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Arturo Bosque

ORAR CON LAS COSAS

De José María Cabodevilla

Voces y acompañamiento

 

José Luis Félez Soriano
Pequeño homenaje al gran profesor que tuvimos, bondadosa persona y enamorado de Dios y sus cosas. Murió el 17 de febrero de 2003. Esta obra póstuma se terminó de imprimir el 19 de marzo. Me permito transcribir  una de sus pequeñas oraciones sobre insignificantes cosas,  ya que él considera que es “justo y necesario orar no solo desde las cosas o a partir de ellas, sino también con ellas”. Y enseguida nos dice que orar no es el problema, sino que es la solución. Y ya en las primeras páginas nos da la solución que supone para los hombres orar,  ya que orar es simplemente estar con Dios e incluso ante nuestro muy reiterado lamento de “Señor, no se me ocurre nada”, José María nos sigue dando la solución: “Orar consiste en aprender a aburrirse delante de Dios”. No hace falta otra presentación. Y transcribo esta pequeña y deleitosa oración  porque, hasta ahora, es  la que más directamente habla de orar. Y dice así:

 

 

 

EL NUDO

 

¿Y cómo hay que orar?
Orar es decir “Señor, que vea”,  “Señor, cúrame”, y orar es también no decir nada.
Oró el paralítico que suplicó curación y oró el leproso que volvió para dar gracias.
Orar es decir “Apártate de mí, Señor, que soy un pecador” y orar es también decir “Aunque todos te abandonen, Señor, yo nunca lo haré”.
Pedro era así. Cada uno ora como es. Se supone que la oración debe ser humilde, confiada, amorosa, contrita, etc., pero ante todo y sobre todo la oración tiene que ser sincera.
Orar es contemplar detenidamente un objeto.Orar es prescindir de todo objeto, imagen y especie creada.

Orar ¿es fácil o difícil?
Orar es como hacer un crucigrama. Las letras que van en vertical reducen mi capacidad para encontrar las palabras horizontales, pero al mismo tiempo me dan una pista, estimulan mi inventiva. Algo parecido ocurre con la rima de un verso, que a la vez descarta unas ideas y suscita otras. Pues lo mismo sucede con esos pensamientos extraños que surgen inoportunamente mientras uno está orando: se trataría de convertir las distracciones en tema de oración.

¿Qué hay que hacer para orar?
Orar es lo que hizo María en Betania, quedarse quieta a los pies del Maestro. Orar es también lo que hizo Marta, quejarse al Maestro de la pasividad de su hermana.
Orar es decir “No tienen vino” y orar es llenar de agua las tinajas y esperar.
Las formas de orar son infinitas. Las de no orar, muchas menos.
Beatriz tiene cuatro años. Ha entrado en la capilla y ha permanecido durante dos minutos totalmente inmóvil mirando al sagrario. ¿Qué ha ocurrido en esos minutos entre Dios y  ella?
Orar es una manera de vivir. Vivir es una manera de orar.
Orar es hablar con Dios y orar es también callar en su presencia.
Orar es escuchar a Dios y orar es también aguantar su silencio un día y otro, indefinidamente.

Orar ¿es fácil o difícil?
Orar puede ser tan difícil como desatar un nudo. Y puede ser tan fácil como cortar un nudo.

José María Cabodevilla