agosto-15 Septiembre-1.984.

            (9)            Citas Bíblicas. “Nueva Biblia Española. Traducción de los textos originales dirigida por                                                               Luis Alonso Schökel y Juán Mateos. Ediciones Cristiandad. C/. Huesca, 30-32. Madrid 1.975.