CUENTO DE NAVIDAD PARA ADULTOS |
Por Rafael Cervera Pérez |
Han llegado todos peripuestos, con sus
galas y plumas, chapoteando el cava entre risotadas descocadas,
burlando a la noche. Están de espaldas a cualquier acontecer del
momento, son como la espuma que va dejando la ola en su
enloquecida carrera. Han llenado el establecimiento hostelero.
Todo está preparado para el festín. Ellas con sus lentejuelas y
brocados al viento, sus joyas obscenas de varios quilates.
Gesticulando adrede , para dar "qué hablar". Ellos
parecen enloquecidos, bordeando la paranoya con su
"smokin" y fulares masculinos. Con el ultimísimo
léxico. Los camareros se miran de hito en hito, con sus manos
enguantadas, no saben cómo dar comienzo a la celebración ante
semejantes individuos. La cena va a ser opípara, no ha de faltar
de nada, está prevista desde hace varias semanas. Todo en su
sitio y a su punto.. Ellos y ellas van a vivir una cena
esperpéntica, pues vienen muy cargaditos.... ¿Qué está
pasando en el exterior del Restaurante de cinco
tenedores?...Primero un ligero murmullo, luego alguna voz
estridente, después un bullicio continuado y griterío al fin,
que molesta a los asistentes congregados.
-
Tranquilos señores... los agentes del orden los han echado con
cajas destempladas. Pueden dar la orden para el comienzo de su
cena.
- Fíjense !qué barbaridad!... y dicen que eran los ángeles
custodios de aquí, de los señores... !no te digo!.
- Hay gente para todo... !los ángeles custodios!... vamos
hombre.
Efectivamente, los ángeles custodios (uno por
persona), han sido detenidos al querer penetrar en el
establecimiento hostelero junto a sus protegidos: Benjamín,
Colás, Pancracio, Silvia , Mónica, Leticia.... "los
gorilas" los han dejado maltrechos, con sus alas rotas, sus
coronas por los suelos, y sus túnicas, "ay, sus
túnicas!.... rasgadas, sucias, hechas una perdición....
-
Y ahora ¿cómo nos presentamos así ante los jefes?...
-¿Qué nos dirán Gabriel..., Miguel..., Rafael...?
-Esto es un desastre... Además nos veremos en la calle, más
aún... sin nuestros destinos... sin trabajo.
-Tengo una idea...-comenta Pancracio- Nos alistaremos a
la Legión Especial de los sin identidad.
-Seremos parias con los sin nombre -añade Silvia temblando
de miedo-.
-Lo que sea... todo, menos esto.
Allá arriba, se han oido sus lamentaciones, y una mueca
de duda e incredulidad, hace sonreir a Miguel...
- Estos, nos la quieren pegar... ¿qué opinais?...
Gabriel y Rafael sonrien, se miran con mirada de
complicidad.
-
Vále, ellos lo han querido así, pondremos en marcha el plan
"los miserables".
Hoy nadie duerme en la ciudad, hoy no es un día
cualquiera, mejor dicho, no es una noche cualquiera. Las luces
tintineantes de los grandes almacenes, los adornos cutres de los
acuerdos sectoriales. La tramoya brillante y efímera de los
escaparates que distorsionan las miradas y los sentimientos...
hacen que esta noche, no sea como todas. El sonido unitario y
estéril de los llamados villancicos de siempre, con su contenido
absurdo...(beben y beben y vuelven a beber...) (...y sobre
cámpana, una.!!)... Procuden en el alma, un sentimiento, primero
de sofoco y aturdimiento, y luego, de tristeza profunda. Entre la
multitud que entra y sale de los "Grandes Almacenes",
vemos moverse gentes no cualificadas, no son del mismo
"enjambre", quedan como fuera del cuadro, no pertenecen
a nadie, se les ve, pero no se les mira. Ellos, solo tienden una
mano medio abierta y una cantinela repetitiva y monocorde, hace
que sean de la sinfonía, "molto vivace", las notas
disonantes. Son los "sin nombre"....
De repente, los sonidos han
enmudecido, todos los seres vivos se han quedado inmóviles, el
silencio es total. Nada se mueve, ni siquiera sopla ya el viento.
Solo los parias advierten tal situación anómala. Poco a poco
salen de su lugar escogido y se encaminan todos al mismo punto de
encuentro. Primero despacio, como con miedo, luego, poco a poco
van acelerando su caminar para situarse juntos, en un lugar no
determinado. Se miran unos a otros, se saludan tímidos,
comprueban su situación tan peculiar y se abrazan al fín,
llevados de un entusiasmo nunca percibido. ¿Qué les está
pasando?.... ¿qué calor íntimo perciben, que jamás lo habían
experimentado?... Ya no están solos, ya no se sienten solos,
algo más les ha sucedido...
- No temais (se escucha desde las alturas)... no sintais
miedo, no esteis sobrecogidos.... Pues Alguién acaba de nacer..
también en vuestros corazones...Salid a su encuentro.... Vámos.
Pancracio, Silvia, Colás... ya tienen protegidos.
Sus alas vuelven a estar enhiestas, abatibles. Sus coronas
brillantes de un modo muy especial, y sus blancas túnicas,
resplandecen como nunca.
Salen todos, como niños en tropel a ver quién es Aquel
que les ha nacido...Se han tropezado con unos sacos muy
especiales. ¿Qué contendrán estos sacos?... los recogen
presurosos, y como llevados en volandas, los vemos
alejarse...estusiastas,....escuchamos sus voces, sus cánticos...
Seguro que al mismo tiempo, la realidad ha vuelto para los
seres vivientes. Van a lo suyo..
Pero esta noche, Gabriel, Miguel y Rafael,...sonríen
traviesos viendo alejarse a otros seres que hallaron los sacos
repletos de parabienes.
Rafael Cervera Pérez