TAMBORES |
Por Laureano Molina |
Cuando se acerca la
hora, las 24h. del Jueves Santo, cada cual se viste su túnica,
coge el tambor o el bombo y se dirige hacia el lugar de
encuentro, donde la gente se va concentrando con el nerviosismo
habitual de todos los años. En el balcón del Ayuntamiento se
encuentra su Alcalde con todo su acompañamiento en espera de dar
la señal convenida con la que comenzará la gran
Rompida de tambores y bombos.
Túnicas negras, moradas, y azules, acompañadas de pañuelo blanco al cuello, banda roja en la cintura, o tercerol del color de la túnica que cubre la cabeza y se deja caer por la espalda para ser recogida, cual toga romana, en el costado izquierdo.
Todos tocan su tambor o su bombo al ritmo habitual de años que se pierden en el recuerdo de sus historias. Son los sonidos inconfundibles y característicos de los pueblos de la Ruta del Tambor y el Bombo. (*) Tocarán un buen rato todos juntos mirándose unos a otros con la satisfacción de poder volverse a ver un año más. Aunque el estruendo no puede ahogar el recuerdo de los que ya nunca podrán estar presentes por haber fallecido. Es una borrachera de ruido y de ritmos. Personalmente le llamo el tambor-shock. Quien se mete en esa barahúnda olvida por un rato todos sus problemas. A partir de este momento se empezará en cuadrillas a recorrer las calles del municipio; aunque cada pueblo acota las calles por donde se podrá desfilar. Antaño no había límites de calles. Se auto-imponían el límite cuando había algún enfermo en alguna casa.
Al principio se toca a buen ritmo, pero la noche se va haciendo larga a medida que avanzan las horas. Es por ello que se hace imprescindible reponer fuerzas. Los miembros de la cuadrilla llevan hacia sus casas, o la de sus novias, - hace ya bastantes años que la mujer se ha incorporado al toque del tambor o bombo, pero antes no era así, solo tocaban los hombres -, llevan pues al grupo donde serán agasajados con tortas, magdalenas, etc., acompañadas de aguardiente o mosto (especie de un Málaga Virgen) hecho en casa. (*) Aunque también se llega -o se llegaba, puesto que estoy mezclando recuerdos con actualidad - a tirar de embutidos, jamón, etc., y vino tinto en porrón, en bota, o en tonelete. En mis recuerdos está el vino tinto de La Espartosa, El Sasillo o El Plano, éste en los límites de Albalate y de Lécera. Vino recio, fuerte, que casi se mastica, que rade las entrañas con sus 18º de alcohol, digestivo y nada traidor, porque cuando lo bebes te avisa. Se reponen fuerzas, y se rompían ayunos obligados. Era como la auto-dispensa, de lo que la Bula Papal permitía en algunas ocasiones, previo pago de las tasas establecidas. El pueblo, en aquel momento, juzgaba lo que era conveniente. Aquel pecado no era pecado, porque tocar el tambor y el bombo era una obligación, una necesidad. Suficiente razón para no tener que guardar el ayuno. Era como una liturgia no eclesiástica, era la liturgia del pueblo llano que protestaba, y sigue protestando, por la muerte de un inocente, la de Jesús hijo de José y de María, de Nazaret, aunque nacido en Belén de Judá (Palestina). Inocentes como Jesús siguen muriendo continuamente sean palestinos o de otros pueblos y razas.
Toda la noche y todo el día tocando. Hubo ocasiones (años cuarenta) que mientras se celebraban los Oficios Religiosos en la iglesia, los tambores y bombos en la plaza hacían difícil hacerse entender en el templo. Recuerdo que alguna vez el cura llegó a pedir al alcalde que les ordenara dispersarse por el resto del pueblo, mientras se celebraba el Oficio de Tinieblas en la tarde del Viernes Santo.
Los fieles en el templo veneraban y rendían culto al Dios, Padre de Jesús y también Dios, que había muerto por los pecados del mundo. Las gentes en las calles protestaban por la Pena Capital que se había impuesto al Nazareno.
Pero cuando llega el momento, los cristianos salen del templo para manifestarse en procesión e indicar al mundo entero su dolor por la muerte de Jesús, pero también su alegría por su Resurrección. Es entonces cuando tambores y bombos se ponen en cabeza de la manifestación, abriendo paso por las calles con gran ruido y estruendo llamando la atención. Diciendo: ¡Ojo!, que lo que viene detrás con toda su imaginería, lo que nos recuerda es que hubo un día en que se mató a un hombre bueno injustamente. Porque acariciaba a los niños, daba vista a los ciegos, hacía andar a los tullidos y dio de comer a su pueblo en el desierto..., por eso lo mataron. Naturalmente la gente no suele ser consciente de ello, pero así es, y no puede ser de otra manera. Y si no, - ¿qué significa ver a continuación desfilar imágenes donde se ve a un hombre de rodillas, encorvado, sudando sangre de angustia, bajo el cobijo de un olivo, de un pacífico olivo, cuyo aceite sirve para suavizar todas las cosas? Sudor de angustia por lo que se intuye que va a acontecer. Es aquello que decía el sacerdote, escritor y profesor José María Cabodevilla, navarro de Tafalla: La sombra de la cruz es más grande que la misma cruz. El sufrimiento que se intuye resulta a menudo más fuerte que el mismo sufrimiento que se padece posteriormente. - Y, ¿qué significa ver a un hombre con la cara y el cuerpo ensangrentado debido a la corona de espinas en su cabeza incrustada con fuerza y los latigazos dados por los que al mismo tiempo se mofan de él? Hombres que siempre se arriman al sol que más calienta. - Y, ¿ése hombre que lleva la cruz que le aplasta, y camina hacia las afueras de la ciudad, donde será crucificado? Es como el obligado a cavar su tumba donde después será enterrado. O el ofrecer su última cena al que va a ser puesto en la Silla Eléctrica por decisión de una persona, o de varias, o de muchas, porque las leyes le han condenado. Leyes religiosas y leyes políticas condenaron al que ahora se recuerda con piedad de unos y estruendo de otros. - Y, ¿crucificado entre dos ladrones que posiblemente lo único que robaron fue la tranquilidad del Poder Establecido? - Y, ¿el amortajado que va a ser enterrado en las afueras de la ciudad? Recuerdo, fuera de las tapias del cementerio, separado de todos los demás, el cobertizo donde se enterraban a los que habían muerto fuera de la ley.
Cristianos y pueblo unidos en la protesta conjunta por la muerte de un inocente. Esta es la imagen que a mí me sigue viniendo en el momento actual. Porque no se olvide que a Jesús, el de Nazaret, quienes lo mataron fueron el Poder Religioso y el Poder Político, unidos en la manipulación de las masas que pedían a gritos que muriera éste y no otro.
Cuando la Religión se hace Poder y el Servicio Público se hace también Poder e Imperio, y se convierte en menos servicio universal , éste es el resultado: la esquizofrenia del hombre, la división entre hombres y el enfrentamiento entre pueblos. La solidaridad humana se trastorna en dictadura de unos sobre otros.
El pueblo laicista práctico no hace liturgia en la iglesia, pero se une con el creyente en protesta por la injusticia. (*) Y también el auténtico creyente en Dios, - porque antes cree en el hombre-, se une al pueblo y codo con codo caminan juntos en la construcción de una sociedad más justa. - ¡El mal de los débiles no puede sernos ajeno !
Porque la Fe, fruto del corazón y de la experiencia mística personal se trasmite por el ejemplo de la propia vida; se ofrece, pero no se impone. Se da gratis lo que gratis se ha recibido.
Pero lo que sí se termina imponiendo cuando la religión se hace poder, son las Creencias personales. Y de ahí, a la dictadura de los dogmas, va un paso.
La Fe hace referencia a Dios en cuanto Ser, prescindiendo de la limitación en su comprensión de mi entendimiento. Dios es Dios aunque yo no lo comprenda. Y lo que concibo, elaboro y escribo sobre Dios, eso no es Dios. Es producto de mi mente.
Las Creencias hacen referencia a mi entendimiento que se esfuerza por comprender y abarcar lo inabarcable, de medir lo inmensurable. Lo que mi entendimiento elabora no es Dios, son mis ideas. Imponer mis ideas a los demás es el gran fiasco. Obligar a aceptar mis ideas es de idólatras. - Ello, ya no es celebrar el recuerdo del Señor-. Lo que se celebra es la imposición de mis ideas sobre los demás.
Cuando el Poder, buscando el voto, olvida el bien de todos, lo que hace es dictadura del voto. Unos, imponen su visión sobre los demás; y muchas veces sus intereses se imponen a los intereses de la mayoría. Se hace lo políticamente correcto y se olvida, e incluso se ponen obstáculos, o se impide la democracia real, la participación de todos. Hasta que la gente estalla en rabiosas protestas y en muchos casos violentas.
Tambores y bombos seguid haciendo ruido y estruendo, y despertad al mundo entero, porque hoy como ayer se sigue matando al inocente en todas partes del mundo.
Laureano Molina Gómez
· La Ruta del tambor y el bombo la
componen los municipios de: Albalate del Arzobispo, Alcañiz,
Alcorisa, Andorra, Calanda, Hijar, La Puebla de Hijar, Samper de
Calanda y Urrea de Gaén. Nueve municipios de la provincia de
Teruel.
· El mosto: Zumo
exprimido de la uva, antes de fermentar y hacerse vino.
(Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia
Española). Inmediatamente después de pisar las uvas en el
lagar, se recoge ese caldo, y se pone a cocer en el
fuego. Se evapora el alcohol y lo que queda (un 50%) es puro
néctar. Es ambrosía de los dioses. A partir de
ahí, se van haciendo combinaciones a gusto del consumidor a base
de anís o cazalla.
· Laicista: partidario de la independencia del hombre o de la sociedad, y más particularmente del Estado, de toda influencia eclesiástica o religiosa. (D. L. E. de la R. A. E.)