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PERPLEJIDAD |
Por José-Luis Félez Soriano |
Me ha llenado de perplejidad la entrevista (Elena Rodríguez) que publica el HdA el día 2 de los cctes., a Teresa Forcades i Vila, benedictina, médica y teóloga.
No comparo mi preparación intelectual con la de ella, pues no soy monje, ni médico, ni teólogo. Pero tampoco soy un lerdo, aunque he tenido que leer varias veces la entrevista para llegar a una simple conclusión en forma de pregunta: “A todo esto, ¿qué dice?” Creo que es una exquisita erudita en no decir nada. No he visto ninguna conclusión, ningún compromiso médico, ni teologal, ni monástico o cristiano. Es de un léxico demagogo que no conduce a ninguna parte. Entresaco alguna de sus respuestas:
Sobre el aborto: “…en bioética no hay que simplificar, como hacen algunos del ministerio eclesial. En Brasil una experta en temas de abortos constató que la legislación trataba de ser lo más laxa (palabra que repite en diversas ocasiones) para dar libertad… pero si una prostituta se queda embarazada se le hace abortar…”.
Sobre la eutanasia: “Tú puedes tener tu fe, tu convicción de que la vida es un don de Dios, pero no puedes desear que se imponga a quien no lo ve claro desde su autonomía moral”. ¡Pues claro que mi fe no se la puedo imponer a nadie, pero la eutanasia no es cuestión precisamente de fe, sino de respeto a la vida de la cual no podemos disponer. Y aquí no cabe la autonomía…moral. Pues entonces la prostitución, por ejemplo, también debo respetarla por la misma razón precisamente, y las drogas… ¡y todo lo que quiera! Pues nada se puede imponer a nadie en aras de una autonomía moral. ¡Estamos buenos!
La entrevistadora, muy sagaz, se ve impelida a preguntarle: “¿Tenemos entonces libertad para hacer lo que queramos?” Y, una vez más, sin responder ni si ni no, pone otro ejemplo: el abuelito que desea la eutanasia porque, en tiempos de crisis, si él vive, su nieta no podrá ir a la Universidad y aunque él quiere vivir, no quiere en estas circunstancias. Es decir, que el abuelito, para que la nietecita vaya a la Universidad, ¿se puede quitar la vida? Ni en tiempos de Hitler. Y llega a esta determinación: “A mí me gustaría cambiar el sentido del debate”. Dice que en Estados Unidos vio a gente con fotografías de fetos y llegando a disparar a los médicos que hacían los abortos. Hombre, pues muy mal disparar a los médicos, pero muy mal por los médicos que anteriormente han realizado abortos, es decir, han matado a niños, a seres indefensos. Y denuncia que “ahora hay algunas manifestaciones aquí que parece que se mueven en esa dirección”. Esto, para mí, es todo un descubrimiento: aún no he oído un tiro excepción hecha de las ferias. Pero ¿llegaremos a eso?, es preguntada. Respuesta erudita: “La prioridad de estos debates bioéticos es evitar precisamente eso, planteándolo dentro de la moral católica más matizadamente”. Ahí queda eso.
Y de nuevo el aborto, la legislación laxa o no, la libertad, el debate social… y llegar a un acuerdo al margen de la ideología o creencia. Y, claro, antes esta situación, es muy importante la asignatura de Educación para la Ciudadanía que, evidentemente, defiende.
Y sobre la participación de la Iglesia Católica en la vida política del país,,, pues depende, ya que habría de verse por qué canales la obtiene y, por supuesto, sin conseguir su influencia a base de presiones o negociaciones a puerta cerrada, ya que es inmoral.
Y en la recta final, a la pregunta de si es una “rara avis” por ser joven y monja… contesta diciendo que “esta circunstancia debería ser una oportunidad de purificación para la Iglesia, que tiene unas estructuras que en este siglo ya no dan más de sí”. Me he quedado sin saber si es o no una “rara avis”, aunque, bien mirado, quizás sí lo intuya. Y lo único que se llega a sacar en claro es que Benedicto XVI es negativo para la teología de la liberación a la que dedica su incomprensión. Clarísimo. Y clarísima. Como el agua clara.
JOSE LUIS FELEZ
5-5-09