2º.- CASABLANCA.
Comunidad.
Llevaba varios días dándole vueltas en su cabeza. No pudo más y al final lo soltó: “ahora o nunca”.
Fermín era un joven venido a Zaragoza desde Almazán (Soria). En aquellos años muchos eran los jóvenes que abandonaban la casa de sus padres labradores para venirse a trabajar a la ciudad.
En los primeros años de los setenta eran muchísimos los que habían tomado esa decisión. El joven militante de la HOAC estaba hospedado en una casa con una señora mayor. Y aunque la señora lo cuidaba bien, él quería otra forma de vivir. Las ideas que imperaban entre los militantes de la HOAC y de la JOC eran radicales. Era necesario cambiar la sociedad. Pero sobre todo, y como paso previo, había que salir de la Dictadura del General Franco en España. Lo que suponía vivir en unas condiciones de plena libertad, sin horarios, sin poner en riesgo a nadie ajeno a la causa. Las residencias de jóvenes de la JOC y de la HOAC como la de la calle de Sierra Purroy en el Barrio de Torrero y la del “Patronato de Agustín Jericó” en la calle Cartagena en el Barrio de San José en Zaragoza,.habían cerrado, o estaban a punto de cerrar, como así sucedió. El Arzobispo Cantero seguía instrucciones gubernamentales. “Todas esas residencias son un nido de comunistas”. No se comprendía bien que el Concilio Vaticano II, siguiendo el espíritu del Evangelio, empujase a los cristianos a vivir con mayor radicalidad su fe en Jesús de Nazaret defensor a ultranza de los pobres, enfermos y desvalidos.
“Molina, tienes que poner en marcha la Comunidad a la que nos está empujando la doctrina de la HOAC”, me dijo.
En toda España se hacía lo mismo. Las Comunidades Cristianas de Base emergían por ciudades y pueblos.
Con Fermín venía empujando también Emilio, un soriano de pura cepa. Emilio tenía un buen puesto de trabajo como telefonista en la Telefónica de Soria. Pero aquel trabajo le parecía demasiado fácil y al mismo tiempo demasiado estresante para él. Por otra parte le encantaba la carpintería en la especialidad de ebanistería. Es por eso por lo que pidió excedencia en su trabajo y se vino a Zaragoza para hacer un cursillo de ebanistería en el Centro Profesional de Miralbueno. Emilio trabajaba la madera. Acariciaba la madera. Gozaba con la manipulación de la madera y en construir muebles que él mismo diseñaba. “Es una gozada”, decía.
Eché mano de los anuncios del periódico Heraldo de Aragón, y fijé la mirada en “Fincas Pinilla”. Se nos ofreció una vivienda de reciente construcción, sin estrenar, en el entonces Barrio Rural de Casablanca.
Nos fuimos a vivir al número 9 de la calle Centro. En el último piso y con una hermosa terraza que hace chaflán con la calle de Las Rosas. Lo amueblamos con lo que Caritas Diocesana nos proporcionó. El piso, cuyas paredes olían todavía a pintura, lo estrenamos nosotros. Los muebles que Caritas nos proporcionó eran todos de segunda mano. Las mantas y las colchas para las camas eran pobres pero nuevas. Todo el ajuar restante lo fuimos comprando poco a poco.
Martín nos ayudó a trasladar los enseres con la furgoneta del Seminario. Nuestra casa y el Seminario estaban tan cerca que únicamente las separaba Vía de la Hispanidad. Martín se vino a vivir con nosotros de inmediato, y todas las mañanas iba a dar sus clases correspondientes a los chavales del Seminario Menor.
Muy pronto se nos agregó una muchacha procedente de la HOAC de Logroño. Berta, que también dejó su puesto de trabajo como auxiliar de clínica, y se vino a trabajar a una fábrica de menaje y de juguetes, la “Nacoral”, que hacía esquina con Vía de la Hispanidad y Duquesa Villahermosa. La “Nacoral” hace muchos años que desapareció.
Era una idea fundamental en aquellos tiempos: “vivir encarnados ocupando los puestos de trabajo más bajos”. Si queríamos “fermentar” las conciencias de los trabajadores para dar un vuelco a la realidad existente y mejorarla, había que hacerlo desde lo más bajo de la sociedad. Era nuestra peculiar “encarnación” entre la gente sencilla trabajadora.
Algo más tarde yo me dedicaría a convivir con los camioneros, y durante veinte años conduje un camión trasportando mercancías entre las fábricas. Martín, llegó a abandonar las clases en el Seminario, y se puso a trabajar de barrendero en un camión de recogida de basuras en turno de noche. Fermín trabajaba en la fundición de Ildefonso Lafuente, “ILASA”, instalada entonces al otro lado del Canal, en el tramo lindante con Casablanca, hoy llamado el barrio de Ntra. Sra. de Las Nieves.
El piso disponía de tres dormitorios, salón, cocina, y cuarto de baño.
Desde la terraza exterior se divisaba entonces todo nuestro pequeño barrio rural. También se veía el Seminario Diocesano de Zaragoza, el campo de fútbol La Romareda, y el Hospital General llamado “La Casa Grande”, hoy Hospital Miguel Servet. Prácticamente todo el entorno eran campos de cultivo, campos de regadío. Existía también el Hospital Militar y el Cuartel de Sanidad Militar, el uno frente al otro. La antigua gasolinera de Casablanca y la fábrica de Coca Cola, al igual que el Colegio Residencial Público “Huérfanos de Magisterio”, hoy el I. E. S. “Miguel Catalán”, eran vecinos próximos nuestros.
En la habitación más grande se instalaron Emilio y Fermín. Dormían en una litera para ganar espacio. Porque, eso sí, cada uno teníamos nuestra mesa de estudio. El comedor sería el punto de puesta en común de planificación de nuestras actividades, de nuestras Eucaristías, de nuestras reflexiones, y de nuestras comidas habituales. Berta ocupaba una habitación para ella sola, a quien se agregaría posteriormente Mari Carmen venida del pueblo minero turolense de Ojos Negros. Su padre era encargado de las minas de hierro a cielo abierto. Martín y yo ocupamos el tercer dormitorio.
La primera comunidad mixta en Zaragoza quedaba establecida. En el año de 1.970 no era corriente vivir en comunidad, y menos compuesta por hombres y mujeres. Pero a raíz del Concilio Vaticano II innumerables comunidades cristianas de base florecieron por todas partes. Los jesuitas en el barrio de El Picarral, viviendo en la parroquia obrera de Belén, y muchos equipos de Revisión de Vida y de Acción de militantes de JOC y de HOAC hacía ya tiempo que tenían en común una fuerte organización de apoyo mutuo, fruto del imperativo cristiano “Comunidad de Vida, Comunidad de Bienes y Comunidad de Acción”. Naturalmente los matrimonios vivían cada uno en su casa, pero la solidaridad entre ellos y hacia todos los demás era muy fuerte. Delicias, Oliver, San José, La Paz, y Torrero en general, fueron pioneros en este espíritu de vida militante misionera. Algo comenzaba a cambiar en España.
Casablanca era un barrio muy pobre urbanísticamente hablando. Cuando llovía las calles se encharcaban primero y quedaban embarradas después. Por la noche, las pocas luces parecían unas simples candelas. Unas pantallas de “plato” empotradas en las paredes de las casas y bastante espaciadas, a veces solamente en las esquinas, con lámparas de 100 w. era toda la luminosidad que tenía el barrio. No había escuelas para los niños. Aunque sí había una escuelita en unos bajos de una vieja casa en la calle de “La Escuela”, llamada así precisamente por estar la escuela. Un saloncito para los niños y otro para las niñas. Sin apenas luz solar. Creo que era una escuela privada. Y desde luego era insuficiente. Después se trasladaron al terreno que los PP Paúles fueron habilitando poco a poco en lo que llegaría a ser la actual parroquia, pues en el tiempo desde el que estamos hablando no había iglesia parroquial.
“Incredulorum convictioni et viatorum commodo. Anno MDCCLXXXVI”
(Para convencimiento de incrédulos y alivio de caminantes. Año 1786.
Mas información en:
http://es.wikipedia.org/wiki/Canal_Imperial_de_Arag%C3%B3n
Los sacerdotes habían arreglado para decir misa una especie de cobertizo que era el secadero de una antigua tejería.
El Canal Imperial de Aragón impulsado por el Canónigo Ramón Pignatelli, además de aportarnos humedad en el invierno, nos invadía de ratas. Los de la calle Embarcadero fueron los primeros que hablaron en la asamblea que se organizaría en aquel “cobertizo-iglesia”.
Amparados bajo la figura legal de Asociación de Cabezas de Familia, como en los demás barrios, comenzamos nuestra andadura para intentar transformar y mejorar la realidad de las gentes de los barrios periféricos de Zaragoza. (A. C. F. única fórmula de participación permitida por el Régimen Político de Franco).
Con Casablanca se cerraba así el “primer cinturón de Zaragoza” en el que en cada barrio había ya militantes, bien cristianos, bien de partidos políticos clandestinos. Las parroquias en los barrios, sus sacerdotes y sus militantes, hacían una labor fundamental de promoción religiosa y socio-cultural, y de denuncia para el mejoramiento de sus infraestructuras. Un cinturón real de hombres y mujeres trabajadores en los barrios, compuesto de chavolas en su comienzo, pequeñas parcelas más tarde, y casas austeras de obreros finalmente, se creaba con la gente emigrante de los pueblos a la ciudad. Cinturón activista de las futuras Asociaciones de Barrios. Actividad legal por un lado, pero con muchas otras actividades clandestinas bajo mano. Las Asociaciones de Cabezas de Familia ayudaban a tapar todo lo que no nos estaba permitido, y era necesario para el avance social de las gentes. El movimiento vecinal se iba consolidando.
La idea fundamental de aquel entonces se basaba en copar, y aprovechar las instituciones oficiales, y desde allí abrir las mentes de las gentes y presionar para cambiar la realidad de las ciudades y pueblos de España. Lo cual se hizo al mismo tiempo que copábamos por parte de las izquierdas, gentes progresistas, y cristianos de la JOC y de la HOAC, los sindicatos oficiales del régimen, la Central Nacional Sindicalista, la “C. N. S”.
Todo parecía igual pero ya no era lo mismo. Ya no sería lo mismo. La Dictadura hacía “aguas” y se producía el “parto” de la incipiente “Democracia Española”, reprimida a pulso por el régimen de Franco, pero ansiada con más fuerza por las gentes progresistas de la época. Nuestros pensamientos y nuestros corazones eran ya democráticos. “Actuábamos con planificaciones programadas en discretas asambleas”.
Los barrios comenzaron a organizarse, y casi todos habían puesto en marcha ya su Asociación de Cabezas de Familia. De tal manera que los barrios zaragozanos de Valdefierro, La Bozada, Oliver, Delicias, Miralbueno, La Química (hoy La Almozara), Arrabal-Ranillas-Picarral, La Jota, Barrio de Jesús-Vadorrey, Tenerías, Las Fuentes, Bajo Aragón-Montemolín, San José, Colón, Torrero-La paz, Torrero-San Eugenio, Torrero-Pinares de Venecia, y Casablanca, comenzaban “apretando” con sus demandas a las Autoridades Públicas. No todos estuvieron en un principio, pero sí todos estuvieron después.
Y se crearon los “puntos de ajuste” de este cinturón con la creación de los Polígonos Industriales concebidos en los Planes de Desarrollo del Régimen. La industria avanzó y con ello la conciencia de las gentes. La importancia del trabajador en la marcha política de la nación se fue afianzando. Las gentes comenzaron a hacer valer sus derechos, y a empujar para que se crearan otros muchos. Entre ellos el derecho a asociarse libremente, a manifestarse, y a la huelga, como mecanismos de regulación del sistema capitalista. La historia zaragozana avanzaba y ya no tendría marcha atrás. Ya nunca sería igual. Todo comenzaba a ser diferente.
(NOTA: Si se desea ver de qué situación socio-económica veníamos, se puede pedir en Internet a Google que te enlace con:
http://www.iescasasviejas.net/interlatierra/franquismo.pdf
y
http://www.etnografo.com/etnografia_de_la_memoria.htm
entre infinidad de escritos sobre estos temas).
Ver mas información en:
http://pauleszaragoza.org/index.php?option=com_content&task=view&id=93&Itemid=106
Misma vida, mismo espíritu, y misma misión.
Recibimos un comunicado de la HOAC y de la ZYX adjuntándonos el esquema de un cursillo que se celebraría en Segovia entre los días 18 al 29 de Agosto de 1.970.
Se trataba de aunar posturas a la hora de la creación de comunidades cristianas de base. Para ello era conveniente reflexionar en común y de exponer cada zona de España las luces y las sombras de su experiencia ante el resto de militantes. Y todo ello a la luz del Evangelio y de una Teología Misionera nacida al calor de la doctrina del Concilio Vaticano II.
Según el esquema que se nos aportaba el título del cursillo era Teología y comunidades misioneras. (1)
La introducción y el planteamiento del cursillo correría a cargo del teólogo y sacerdote andaluz, consiliario de la HOAC de Almería, José Domínguez.
Bajo el título “el cristianismo y la comunidad cristiana en la época técnica, se hacía y nos hacía estas preguntas:
¿Es posible definir qué es un cristiano hoy, y qué es una comunidad cristiana?
¿No es una utopía describir un ideal de vida cristiana en el plano personal y comunitario, y luego pretender que la realidad vital se acomode a él?
¿Sería mejor estudiar el dinamismo de la historia humana, o identificar sencillamente el cristianismo con el humanismo que se va gestando en ella canonizando todos los elementos?
Si se establece de antemano un ideal de vida cristiana en el plano personal y comunitario, ¿se puede considerar la sociología religiosa corriente (que solo estudia el decálogo entre las creencias y prácticas religiosas y la vida) como válida para determinar una situación misionera y plantear una auténtica pastoral de misión?
Era una crítica de la sociología religiosa vigente.
Por otra parte, la acción del cristianismo en el mundo, y el ideal de la vida cristiana como meta de su actividad en la historia, tendría unas consecuencias a la hora de trasformar ese mundo, de tal manera que la meta última del cristianismo sería precisamente la actuación en la historia.
El obispo de Segovia Antonio Palenzuela tomaba la palabra para ahondar en la idea de qué es ser un discípulo de Jesús y cómo había que seguirle.
El valenciano militante de la HOAC, artesano de profesión, cura obrero y creador de una comunidad cristiana de base en Valencia, Antonio Andrés Juan, planteaba, ¿qué es una auténtica comunión con Dios en el Jesús de Nazaret y según el Espíritu? Puesto que la comunión entre los hombres debía ser una comunión de vida, de bienes y de acción. Los compromisos de la fe y del bautismo deben de ir en ese triple sentido de comunión. Hablaba de su propia experiencia y desde su barrio valenciano de gentes trabajadoras, y emigrantes, llamado como no, el Barrio del Cristo-Malva-rosa. Comunión de los pobres, porque así fue el Mesías de los pobres. Para crecer en la comunión era fundamental la Eucaristía en el espíritu de la última cena de Jesús con sus discípulos.
(Nota: Antonio moría el mismo día que el también cura obrero Wirberto Delso Díez, y ambos recibirían sepultura el día 23 de Abril de 2.009, día de San Jorge. En Noticias Obreras de 1-11-09/15-11-09, nº 1.491, sus compañeros de la HOAC le recuerdan así: “Antonio, hijo de padres viejos, “enfant terrible” en la Iglesia y fuera de ella…, enfermo perpetuo y a veces imaginario…, jesuita frustrado, sujeto de dos grandes pasiones: Jesucristo y los pobres, estas pasiones concretadas en su barrio, en sus luchas por la dignidad, al servicio de los más necesitados, vecino y ciudadano ejemplar… Martillo de herejes, hereje golpeado por el martillo de otros martillos de herejes, callo en el dedo gordo de los obispos, bufón (así lo decía él) de jerarquías eclesiásticas, hoacista cumplidor estricto (no se perdía nada), pero rebelde y auto marginado, padre espiritual del equipo Barrio del Cristo-Malva-rosa, pozo de sabiduría cristológica, director espiritual de jóvenes, viejos y vírgenes consagradas, penetrador del ser humano, comprendedor de la gente incomprendida e incomprensible, queriendo a cada uno como era, visitador de convictos encarcelados, amante espiritual de la soledad, confesor público de sus propios pecados: “a mí lo que me pasa es que no amo bastante a Dios”. Todo eso y más”).
El Consiliario nacional de la HOAC, Antonio Martín, plantearía el tema desde el punto de vista del pueblo. Había que ir al pueblo, hacerse del pueblo, y ello de una forma permanente y definitiva. Y se preguntaba: ¿Quién es el pueblo sociológica y teológicamente hablando? Hay que ir al pueblo sociológico para que sea pueblo de Dios. Y el pueblo sociológico tiene su propio esquema de valores (materialismo). Y hay que tener en cuenta la situación institucional en cuanto a lo económico, lo social, lo cultural, lo político y lo religioso.
Volvía a intervenir Domínguez planteando cual era la tarea de la misión. Hacía falta una etapa previa a la evangelización cristiana. Había que crear una comunidad humana, incentivar la maduración social, la psicológica y la moral para vivir “el Evangelio de la triple comunión”. Comunidad de vida, de bienes y de acción.
Posteriormente vendría la tarea propia de la evangelización: la creación de una comunidad cristiana, con las motivaciones cristianas, y con la ética cristiana. Catequizar suponía convertir la comunidad cristiana en comunidad de testimonio y compromiso.
El sacerdote y teólogo murciano Fernando Egea planteaba y contraponía los ideales cristianos y las realidades actuales. Comunidades tradicionales de religiosos frente a las nuevas comunidades cristianas de base. Exponía las contradicciones de la Iglesia: por una parte la masa de bautizados, por otra parte el objetivo era ¿sacramentalizar o evangelizar?..., ¿el culto al servicio de la misión?..., ¿evangelizar o humanizar?... ¿El trabajo de los presbíteros o el apostolado libre?... ¿Obras apostólicas o solo comunidades?
Nuevamente Domínguez planteaba las comunidades de base como respuesta misionera. Y se preguntaba ¿las comunidades de base, son realmente respuesta? Y venía a pronunciarse sobre la necesidad de una promoción de cristianos, de si debíamos ser fermento en la masa, luz y sal en el mundo, germen en comunidades con nuevo estilo, comunidades de base y misión con obreros, campesinos, e industriales, bachilleres y universitarios, clases altas y medias.
El teólogo Alfonso Álvarez Bolado hablaría sobre los presbíteros y las comunidades de base.
Y el Padre Llanos venido desde su comunidad madrileña del Pozo del Tío Raimundo expondría su reflexión sobre “las comunidades de base y el futuro del presbiterado”. Cual sería la figura del sacerdote en el futuro. Qué papel tendrían las comunidades cristianas en la configuración del nuevo tipo de presbítero. Desde donde se haría el reclutamiento de candidatos al presbiterado.
“Las comunidades de base y el futuro de la iglesia. Realismo y esperanza cristiana”. Decía: el cristianismo es difícil, ¿cual será el futuro de la Iglesia?, ¿los que se quedarán atrás?, ¿el destino de los profetas?, ¿la pasión por el número (muchos, pocos)?, ¿será necesario aceptar la diáspora misionera?, ¿superación del fracaso?, ¿salvación individual y vocación misionera? Reflexiones que hacía desde una vida pobre y austera el veterano sacerdote jesuita José María Llanos. Con el fin de abortar aquel ejemplo de vida en el Pozo del Tío Raimundo, tanto el Régimen Político como las Jerarquías Eclesiásticas le propusieron importantes cargos públicos que él rechazó.
Tomás Malagón expondría todo un programa de Teología bajo el título “para una catequesis de adultos (actual). Nueve temas con los siguientes capítulos:
DIOS
- Dios en la existencia cristiana
- Ateismo moderno
- El Dios en quien no creen
- Lo que puede hacer la razón humana para pensar de algún modo a Dios
- El Dios de la Fe
- Humanismo y ateísmo.
REVELACIÓN: …
TRINIDAD: …
CREACIÓN: …
PROVIDENCIA: …
REDENCIÓN: …
LA GRACIA SOBRENATURAL ….
IGLESIA: …
TESTIMONIO: ….
Además había una serie de seminarios para desarrollar por grupos libremente elegidos.
Llegado el momento nos fuimos para Segovia los sacerdotes zaragozanos Martín R. R., Wirberto Delso Díez, Alfonso M. S. y Laureano Molina Gómez.
Fueron once días intensos. Por la mañana cuatro charlas. Por las tardes los seminarios monográficos por grupos. Al final de la jornada teníamos la celebración eucarística vivamente participada. La casa de Ejercicios Espirituales del Arzobispado de Segovia y alquilada por HOAC-ZYX, estaba a rebosar de sacerdotes y militantes cristianos. Los descansos eran los estrictamente necesarios. Solamente por las tardes teníamos un rato libre para visitar la ciudad..
La casa del cursillo estaba muy próxima al inicio del Acueducto de Segovia, por lo que una tarde fuimos hasta el lugar donde arrancaba el acueducto. Para mí supuso una pequeña desilusión, pues en la parte superior del acueducto no hay mas que un pequeño canalillo de mas o menos unos 0´50 x 0´50 m., si mi recuerdo no me traiciona. ¡Tan inmensa obra para tan escasa conducción de agua! Claro que el agua procedente de la sierra, limpia y fresca, atravesaba por medio de ese magnífico puente el barranco, en su día, que rodeaba a la ciudad, y que por encima de sus murallas llegaba para saciar la sed de los ciudadanos de la época.
(Ver Acueducto en:
Pasear al atardecer por la ciudad, es una gozada. Ver la puesta del sol a través de los arcos del acueducto es un espectáculo. Sus piedras se tornan de un color oro ligeramente tirando a rosado que cautivan. San Esteban, casa de Los Picos, la Catedral y el Alcázar era un paseo obligado.
Casa de los Picos. // Iglesia de San Esteban de Segovia
Terminó el cursillo y decidimos conocer Ávila y Toledo. El viaje fue penoso por el intenso calor que hacía esos días. Un bochorno insoportable. Los vientos procedentes del desierto africano del Sahara quemaban los cuerpos. Con las ventanillas del coche cerradas, te ahogabas; y si las abrías, te asfixiabas. Pero Ávila y Toledo bien merecían un sofocón. Las dos ciudades, cada una en sí misma, son una maravilla.
Actividad en el barrio
Al principio en casa nos organizamos como pudimos. Mientras estuve libre de un trabajo sometido a un horario, era yo quien compraba y hacía la comida. Aunque eso sí, todos limpiábamos por turnos la vivienda.
Nuestras comidas eran de lo más económico: legumbres, arroces, patatas, verduras, bajos de cordero cocinados en estofado, así como ternera estofada, algo de pescado (sardinas), panceta y derivados del cerdo. El hígado de ternera asado a la plancha y aderezado con aceite crudo de oliva y ajo picado, era para nosotros un manjar. A los sorianos Emilio y Fermín les gustaba mucho hacer “torrezno”, cortezas de cerdo fritas y crujientes. Les encantaba. Eran comidas fuertes de jóvenes trabajadores y procedentes de tierras de la fría Soria. En una olla exprés hacíamos cada cocido que…, eso, que quitaba el hambre y alimentaba estupendamente.
Dormíamos lo justo, porque nuestras actividades socio-políticas-apostólicas se hacían al caer la noche. Además bastantes veces había que colaborar con partidos, sindicatos, grupos vecinales y con nuestras actividades de HOAC y de JOC en reuniones, y arrojando octavillas informativas por los barrios y por la ciudad en general. Era nuestra prensa clandestina. Por eso nuestro lema elemental era: “a menos dormir, más comer”.
Por otra parte en casa teníamos nuestra puesta en común y nuestras reflexiones entorno a la Eucaristía que celebrábamos con nuestro pan y vino de nuestras comidas habituales. Era nuestro encuentro especial e íntimo de nuestra familia cristiana. Además cada uno estaba insertado en un equipo de la HOAC compuesto por militantes especialmente de los barrios. Se producía una corriente de ideas y compromisos que iban de casa al equipo, del equipo al barrio, y desde los barrios se presionaba constantemente a las autoridades eclesiásticas y civiles con la intención de mejorar las condiciones de vida de las gentes trabajadoras. Y así un día y otro día, noche tras noche, se lograba avanzar en el despertar de las conciencias de los vecinos.
El cinturón humano de los barrios apretaba a las autoridades con sus denuncias y exigencias. Comenzaba a ser corriente las manifestaciones, la policía en la calle, el sonido de las sirenas de los coches policiales, sanciones gubernativas, noches en Comisaría, solidaridad vecinal, ocultación de gentes huidas de la policía en las casas de los militantes, libros clandestinos, trabajos especializados multicopiados y distribuidos de mano en mano…
Nosotros disponíamos de un instrumento muy importante para la concienciación de las personas. Eran los libros ZYX de temas actuales y de precios muy asequibles para la gente trabajadora. Se leía y se discutía en grupos, asambleas, ateneos, en todo tiempo y lugar. Vivíamos a tope, porque trabajábamos a tope.
Todo lo que ganábamos lo poníamos en común. Cada uno gastaba según su criterio y según sus necesidades. Pero observamos que aquel proceder no era suficiente, no era eficaz, el dinero de todos apenas si llegaba a final de mes. Reflexionamos y llegamos a un acuerdo: procederíamos según el presupuesto que decidiéramos todos. Tanto para comer, tanto para gastos de casa, tanto para libros y actividades personales, y si alguien necesitaba algún gasto especial por alguna circunstancia debería ser la comunidad la que le diera el visto bueno. Y aquello resultó. Al llegar a final de mes empezaba a sobrarnos dinero. Ayudábamos a otros equipos, teníamos ahorros para gastos de desplazamientos para realizar cursillos, Incluso llegamos ahorrar suficiente dinero y comprar una nueva furgoneta Citroen 2cv., que pusimos a nombre de la ZYX en Madrid. Nuestra disciplina económica comenzaba a dar sus frutos. Y nuestra flamante furgoneta llegaría a hacer un buen servicio. Gastaba poco, corría poco, cargaba mucho, y era resistente y fiel, imagen de como ha sido siempre el trabajador en la historia obrera.
Llegó un momento en el que hacer la comida fue también cosa de todos. Todos aprendimos a cocinar. Especialmente nos ayudó un vecino que venía por nuestra casa muy a menudo porque decía que se encontraba a gusto con nosotros. Estaba casado y tenía una niña. Tanto su mujer como él eran andaluces. Ella era discreta, serena, eficaz. “mujer de su casa”, un encanto de mujer. Él era de profesión etnólogo y trabajaba en una cooperativa vinícola de Cariñena. Pero tenía también el Carnet de Hostelería como cocinero. Nos enseñó a cocinar. Nos practicó unas recetas de poco coste, pero ricas en sabor y valor nutricional.
Nuestra espiritualidad
Intentábamos ser fieles a los principios de la HOAC nacidos del ejemplo de Jesús de Nazaret, de la comunidad que él creó con sus discípulos. (2)
Una comunión perfecta de vida: “Jesús, conoce a sus discípulos y se da a conocer; los acepta como son, con sus defectos, fallos, carácter, temperamento, y les ofrece su amistad”.
“Comparte sus sufrimientos y sus alegrías en el cumplimiento de la misión confiada por el Padre”.
“Recibe de ellos la confesión de sus vidas”.
“En diálogo permanente les explica el misterio del Reino de Dios y su misterio personal, y provoca en ellos una adhesión firme a su persona y a su mensaje. Así, en la comunión de vida, crea la fe en la comunidad naciente”.
“La fe es alianza con Cristo, que incluye la entrega sacrificada y desinteresada a Cristo y a los hermanos. Fe señalada por el bautismo, que se expresará en la vivencia del Cuerpo Místico, en la realización de la humildad-servicio”.
“Comunidad perfecta de bienes: Jesús pone en común con ellos todo lo que tiene hasta el poder de hacer milagros. Les introduce en la práctica de la pobreza-comunión de bienes y les lleva a la vivencia del Mandamiento Nuevo, del amor cristiano, que en frases de Pablo es: actuación de la fe-entrega-servicio. Amaos los unos a los otros… En esto conocerán que sois mis discípulos”. (Gl, 5,6 y Jo. 13, 34-35; 15, 12-17; 1ª Jo, 1, 4 y 2,8).
“Comunidad de acción: experiencia que proporciona a sus discípulos en el anuncio y en la realización del Reino de Dios. Les hace crecer en la capacidad de sacrificio que hace falta para ello. Les prepara para que sean capaces de aceptar las humillaciones, persecuciones, sufrimientos, incomprensiones, incomodidades, y la muerte por el Reino de Dios y su Justicia”.
“Les enseña a negarse a sí mismos, a renunciar a sus intereses personales y a sus caprichos, a su situación humana, y a los gustos personales”.
“Para templarlos en el sacrificio por el Reino de Dios les muestra la gran esperanza que les aguarda: la vida, el Reino definitivo”.
A través de todo el Evangelio se ve que Cristo quiere que su iglesia y dentro de ella cada comunidad particular y cada grupo sea una comunidad de pobres de Javhe.
Su “programa” quedará establecido especialmente en los ocho principios fundamentales evangélicos. Escalones que hay que subir uno tras otro en orden a conseguir el objetivo final: “ser fiel a la construcción del Reino de Dios y su Justicia”.
Programa que no es otro que las ocho Bienaventuranzas que se relatan en el Evangelio de Jesús.
Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los Cielos. (1ª)
La pobreza: pobre es el que está dispuesto a perder lo que tiene y lo que no tiene. Desprendido y libre de todo ha de estar el militante. El desprendimiento se pone de manifiesto por la capacidad de comunión, en la facilidad para la pobreza actual. Pobreza espiritual sin comunión, no existe. Si hay pobreza espiritual, al ver a Cristo en los demás, ¿cómo no comunicar lo que se tiene? Cuando no hay comunión, no hay desprendimiento. Por eso, la comunión lleva necesariamente a la pobreza.
Pobres de espíritu son los pobres reales, conscientes, libres y voluntarios, que por amor a Dios, confianza en Él, por amor a los hombres especialmente a los pobres sociológicos, y por imitación a Cristo, eligen vivir en la pobreza, como encarnación y testimonio. El valor de esta pobreza no está en la privación sino en el amor, que lleva a través de la comunicación constante de bienes a la plena comunión.
Para ser pobre de espíritu se puede partir de la situación de riqueza o de la situación de pobreza sociológica. Lo importante es la comunión, y a ser posible la comunión total de bienes como expresión de amor. Los pobres sociológicos, en general, pueden estar sicológicamente mejor preparados para entender y realizar la comunión que los ricos. Lo que no es compatible con la pobreza evangélica es un desprendimiento exclusivamente interior que no se manifiesta en la comunión.
Estoy transcribiendo al pie de la letra unos apuntes cogidos a mano de lo que Tomás Malagón entendía como genuino el sentido de las bienaventuranzas.
Era el sentido de las bienaventuranzas que en la doctrina de la HOAC se tenía muy presente. Por eso quiero conservar tal cual lo que entonces aprecié y sentí. Cada uno que lea entre líneas y saque las conclusiones que estime oportuno.
Bienaventurados los mansos porque ellos poseerán en herencia la tierra. (2ª)
La mansedumbre: parece que el diablo se empeña en rodear de palabras feas las realidades más hermosas. “Manso” en castellano suena un poco a tonto. En latín suena peor: “mitis” (blando). El francés lo acaba de arreglar: “douce”. No digamos de los misales que nos traducen: “bienaventurados los dulces”… Sin embargo la mansedumbre es una virtud de fuertes: es la no-violencia activa acompañada de espíritu de amor. Es no contestar a la violencia con violencia, y hacer esto por amor. Es renunciar al mismo derecho que en ocasiones podemos tener como cualquier otro. Es renunciar a la violencia pero caminando firmes a donde tengamos que ir, lo cual no es ceder. Es estar dispuesto a hacer todo lo que haga falta hacer. No quiero decir que la violencia sea injusta, sino que el cristiano no debe tomarla como sistema. Defender siempre al “apaleado”. Huir de la fuerza bruta.
Esto supone mucho dominio de sí mismo y de las circunstancias. Hace falta mucha fuerza para practicarlo. Tenemos un ejemplo maravilloso en Gandhi con el empleo de la mansedumbre, que llegando a veces a ofrecer los indios sus cuerpos limpios a los disparos de los ingleses, fue la India la primera nación que obtuvo la independencia de Inglaterra. Gandhi decía que esto lo aprendió del Evangelio.
Ortega y Gasset manifestaba: Cristo al decir que “a quien te hiere en una mejilla, ofrécele la otra” instauraba una forma superior de cultura. Ortega distinguía tres períodos en la historia del mundo: a) Exaltación de la fuerza bruta, era un período de glorificación de la violencia (recordemos la prehistoria, las epopeyas…, así es como nacieron muchos títulos nobiliarios conquistando territorios de otros). b) En un segundo período se justifica la violencia sólo como defensa. En este caso, si hay que hacer violencia, se tratará siempre de justificarla (por ejemplo, teólogos justificando las guerras de Indias; Hitler y las teorías del espacio vital de los alemanes). c) Después aparecería una forma superior de cultura, la que se caracteriza por la no violencia. Es precisamente lo que hizo Gandhi. Y si lo hubiera conocido habría dicho otro tanto de Luther King, que sigue con valentía este método en la defensa de los derechos de los negros.
La mansedumbre es esta no violencia cuando va acompañada del amor y con el fin de defender la justicia.
Los “mansos” pues, no son los bonachones, ni los resignados. Cristo es el modelo supremo de mansedumbre, sobre todo en su pasión y muerte. La mansedumbre evangélica es aquella actitud que implica más respeto hacia los demás, y más fortaleza. Es la actitud de fortaleza de los mártires y santos cristianos. Esta fortaleza está muy cercana a la humildad como servicio responsable a los demás. Se opone a la soberbia, al orgullo, a la altivez, a la cobardía, a la insolencia.
Los grupos y comunidades de pobres evangélicos deben caracterizarse también por esta mansedumbre-fortaleza como actitud colectiva. En una sociedad de personas responsables, es una actitud básica.
Esta será una de las virtudes más sobresalientes de la cultura humano-comunitaria que pretenden construir los hombres de hoy.
A una sociedad de “vicentes” y “borregos”, le prestarán un gran servicio estos grupos de “pobres-mansos”, sobre todo, si reúnen las condiciones exigidas por las bienaventuranzas para ser pobres evangélicos.
Se agolpan en mi recuerdo innumerables hechos que después de haber sido trabajados por cristianos de JOC y de HOAC, instruyendo, preparando y movilizando a las gentes, llegaba algún partido político, todo ello en la clandestinidad, y “capitalizaba” en su provecho las acciones emprendidas por otros. Naturalmente nos sabía “a cuerno quemado”. Pero los cristianos no nos rendíamos nunca, callábamos, pero seguíamos avanzando. Otro tanto ocurría en las asambleas de barrios: preparábamos con todo detalle las reuniones, y llegaban “los de siempre”, y desde distintos rincones de la reunión, llevaban “el agua a su molino”. Esto era tan corriente que en la ZYX se organizó un cursillo de estrategias y tácticas en el “tratamiento” de multitudes. Evidentemente teníamos muy presente aquello que decía Jesús “Los hijos de las tinieblas son más sagaces que los hijos de la luz”. (Luc., 16, 8). Y añadía: “Sed cándidos como las palomas y astutos como las serpientes”.
En teoría copiábamos la estrategia del Partido Comunista: “unos mantenían una afirmación, otros (pero del mismo grupo camuflado) sostenían lo contrario, al final aparecían los que expresaban una síntesis de ambas posturas dejando a todos contentos”. Era lo que se pretendía.
El partido Comunista decía: “Esto es así. Pero esto podría ser de otra manera, debería ser de otra manera. Luego esto será de otra manera”.
Los de la JOC y los de la HOAC decíamos “la realidad es así. Pero a la luz del Evangelio debería ser de otra manera. Luego la realidad será de otra manera”. En el fondo esto era la revisión de vida. Cada uno y en grupo hacíamos nuestros compromisos en nuestras reuniones, y salíamos a la calle a ponerlo en práctica, fortalecidos además por nuestras Eucaristías fraternales y comunitarias.
Y en el sentido de la mansedumbre insinuada anteriormente recuerdo en especial a dos militantes de la HOAC, (en realidad había muchos), Enrique Subiza y el compañero Aquilino. Enrique, casado con María, con dos hijas y un hijo, era el prototipo de lo que se dice en esta bienaventuranza. Era un hombre discreto, callado, observador, eficaz y responsable en todos los compromisos que asumía aunque fueran de lo más insignificantes; sonreía siempre, no se enfadaba nunca, pero aquello a lo que se comprometía lo cumplía. El amigo Damián V. V., delegado de la ZYX en Aragón, no encontró mejor casa para hospedarse que la casa de María y de Enrique. Aquilino, (no recuerdo su situación familiar), parecía un hombre “insignificante”, que pertenecía a los “Equipos del Dolor” de la HOAC. Siempre calladamente, discretamente, pacientemente (a pesar de su propia enfermedad), visitaba asiduamente a los compañeros enfermos, a vecinos del barrio de Torrero, a todos los que podía acompañar, animar, asistir, y con los que siempre se solidarizaba, y estaba siempre a lado para lo que hiciera falta. Sus vidas, la de estos militantes, eran siempre servicio incondicional a su prójimo.
Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados. (3ª)
Los que lloran: los que resultan ser víctimas de la injusticia. Entre ellos principalmente se encontrarán los dispuestos a luchar por la justicia: las víctimas del mal son las mejor preparadas para combatirlo.
El sufrir y el llorar, al menos interiormente, es otra nota característica de los pobres. Cuando no hay llanto, dolor, sufrimiento, persecución, incomprensión es porque no se han tomado en serio las exigencias de la pobreza evangélica. Siempre que se tomen en serio estas exigencias, necesariamente se choca con los ambientes, instituciones, y estructuras, y en seguida aparecen la cruz y el sufrimiento. “Todos los que quieren vivir religiosamente con Cristo Jesús, padecerán persecución”, dice San Pablo (2Tim. 3, 13).
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. (4ª)
La justicia, bíblicamente, es el ajustamiento de todas las cosas, personas e instituciones, es el plan de Dios. Abarca desde la justicia que se refiere a los bienes económicos y culturales, hasta la justicia que consiste en la vida de Gracia, en la Santidad y en la Alianza con Dios. Todo lo que los hombres designan con la palabra justicia cabe dentro de la justicia bíblica.
Según esto, la tercera característica de los grupos y comunidades cristianas es experimentar el deseo de que se realice la justicia, con la misma ansiedad y angustia con que el hambriento y el sediento desean comer y beber. Esto supone que estén siempre dispuestos a realizar el Plan de Dios, de manera que también ellos puedan decir con Cristo: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió”. (Jo. 4, 34).
Se exige pues, el espíritu de lucha en un cristiano cuando se trata de defender el Plan de Dios. Es la construcción del Reino de Dios y de su Justicia que comienza ya aquí en la tierra.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. (5ª)
Los misericordiosos, es decir, los que tienen entrañas de misericordia.
Hemos de ser, o de los que lloran, o de los que se con-padecen con los que sufren. Los que padecen con los que lloran, es otra forma de llorar.
Según la Biblia, es misericordioso aquel que sin ser víctima de una situación, comparte la suerte de las víctimas. El ejemplo de la misericordia es Dios, que sin ser víctima del pecado y sus consecuencias, ha querido que su Hijo comparta con nosotros el ser víctima.
La exigencia de esta bienaventuranza es muy seria en un mundo de hambrientos y de analfabetos, en el que la mayor parte de los hombres están excluidos de una participación humana en los bienes del progreso y de la cultura, sin posibilidad real de hacer oír sus voces en el ordenamiento cívico y económico.
Ser misericordioso en las grandes ciudades debería llevar a los cristianos a compartir la suerte de los que viven en los suburbios, y de todos los marginados de la sociedad. Ser misericordioso nos debería llevar a compartir las situaciones infrahumanas de los campesinos.
Ser misericordiosos supone tener una conciencia aguda de los problemas de los demás, y luchar con todas las fuerzas por resolverlas.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. (6ª)
Limpios de corazón son los que no buscan “su medro”, no se buscan a sí mismos, ni su interés, sino que buscan la voluntad de Dios.
Limpios de corazón que se podría traducir por “honrados”. Son aquellos que teniendo siempre buena fe o buena disposición hacia todos los hombres, piensan, hablan, y actúan en consecuencia. La limpieza de corazón es lo contrario de la hipocresía y del fariseísmo. La limpieza de corazón, cuando Cristo habla de ella en el Evangelio, siempre es a propósito de los fariseos que no limpian su corazón. (Mt. 23, 25-28; 15, 10-20. Mc. 7, 14-23).
Cuando se procede con limpieza de corazón, entonces se experimenta a Dios de manera privilegiada en el prójimo.
Esta bienaventuranza exige que las comunidades y grupos cristianos, y por tanto, las personas que las integran, estén siempre atentas al amor y al respeto de las personas con una gran sinceridad y autenticidad.
Lo que nos dice el Señor en Mt. 5, 21 y ss; 7, 1-5. Lc. 6, 39-45, puede ser un comentario de la limpieza de corazón.
Igualmente muchas de las exhortaciones de San Pablo al huir de las obras de la carne y realizar las obras del Espíritu. (Ef. 4, 17; Gal. 5, 13: 6, 10; Col. 3, 5-15).
La limpieza de corazón incluye la castidad, pero va mucho más allá de la castidad.
Bienaventurados los que hacen la paz. Porque ellos serán llamados hijos de Dios. (7ª)
La Paz, que es el resultado de la Justicia y no de la tranquilidad que viene de tranca. Esforzarse por la paz es implantar la justicia. Así es el militante: enamorado de la paz y se esfuerza por ella.
Los pacíficos, es decir los que hacen obra de paz basada en la justicia. “Opus iusticiae pax”. Cuando hay justicia, brota la paz.
Los constructores de la paz son aquellos, que por todos los caminos, buscan la auténtica paz con Dios y con los hombres.
La paz es la expresión de la vida en la alianza-comunión. La paz bíblica es el fruto de la promoción de la verdad-fidelidad contra la mentira-traición; de la promoción de la justicia integral y colectiva; de la promoción de la libertad personal y comunitaria de familias, grupos humanos, países, etc.; de la promoción del amor sacrificado y desinteresado de los hombres. Construir la paz, en definitiva, es luchar constantemente por la promoción integral y colectiva de todos los hombres, haciendo que las estructuras e instituciones hagan posibles el que todos los hombres que la integran estén al servicio de sus hermanos en el orden económico, cultural, político, social y religioso.
Solo los que construyen la paz de esta manera serán hijos de Dios y reconocidos por tales por Dios y por los hombres.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. (8ª)
Esta es la bienaventuranza de aquellos que desarrollan una acción de defensa de la justicia porque no se avienen con la injusticia. Las “condecoraciones son crucifixiones por delante”. Pero hay también condecoraciones por detrás. Para obtenerlas hay que hacer méritos, y estos méritos son la acción por la implantación de la justicia.
¿Qué se entiende por justicia?
La justicia en la Biblia es un concepto muy complejo. Aplicada a Dios en el Antiguo Testamento, viene a significar justicia y fidelidad, una justicia que era su fidelidad. Entre los judíos, decir que Dios es justo, era también decir que era fiel. No sin razón Dios no puede ser justo con justicia conmutativa. La justicia conmutativa es la que da a cada uno lo suyo; supone un derecho, tener algo propio. Pero ante Dios ¿qué es la justicia?
Pero además, la justicia conmutativa supone acomodarse a una norma externa. Pero acomodarse a una norma externa tampoco es posible a Dios. Por eso solo hay una manera de que Dios sea justo: ajustándose a sus promesas, siendo fiel.
De esta justicia participa el hombre cuando se acomoda y ajusta a las promesas, a los planes de Dios, cuando es según el corazón de Dios. Esta justicia incluye, claro está, el realizar la justicia conmutativa, pero la rebasa y desborda. Se trata de acomodarse a los planes de dios y realizarlos, sobre la vida personal y social del hombre, buscando la justicia en sí misma y en el entorno.
Buscar esta justicia es la octava bienaventuranza, que es la decisiva, la síntesis. Pero para llegar a realizar esto hay que recorrer las otras siete, que son como el bagaje del militante.
El Señor preparó psicológicamente a sus discípulos para aceptar la persecución. Al intentar impregnar el mundo empecatado con los criterios de la justicia bíblica, necesariamente se produce persecución.
En este sentido es aleccionador la mala “aventuranza” de San Lucas, (1, 6-26), que dice: “¡Ay de vosotros cuando todos los hombres hablen bien de vosotros, porque de este modo trataron sus padres a los falsos profetas!”.
Ezequiel califica de falsos profetas a los que engañan al pueblo con mentiras (Ez. 13, 1-23) y especialmente a los que extravían al pueblo diciendo: “Paz, cuando no hay paz” (Ez. 13, 10).
Construir la paz cristiana trae la persecución y las tensiones (Mt. 10, 34-36). Luchar contra el mundo en el sentido ético-peyorativo que tiene con frecuencia en San Juan como conjunto de hombres, que no viven las consecuencias del pecado, sino que lo legalizan en sus instituciones código-sociales y religiosas, necesariamente producen el odio y la persecución (Jo. 15, 18-27 a 16, 1-4).
La suerte de los discípulos será como la de Cristo: la persecución (Mt. 10, 16-32).
Las bienaventuranzas nos deben excitar a poner en marcha pequeñas comunidades de testimonio y de compromiso, que cumplan dentro de las comunidades más amplias y dentro de la masa cristiana, y del conjunto de todos los ciudadanos, la función de fermento, para que la iglesia se acerque cada día más al ideal de la Iglesia de los Pobres, es decir, al ideal de la Iglesia constituida por los Pobres según el Evangelio expresado en las bienaventuranzas.
Las ocho bienaventuranzas no se refieren a distintas personas. Ni son un catálogo de virtudes. “Lo que pretenden es enseñar cómo deben ser las comunidades y grupos cristianos, destacando de forma esquemática los principales rasgos de su vida comunitaria”.
Todo esto era lo que sostenía y vivía Tomás Malagón con “su alma gemela y complementaria, Guillermo Rovirosa”. Así se compenetraban y así actuaban los dos, y con ellos los hombres fundadores de la HOAC, y todos los que siguieron en aquella dinámica espiritual y social de compromiso. Los demás intentábamos ser imitadores del ejemplo que nos daban.
Tomás Malagón venía a decir, el problema es este:
Nuestro mundo es injusto, profundamente, sustancialmente injusto, y no solo los individuos, sino especialmente las estructuras.
Ahora bien, los cristianos estamos metidos y complicados en estas estructuras. Luego algo hay que hacer. Y recordaba a José María Díez-Alegría cuando decía: “No todos podemos hacerlo todo. Pero todos tendríamos que hacer algo. Y me parece que casi todos tendríamos que hacer algo que no hacemos”. (Díez Alegría: conferencia titulada “Cristianismo y Revolución”. Asís (Italia). 1.967). (2)
Las Esclusas del Canal de Aragón en Casablanca y central eléctrica en paralelo y en el mismo lugar.
Nuestras actividades
Una de las primeras cosas que hicimos, una vez estuvimos instalados en casa, fue ir a ver a los dos sacerdotes, PP Paúles, de la parroquia. Nos presentamos, les dijimos por qué habíamos ido a vivir allí, y qué era lo que pretendíamos, y que por su puesto nos poníamos a su disposición.
Nos comprendieron perfectamente. La penuria de los medios con qué contaban las instalaciones parroquiales, su espíritu de pobreza y entrega, y por nuestra parte nuestras buenas intenciones, hicieron que aquellos sacerdotes nos aceptaran inmediatamente. Éramos bienvenidos, y todo lo que tenían lo ponían a nuestra disposición: una capilla en un local de la antigua tejería, y una especie de saloncito anexo. El exterior estaba compuesto de un gran terreno de charcos y de barro cuando llovía, y de polvo cuando el cierzo arreciaba.
Pronto vendrían las reuniones, la manifestación de problemas, las ansias por resolverlos, las comisiones que se crearían para solucionarlos, escritos y más escritos dirigidos a las autoridades, y la insistencia oportuna e importunamente ante esas autoridades.
Nosotros disponíamos de dos máquinas de escribir “olivetti”, que muy pronto empezaron a calentarse por el uso que les dimos. Emilio era un buen mecanógrafo, y Martín y yo hacíamos lo que podíamos. Fermín y Berta también tuvieron que adiestrarse en la mecanografía. Los papeles de calco, y los folios llamados de “papel cebolla”, nos permitían hacer simultáneamente varias copias.
Empezamos a colocar escritos convocando a reunión en la Parroquia, por las tiendas del barrio: la tienda de comestibles de la señora Margarita y de su marido Enrique, la carnicería del señor Vicente, la panadería del barrio, el bar del Manolo, el Vegé Alimentación, además de la puerta de la Capilla.
La novedad hizo que acudiera bastante gente. Además se había corrido por el barrio, pequeño en aquellos tiempos, que unos jóvenes habían venido a vivir allí. No era una familia normal, sino que estaba compuesta por cuatro hombres y dos mujeres, y que además estaban en conexión con la Parroquia.
La gente se arrancó expresando los problemas y carencias del barrio. Se debatían y concretaban. Se tomaba nota, y se insinuaba hacia qué departamentos del Ayuntamiento, Gobernación Civil, Educación y Ciencia, etc…, deberían dirigirse los escritos.
Para cada tema se creaba una comisión. Cada comisión preparaba los escritos y era quien los presentaba en los organismos oficiales pertinentes. En la reunión siguiente daban cuenta de la buena o indiferente acogida del problema presentado. Y así se insistía una y otra vez.
Como muestra de las citaciones que se hacían copiamos textualmente la siguiente:
“CONVOCATORIA A LOS VECINOS PRESIDENTES DE ESCALERA
Al objeto de canalizar gestiones, en pro de un mejor alumbrado público en el barrio es necesario contar con la conformidad de los propietarios de Fincas, y locales comerciales, o en su caso con las comunidades de vecinos, en el sentido de que de verificarse nueva instalación de puntos de luz, los gastos de la misma, en un 50 % aproximadamente, serán por cuenta de los antes citados propietarios.
Para esta consulta se requiere la colaboración de los Presidentes de Comunidades de Vecinos, que harán saber la necesidad de esta mejora, que conjuntamente con otras a realizar, redunden en beneficio de vecindario, y particularmente en una natural revalorización de las fincas.
De la urgencia de esta gestión y de su resultado positivo, se derivará el obtener en su día, y cuanto antes, la mejora deseada, cursando la oportuna instancia de solicitud al Excmo. Sr. Alcalde Presidente.
Se cita a los señores presidentes de Comunidades de Vecinos por ser totalmente necesario e imprescindible su presencia, para el próximo jueves día 12 de noviembre a las 8´30 h. de la tarde en el Salón Parroquial.
Te saludamos cordialmente.
UNOS VECINOS DE CASABLANCA”.
Y en cuanto al problema de escolarización de los niños, se elaboró casa por casa la siguiente encuesta, cuyo encabezamiento decía así:
“Adviértase a los padres, que los niños que se inscriben en Escuelas municipales serán trasladados a los grupos a los que se les designen, en autobús gratuito, con regreso al barrio. La parada del autobús se designará en su día.
Este sistema puede ponerse en práctica en el presente curso escolar, hasta la construcción de los grupos escolares de la Romareda”.
Calle Nº Piso // Nombre, apellidos // edad // Colegio al que va // Desea ir al colegio municipal // ultimo grado cursado
De momento el problema se solucionó, y los niños comenzaron a abrirse a la ciudad.
Una de las primeras cosas que se consiguió fue que Sanidad organizara inmediatamente una campaña de desratización. Las casas de la calle Embarcadero eran especialmente las paganas de aquella plaga de ratas. Entre las casas y el Canal no había más que los huertos que servían de expansión a las ratas del Canal, y de los huertos a las casas. También hoy en día se ven ratas en el canal, pero ya no hay huertos, y el cemento e instalaciones de servicios en el barrio, hace que las ratas se mantengan dentro de su hábitat, las aguas del Canal Imperial de Aragón.
Las lámparas con sus sencillas pantallas de plato, fueron sustituidas por hermosas pantallas de aluminio y luces de neón. Siendo noche, “parecía que era de día”.
Se remodelaron las aceras y se asfaltaron las calles. “Daba gusto pasear por ellas”.
Se nos informó que estaba previsto construir unas escuelas junto al Seminario. Todo estaba rodeado de huerta, pero en cuanto se decidieron a construir todo quedó inundado de maquinaria para las obras. Se construirían las Escuelas, hoy llamadas, “Eliseo Godoy”, “Luis Azua”, “Cesáreo Alierta”, “Cesar Augusto”, complementando estas escuelas se abrieron los colegios infantiles de “Juan Ramón Jiménez”, y el “Ninos”. Los “Agustinos Recoletos” también llegarían a construir un gran colegio. Hoy en día ni Casablanca, ni la Romareda, son lo que fueron.
Pero los vecinos de Casablanca sabían bien los sudores que tuvieron que pasar hasta verse plenamente integrados en la ciudad de Zaragoza. Vía de la Hispanidad o Ronda de la Hispanidad suponía en aquellos tiempos una barrera entre el campo y la ciudad, entre Casablanca y Zaragoza.
Algunos jóvenes, y no tan jóvenes, se acercaban por casa, charlábamos un rato y nos animábamos mutuamente.
Recuerdo un día de Noche Vieja que del Cuartel de Sanidad, cuyas tapias posteriores, daban a la calle de la Vía, algunos soldados que estaban “de guardia” (sus compañeros estaban de permiso en esos días tan señalados), después de “la Retreta” saltaron las tapias y se vinieron a casa. ¿“No tenéis miedo de que os descubran”?, les dijimos. Ellos dijeron que se habían puesto de acuerdo con el Cabo de Guardia para que hiciera la vista gorda. Despedimos el Viejo Año y nos felicitamos por el que entraba. Comimos algunos turrones, contábamos chistes y chascarrillos, ellos se lo pasaron menos mal, y nosotros nos lo pasamos bien. Como despedida uno de los soldados me regaló, yo no quería que lo hiciera, el grueso cinturón con hebilla de latón y el escudo del yugo y las flechas grabado que llevaba en su cintura. Todavía lo conservo, y cuando lo veo sonrío.
Además de las actividades en el barrio estaban las que organizábamos en el centro de la ciudad durante los fines de semana. Los Ateneos en el Palacio de Fuenclara eran parte de esas actividades. Trabajadores, estudiantes, algún seminarista y chicas de la Universidad Laboral del Barrio de Santa Isabel eran los principales asistentes. Los libros ZYX y los trabajos especializados para uso privado sobre temas actuales, nos daban pie para aquella máxima de “lee y discute” de la HOAC. Todos nos lo tomábamos muy en serio.
(Nota: El palacio de Fuenclara en Zaragoza (España) fue construido en la segunda mitad del siglo XVI por encargo de don Antonio Agustín, padre del arzobispo de Tarragona y eminente canonista, transformado en el siglo XVII por sus nuevos inquilinos, los Condes de Fuenclara. Uno de ellos, Manuel, legó el Palacio al Arzobispo de Zaragoza para que lo destinara al fomento y desarrollo de una Sociedad Protectora de Jóvenes Obreros y Comerciantes. En cumplimiento de sus últimas voluntades se fundaba el 22 de Julio de 1892 el Círculo Católico de Obreros).
(Más información en: http://www.zaragoza.es/ciudad/urbanismo/arquitect/fuenclara.htm)
Pero además cada uno de nosotros pertenecíamos a un Equipo HOAC distinto, cuyos componentes se organizaban voluntariamente. Eran los equipos de revisión de vida y de acción. Estos equipos eran fundamentales para caminar al unísono según el Plan de Formación Cíclico de la HOAC. Nos sentíamos unidos al resto de militantes, y cada cierto tiempo teníamos nuestras Asambleas Plenarias. En toda España se hacía de una forma similar. Una vez al año se tenían las Asambleas Nacionales de la HOAC.
En el año 1.964 nació en el barrio de Casablanca Mauricio Aznar Müller. Por tanto en el tiempo que estamos haciendo estos recuerdos tenía seis años. Mauricio fue un músico y un poeta aragonés, y como dice WIKIPEDIA, era líder de las bandas Golden Zippers, Más Birras y Almagato. Algunas de sus canciones, como «Apuesta por el Rock and Roll», popularizada por Héroes del Silencio, han pasado a formar parte del acervo cultural del rock hecho en Aragón. (4)
Murió el 2 de Octubre del año 2.000.
En la margen izquierda del canal se encuentra el paseo dedicado a su memoria. Entre el canal y la calle Embarcadero. (Ver más información aquí:
http://es.wikipedia.org/wiki/Mauricio_Aznar).
Iglesia, más allá de los clérigos
Alberto Parra nace en Bogotá (Colombia) en 1.935. Licenciado en Filosofía y Teología por la Universidad Javeriana (Bogotá) y doctor en Teología por la Universidad de Estrasburgo (Francia). Profesor de Teología Fundamental y Eclesiología en la Facultad de Teología de la Universidad Javeriana. Acompañante de comunidades cristianas populares en la zona de Bogotá. Miembro de la Asociación Ecuménica de Teólogos del Tercer Mundo y de la Asociación Colombiana de Teólogos “Koinonía”. Alberto escribió “Ministerios en la Iglesia de los pobres”. Él mismo hace un resumen en el Compendio de “Mysterium liberationis”, T. II., de Ignacio Ellacuría y Jon Sobrino. Trotta. 1.990. (5)
De él saco algunas reflexiones.
Las comunidades cristianas populares serán una nueva manera de ejercer el ministerio (servicio) en la Iglesia, en y desde el mundo pobre, por sujetos materiales que son los pobres de Jesucristo.
Ello no tiene por qué suponer una ruptura ni con la práctica ni con la teología de los ministerios tradicionales. Pero tampoco está en continuidad cualitativa con ellos; es una forma cualitativamente diversa.
Son ministros y ministerios “de base”, que hay que diferenciarlos de ciertos ministerios que han surgido “de arriba”.
Estos ministerios de “la base” nos llevan a señalar su origen y su relación múltiple con el drama económico, socio-político, cultural y eclesial del mundo pobre. Nos llevan a un nuevo modelo de Iglesia y de sociedad, cuyos sujetos ministeriales, son los empobrecidos de la tierra.
El Concilio Vaticano II y el papa Pablo VI nos incitan a transformar esas “órdenes” decorativas (ostiariado, lectorado, exorcitado, acolitado y subdiaconado), en servicios reales y laicos. Es volver al realismo primitivo de las primeras comunidades cristianas. Puesto que el bautismo era una entrada en la Iglesia y un compromiso personal, real y efectivo al servicio de los demás.
Pero no se trata solo de ministerios litúrgicos, sino que se trata principalmente de ministerios de misión y envío, de presencia y testimonio, de acción transformadora en la realidad misma de la sociedad y de la Iglesia.
Por lo que el diaconado, “servicio a las mesas de los huérfanos y viudas” (Heb. 6, 1-7), debería ser un diaconado para hoy, que oficie en medio del agudo conflicto social, de las ideologías opresoras, del reparto injusto, de las tenencias desaforadas de bienes, del mercantilismo y consumismo, de la marginalidad y del subdesarrollo, del desempleo y subempleo, del hambre cruel de las dos terceras partes de la humanidad. (Sería una Iglesia para los hombres y no viceversa).
Hoy, cualquier teología progresista se etiqueta de “liberadora”. Los grupos más recalcitrantes en la Iglesia se autodenominan de “comunión y liberación”.
La familia ha reconquistado un lugar sobresaliente en el horizonte ministerial de la iglesia, puesto que la familia constituye la primera célula de la sociedad y de la iglesia, la “Iglesia doméstica”. Y ciertamente la familia ejerce un ministerio educativo, evangelizador y transmisor de valores y de hábitos, “nuevo” y desde “abajo”, pero en unión y continuidad, con lo que está siendo opresor, explotador y dominador, negante por sí mismo de lo fundamentalmente evangélico y liberador.
La responsabilidad ministerial de la “Iglesia doméstica” no puede estar desarticulada de su responsabilidad ética, política, social y cultural. Y lo mismo podríamos decir de los grupos y movimientos, y de las parroquias.
Por ejemplo vemos que mientras la parroquia se renueva hacia adentro, el gran monstruo social permanece intocado e inalterado por esa parroquia renovada y por esos “nuevos” ministerios que esta vez desde “abajo” reeditan las mismas fallas de los modelos eclesiales clásicos y de los ministerios de siempre.
Y es que la Iglesia tiene que pasar ineludiblemente por la realidad de la pobreza, sin que dé un rodeo a la hora de socorrer al apaleado por los ladrones, ejemplos de los que Jesús nos habla en la parábola del buen samaritano, en la que tanto el judío como el sacerdote pasan de largo ante la situación pavorosa creada por ladrones y salteadores:… (Luc. 10, 25-37).
La iglesia debe ser liberadora de la miseria y de las condiciones inhumanas o infrahumanas de vida; puesto que miseria y pobreza son condiciones incompatibles con la pobreza evangélica.
Tampoco puede significar una melodramática opción sentimental y efímera, que se compadece del infortunio general de los pobres de Jesucristo, pero que no lleva a tomar opciones políticas y revolucionarias que subviertan las causas reales de la miseria.
No son cualitativamente de “base” quienes en la comunidad civil o en la eclesial detentan el poder, el saber, los medios de producción, los resortes de las ideologías, los caudales de la información, el aparato burocrático y administrativo, las instancias de decisión.
En el plano teológico son inequívocamente grupos y comunidades de “base” los que están conformados por esos hombres y mujeres, pobres y creyentes, del Tercer Mundo, que ejercen su sacerdocio y ministerio, es decir, su servicio evangélico y fraterno, en el altar de la cruda y amarga realidad social, económica y política.
El reino de Dios es más amplio que la Iglesia visible, y su contenido primero es todo lo que es fruto de la verdad, justicia y amor, donde quiera que eso acontezca. Ese reino de Dios es obra del Espíritu a través de los cristianos, pero también a través de todo hombre de buena voluntad.
En resumen, las comunidades cristianas populares de base son:
- Una alternativa ministerial eclesiástica orgánica, frente al ministerio exclusivo clerical y monopolista. “Una Iglesia más allá de los clérigos”.
- Una alternativa que enlaza con la vida humana, que va más allá de lo litúrgico.
- Una alternativa que no se “entretiene” con lo cultual y administrativo. Sino que en todo caso es un culto para los hombres, y no unos hombres para el culto.
- Una alternativa que estructura los ministerios desde lo comunitario e interpersonal. Desde la sencillez frente al boato de lo burocrático y administrativo.
- Una alternativa a la práctica ministerial tradicionalista que no tocan la vida y los polos del real interés de los hombres.
- Una alternativa para la real participación de la autoridad, y un ministerio de plena corresponsabilidad de todos para la construcción del cuerpo total de Cristo.
- Una alternativa para el ejercicio de autoridad como servicio a los hermanos. Sin títulos, sin grandezas, sin dignidades, Es un servicio a ejemplo de Cristo que no vino a ser servido, sino a servir y dar la vida por todos.
- Una alternativa para articular en el ministerio el servicio de la fe con la práctica política hacia la transformación y el cambio de un mundo radicalmente injusto.
- Una alternativa para que los pobres de Jesucristo tomen en sus manos el propio destino personal y comunitario, presente y trascendente, liberador y salvador por la acción de la gracia misericordiosa del Señor. Y ello frente al vanguardismo paternal en la Iglesia y en la sociedad.
Paseo de Mauricio Aznar en Casablanca paralelo al canal.
He aquí lo que Ignacio escribía el 3 de Marzo de 2.009 con la perspectiva de 25 años transcurridos desde la muerte de Malagón, y que copiamos como complemento a lo que queremos decir sobre el espíritu de los fundadores de la HOAC, que nosotros intentábamos reproducir en nuestras vidas personales y comunitarias. (6)
Tomás Malagón. Un sacerdote que creyó en los pobres.
Veinticinco años después de su muerte la historia la ha dado la razón. Los medios que, junto a Rovirosa, puso en marcha para la formación de militantes también son hoy respuesta para formar militantes cristianos pobres.
Desde la otra España.
Cuando Tomás Malagón volvió al seminario tras la guerra civil venía de la otra España. Para él los militantes obreros que habían luchado con la República, la mayoría de ellos católicos, no eran el monstruo que pintaba la propaganda franquista y a los que se seguía fusilando en las cárceles; es más, la convivencia con los marxistas en el frente le había cuestionado sus convicciones más profundas y, en aquella España del nacional-catolicismo, su crisis vocacional iba a ser ciertamente atípica: se planteaba si el marxismo o el cristianismo eran la verdadera respuesta a la injusticia que sufre la clase obrera.
A pesar del ambiente de esa fábrica de líderes llamados a dirigir a otros ‘menos-persona’ que ellos que siempre ha sido Comillas, la providencia le iba a poner al lado a un santo, el P. Nieto, que aceptó el reto de escucharlo en su búsqueda de Cristo, como única respuesta definitiva a los interrogantes del hombre, también a las injusticias que oprimen a la clase obrera y a los graves errores apostólicos y políticos con que los mismos cristianos la habían echado de la Iglesia en las décadas anteriores.
De este modo la Iglesia española iba a contar con un sacerdote dispuesto de hecho a posponer sus intereses a los de Cristo, cosa nada frecuente. Un sacerdote que no sólo era una de la cabezas mejor preparadas de su tiempo para el pensamiento filosófico y teológico, sino que vitalmente estaba libre de la ideologización nacional-católica de la fe – de ese “falso cristianismo” que había expulsado a la clase obrera y del que tanto hablaban Pío XI y Pío XII - y que ya había superado la tentación del marxismo, que desde los años sesenta seduciría a buena parte del apostolado obrero español.
Creer en los pobres, es creer en Cristo.
Libre ya de la confusión entre la fe y el Reino de Dios con una opción política, con su lógica y su estrategia, D. Tomás podía ver la realidad descubriendo en ella la fuerza elegida por Dios para hacer avanzar la historia hacia una mayor liberación: los pobres. Los últimos de la tierra en los que Cristo se ha encarnado y que proclama como sus preferidos; esos que, por carecer de poder e influencia, Herrera Oria había rechazado, buscando sólo a los “selectos”, y que Lenin utilizaba como “tropa de asalto” al poder a las ordenes de la élite del partido.
Y la Iglesia lo llamó para ser el sacerdote de los pobres. En 1954 llegaba a la comisión nacional de la HOAC para ser consiliario de los obreros y poner a su servicio todas sus capacidades, colaborando mano a mano con Guillermo Rovirosa y otros conversos, en lo que ha sido una de las obras misioneras más importantes del siglo XX: la evangelización de la clase obrera y su reconciliación con la Iglesia tras la barbarie de la guerra civil. Fueron treinta años de servicio hasta su muerte. Treinta años de búsqueda y fidelidad a Cristo, la Iglesia y los pobres… atravesando la dos grandes crisis de la Acción Católica (la que en los sesenta quiso instrumentalizarla al servio del Franquismo y la que en los setenta la utilizó al servicio del marxismo y de quienes como el PSOE llevaban 40 años de vacaciones).
Treinta años en los que a la HOAC se añadió la Editorial ZYX, que encarnaba en una editorial la adultez del apostolado laico que después reconocería el concilio Vaticano II.
Y más tarde el acompañamiento a los militantes que con Julián Gómez del Castillo lanzaron el Movimiento Cultural Cristiano, cuando en España la clase obrera ya no era la de los empobrecidos y la solidaridad pedía responder a la sociedad post-industrial y ver el mundo desde la realidad: desde los empobrecidos de la tierra.
Veinticinco años después de su muerte la historia le ha dado la razón.
Los medios que, junto a Rovirosa, puso en marcha para la formación de militantes también son hoy respuesta para formar militantes cristianos pobres en una nueva sociedad: los cursillos apostólicos de Conversión y Contemplación y Lucha, el Plan Cíclico, el método de encuesta,… que demostraron la eficacia histórica de los pobres permitiendo que en España hubiera una transición pacífica y una generación preparada para entender el Vaticano II, son hasta hoy herramientas válidas para la nueva evangelización.
También acertó cuando tras su visita a Venezuela a principios de los sesenta advirtió a su episcopado sobre el paternalismo que practicaban, y como la ausencia de promoción de militantes en la clase obrera traería una dictadura castrista al país, la misma que hoy sufren.
¿Se enterarán los que siguen proponiendo vender la Iglesia a quienes tienen influencia y evangelizar con “minorías selectas” o bien desde ideologías de moda?
Autor: Grupo Eugenio Merino.- Fecha: 2009-02-25
Escrito por: ignacio el 03 Mar 2009 - URL Permanente
Ver aquí:
“Parque de los incrédulos” en Casablanca
El proceso de Burgos
Todos estábamos preocupados. La cuestión era a vida o muerte. Las noticias que nos llegaban a través de los canales de información clandestinos no eran nada halagüeñas.
El día 3 de Diciembre de 1.970 comenzaba el Proceso de Burgos, juicio sumarísimo de dieciséis personas acusadas bajo pena capital – entre otros delitos – de asesinar a tres personas y pertenecer a la organización terrorista ETA.
En aquellos años la ETA era vista como un movimiento de liberación nacional frente a la Dictadura del General Franco. Ansiábamos la llegada de la Democracia en España, y los vascos y catalanes empujaban fuertemente a toda España a liberarnos “de las cadenas” con las que nos sentíamos atados la mayoría de los españoles.
Los catalanes en forma de presión política y de continuas manifestaciones. Recordemos, entre otras, la manifestación de curas catalanes en Vía Layetana de Barcelona por las continuas denuncias de tortura a presos políticos en la Comisaría de Policía de Vía Layetana. Los vascos lo hacían con mayor radicalidad y violencia. En las demás Regiones se hacía lo que se podía “animados” por la valentía de catalanes y vascos. No tengo conciencia de que haya habido alguien que públicamente haya reconocido la contribución que ambas regiones, “hoy nacionalidades”, hicieron por la venida de la Democracia en España. Pienso que mientras eso no ocurra no habremos pagado nuestra deuda de agradecimiento. Al igual que la “Memoria Histórica” no haya hecho justicia con todos los represaliados de la guerra civil.
Uno de los abogados defensores en el proceso de Burgos, Pedro Ibarra, era militante de ZYX al igual que su esposa Carmen.
Compañeros de HOAC vascos respondían a nuestra pregunta de ¿quienes son esos de ETA?: “si son nuestros hijos”, respondían.
Naturalmente los tiempos han cambiado y nos gustaría que ETA desapareciese en cuanto grupo armado y violento, abandonando y entregando las armas al Estado Español, y se trasformase en un fuerte partido político radical capaz de presionar “oportuna e importunamente”, como diría San Pablo, haciendo un esfuerzo en el campo de la utopía para lograr una democracia real para todos, sin caer en los fallos de los partidos políticos actuales que en ocasiones se dejan corromper emponzoñando la frágil democracia en España.
Vivíamos aquel proceso judicial con preocupación entonces, y vivimos con preocupación la situación actual de nuestra democracia. No es la democracia que entonces soñamos, aunque tampoco podemos decir que nada ha cambiado. Ha cambiado mucho España, y deseamos que cambie todavía mucho más a mejor. Nunca nos rendiremos a la hora de intentarlo. Seguiremos trabajando en ello.
Vemos la democracia como un hijo débil y enfermizo que hay que cuidar, alimentar y fortalecer, como también vemos como hijo enfermo, que hay que sanar y cuanto antes mejor, a los vascos que componen actualmente “el movimiento de liberación”. Son parte nuestra y los engendramos entre todos. Unos con posturas activas de uno u otro signo político, y otros por mirar hacia otro lado “dejando hacer”. “Deberíamos sentirnos todos responsables de ETA”. “Son mal nacidos”, pero son parte nuestra. Como son parte nuestras sus víctimas. Nuestra queridas y nunca olvidadas victimas.
“El juicio y sus consecuencias tras el indulto de condena, tras el impacto internacional, manifestaciones y actos de solidaridad en todo el país o el apoyo de la Iglesia Católica, fue un momento clave en los últimos años del régimen franquista, que iba encaminado a una transición democrática”. (7)
(Ver en Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Proceso_de_Burgos ).
Berta
Una mujer joven que pide excedencia en su trabajo de Auxiliar de Clínica en Logroño, y se viene a vivir a Zaragoza con personas que solamente conocía de Asambleas Nacionales de la HOAC, y como militantes de la organización Hermandad Obrera de Acción Católica, lo menos que se puede decir de ella es que fue una mujer valiente. Era valiente, lista, decidida y alegre, muy alegre. Cuando no estaba de acuerdo en alguna cosa lo manifestaba sin “pelos en la lengua”, y argumentaba bien su posición.
En los primeros días de aquella comunidad de cristianos de la HOAC fue un elemento de cohesión. Ante la mujer, nosotros medíamos nuestras manifestaciones verbales y todos nuestros movimientos bruscos de hombres jóvenes. Ver su afán por tener todo limpio y agradable, hacía que nosotros nos esforzásemos no solo en limpiar, sino sobre todo en procurar no manchar innecesariamente. El principio de Berta era: “no es más limpio el que limpia más, sino el que ensucia menos”. Por el horario de su trabajo en la fábrica de juguetes y menaje, “Nacoral”, era de los primeros que se levantaba por las mañanas. Desayunaba, se preparaba su bocadillo y hasta las 14´30 horas no volvía a casa. Los demás, viéndole a ella, vencíamos más fácilmente nuestra natural pereza.
Todos los anocheceres cuando regresábamos a casa celebrábamos nuestra Eucaristía, en la que cada uno exponía cómo le había ido la jornada.
Los fines de semana, en especial, desarrollábamos nuestra actividad militante por la ciudad, y en los diferentes barrios. Los militantes estábamos perfectamente intercomunicados. Teníamos encuentros de militantes, asambleas, mini cursillos, ateneos. Fermín y Emilio se iban de vez en cuando a ver a sus familias.
Berta tenía una gran habilidad para “desaparecer”, sin darnos cuenta, de nuestras charlas de sobre mesa, y realizar su limpieza de sus prendas íntimas. La lavadora le facilitó muchísimo tan delicada tarea. Y aunque además de ser militantes, amigos, casi “hermanos”, no cabe duda que ella era mujer y nosotros hombres. Hay momentos en los que todos necesitábamos nuestro espacio de intimidad personal. Vivir con cuatro hombres, no le debió resultar fácil, al menos los primeros días.
Los vecinos nos observaban con cierta curiosidad, y se quedaban admirados, porque lo que veían en nosotros era un interés especial por los problemas del barrio. “Esa familia de jóvenes” era distinta a lo que estaban acostumbrados a ver hasta entonces. Tampoco podían catalogarnos como comunidad religiosa, y más estando compuesta por hombres y mujeres. Algo comenzaba a cambiar en el concepto de la familia tradicional. A los militantes de Madrid, Barcelona, Valencia, Andalucía…, les ocurría otro tanto. “Son capaces de vivir juntos, quererse, respetarse, y trabajar por los demás”, manifestaban en privado algunos vecinos.
Personalmente para mí, Berta terminó siendo algo más. Nuestra edad hacía que nos entendiéramos bien y comenzábamos a descansar el uno en el otro. El afecto, el cariño, la intimidad fue en aumento entre nosotros. Cuando en el período veraniego los demás se iban a casa de sus familias, Berta y yo nos enrolábamos en aquellas excursiones que se organizaban en el día desde Zaragoza a la playa de Salou en autobús. Era un palizón, pues se salía a las cinco de la madrugada para estar a las 10 h. en la playa. Alrededor de las 19 h. era la vuelta hacia Zaragoza. Y es que Berta no tenía padres, y en Logroño solamente había quedado una hermana menor, que estaba totalmente independizada. Ambos comenzamos a ser un poco más “un tú y yo”. Todo seguía igual en nuestra casa, pero nuestros corazones estaban cada vez más unidos. Ambos nos necesitábamos y nos complementábamos.
Emilio tenía novia en Soria. Una gallega viva y sagaz como no había otra. Fermín se hacía responsable cada vez más de equipos HOAC y de ZYX. Martín tenía sus compañeros Superiores del Seminario. Berta y yo nos teníamos el uno para el otro sin descuidar lo más mínimo nuestra proyección hacia los demás. Lo que “había que hacer” estaba por encima de nosotros. Más, “era nuestro motivo de unidad y de convivencia”. Para nosotros entonces, nada tenía sentido de lo que hacíamos si no era en función de un mundo mejor.
Pasaron un par de años y, de pronto, Berta nos comunica que se vuelve a Logroño a ocupar su puesto de Auxiliar de Clínica.
Mari Carmen ocupó la habitación de Berta en casa, y seguimos trabajando intensamente en equipo.
Un fin de semana me fui a Logroño a ver a Berta. Estuve en su casa en la que vivía también su hermana. Me trató con toda delicadeza y con toda corrección, pero a la hora de volver a Zaragoza me vine sintiéndome un tanto confuso y un tanto defraudado. Le escribí y se lo manifesté. Su respuesta fue tajante: “¿crees que no te hubiera comido a besos?”. “Pero creo que es mejor dejarlo así”.
Una vez más, una mujer había influido extraordinariamente en mi maduración personal como hombre. Entonces lo comprendí mejor. La gran mujer que para mi era Berta se sacrificaba para dejarme en libertad. “No quería interponerse entre mi sacerdocio y yo”. Nunca lo dijo, pero yo sé que era eso. En cuanto a mí, y en ese aspecto de hombre-mujer en matrimonio, no había llegado el momento. Ella debía reorganizar su vida. Yo debía continuar todavía más tiempo como cura obrero. Nos seguimos escribiendo como buenos amigos hasta que un buen día me comunica que se casa con un antiguo compañero logroñés. Con mi corazón más sosegado le escribí deseándoles lo mejor.
Dos años y medio de vida en común en el barrio zaragozano de Casablanca.
Emilio se volvió a Soria a su puesto de trabajo en Telefónica. Se casó con Pili, la gallega. Fermín se fue a Barcelona haciéndose cargo como delegado de la ZYX en Cataluña. Martín continuó en una nueva comunidad en el barrio de San José en Zaragoza con Mari Carmen y sus amigas. Terminó más tarde su Tesis Doctoral en Pedagogía cuyo título era “Educación para la Paz”. Se presentó a Oposiciones de Universidad sacando el número dos en toda España. El número uno se lo llevó nuestro amigo Santiago Molina. Santiago se quedó en Zaragoza y Martín se fue a la Universidad de Oviedo. Yo me fui metiendo cada vez más en el sector de los camioneros, y desde un piso que me dejaron en la calle Pedro María Ric de Zaragoza, fui poniendo en contacto a unos con otros, organizando nuestra labor intentando paliar la problemática que tenían planteada en aquellos años todos los trabajadores de transportes. Eran los primeros años de la década de los setenta.
Casablanca comenzó a mejorar su entorno, convirtiéndose en un nuevo y hermoso barrio zaragozano.
Lagos en el “Parque del Canal” entre Casablanca y Valdefierro. Octubre de 2.009.
Zaragoza, 1º de Noviembre de 2.009.
Laureano Molina Gómez.
Bibliografía.
(1) Cursillo de Teología y Comunidades misioneras. Segovia, agosto de 1.970.
(2) Ejercicios Espirituales de Tomás Malagón.
(3) Conferencia “Cristianismo y Revolución”, de José María Díez Alegría. Asís (Italia), 1.967.
(4) Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Mauricio_Aznar
(5) Mysterium liberationis, T. II., de Ignacio Ellacuría y Jon Sobrino. Edit. Trotta. Madrid 1990.
(6) Tomás Malagón. Un sacerdote que creyó en los pobres. Autor: Grupo Eugenio Merino. http://www.guillermorovirosa.com/noticias197.htm
(7) Proveeros de Burgos. Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Proceso_de_Burgos