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Arturo Bosque

EL INCENDIO FORESTAL DE ENCINACORBA  

ENRIQUE GOMEZ LAZARO

Espléndido estaba el pinar de Encinacorba a finales de Julio de 2003. Había llovido como nunca. Desde primeros de Enero hasta primeros de Junio. Copiosos bajaron los barrancos de la sierra. Además es en verano cuando los pinos adquieren su verdor más intenso y lustroso.

Escribo en septiembre, el mes más apacible en estas tierras. La bonanza del clima y la maduración, de los frutos invitan a darse un paseo por el campo y comer algún racimo de uva, alguna mora, algún higo. ¡Qué agudos son los pájaros! Picotean los frutos más maduros y sanos.

Ahora se aprecian perfectamente los estragos del incendio. Fue originado en el término de Encinacorba, las seis y media de la tarde del 29 de Julio pasado, por un tren de mercancías que circulaba por la Línea Zaragoza-Valencia. El cierzo lo llevó al Cabezo de la Atalaya (1237 m de altitud), Sur de la Sierra de Algairén. y coincidencia de los términos municipales de Encinacorba, Codos,  Mainar y Torralbilla.

El cierzo - que se acuesta temprano y se levanta tarde- ayudó en los trabajos de extinción. Doscientos especialistas contra incendios de Aragón, de Cataluña, de Navarra, de Castilla-La Mancha y de Madrid, con sus pertrechos de tierra y aire más modernos, tuvieron controlados todos los frentes del fuego a las cuatro y media de la tarde siguiente. Sólo habían transcurrido 22 horas. Un éxito. Se quemaron 300 Has, de matorral y de pinos, casi nada, visto lo acontecido pocos días después en Cataluña, Extremadura y Portugal.

Pero aquella noche sin luna, totalmente oscura, sólo alumbrada macabramente por llamas gigantescas, que esbozaban las cumbres de Algairén... (Ahora  la  recuerdo como una pintura negra de Goya).

 

- Somos de Calatorao. Hemos visto las llamas desde allí y hemos subido a echaros una mano.

Así se expresaba una pareja de novios, jóvenes y poderosos, a las doce de la noche en las piscinas de Encinacorba, mirador privilegiado de su pinar. Calatorao dista de Encinacorba 40 kilómetros. Él había estado cazando alguna vez por estos parajes. Se desechó su ofrecimiento. Ningún profano contra incendios podía subir al pinar. Unicamente el alcalde de Encinacorba estaba allí con las brigadas de forestales y de bomberos, conteniendo los frentes del fuego en un suelo muy escabroso. Por cierto, nuestro alcalde actual, Mateo Gasca, es nieto y homónimo del alcalde que plantó la 800 Has, de nuestro pinar. Los primeros pinos se plantaron a pico, quiero decir, sin roturaciones previas de tractor-oruga, hace 55 años.

 

A la una y media de la noche nos fuimos a casa los últimos, Faltaban cinco horas para amanecer. Aún. estaban allí las llamas queriendo abrasar el mismo cielo.

- Cuando volvamos a contemplar la. Sierra, no nos queda un pino verde, auguró uno.

- Y el pinar era lo único hermoso que ya nos quedaba. Han emigrado casi todos los jóvenes. El término laborable está medio abandonado. Ves malezas por todas partes, sentenció otro.

No olvido las lágrimas de mujer a la mañana siguiente, bajando de su coche. Venía de Zaragoza, donde reside; pero en Encinacorba  tiene un chalet entre encinas. Se llama Elena, está jubilada y es nieta de un emigrante encinacorbero. Nadie sabe mejor de la tierra que la mujer. Ay mi sierra, repetía llorosa.

La primer dentellada la dio el fuego en la partida El Rebollar, hábitat de unas cabrillas, que así llamamos los encinacorberos a una manadita de corzos, Allí tenían su fuente, sus humedales y el refugio de los pinos. Afortunadamente para ellas, en la sierra de Algairén hay más fuentes, más humedales y más pinos; pero hubieron. de emigrar de su hábitat elegido y amado. Me acuerdo del poeta Vir­gilio, de sus Églogas y Geórgicas. Estas las escribió para que los habitantes del Lacio no emigrasen masivamente a la ciudad de Roma.

Todavía no dejan de emigrar masivamente los habitantes de Aragón a la ciudad de Zaragoza.

Por esta vez nos hemos librado de una catástrofe ecológica. Del hermoso pinar de Encinacorba, que peligró durante una noche, se han quemado cien Has. Para el futuro, esperamos que la. Renfe tenga bien limpia de malezas la caja de la vía y que el Gobierno de Aragón abra más y mejores Cortafuegos.

He recordado una de las noches más tristes de Encinacorba. Gracias, titanes españoles contra el fuego. Vosotros y el cierzo salvasteis las doce mil Has, de pinos y de encinas que visten las cumbres de Algairén, coronando por el Oeste el Campo de Cariñena y la Hoya de Almunia, a lo largo de 25 kilómetros entre el Jalón y el Huerva. Palabras éstas de origen Celta, como BARRACAS. Cerca de donde comenzó el incendio, se encontraba un poblado celtíbero llamado BARRACAS Y DE LA GRAN SELVA. No dudo que hace 2300 años el Este de la Sierra de Algairén, incluido –lógicamente-  su pie formado por los Llanos del Campo de Cariñena y la Hoya de Almunia, estaba cubierto por una gran selva. Hoy aparece como una gran alfombra de vides y de frutales, festonada al oeste por pinos y encinas. Es, para el viajero durante el verano, como el mayor oasis de la provincia de Zaragoza, en la margen derecha del Ebro, a tan sólo 40 kilómetros de la Capital de Aragón. A todo esto, ¿ a quién se le ocurriría decir, o mejor expresado, vocear que Aragón pertenece a la España verde? ¿ Qué sabría él de Aragón? ¿Qué Aragón habría visto él ? Los árabes, hace mil años, llamaron a estas tierras SIERRA DE ALGAIREN, o SIERRA DE LAS LAGUNAS, según traduce, “ algairén”  don Federico Corriente, catedrático de Arabe en la Universidad de Zaragoza y especialista en Árabe Andalusí. Desde hace siglos, en el centro del pie de esta sierra, se levanta el Santuario de Ntra. Sra. de Lagunas. Los reyes de Aragón veranearon alguna vez en Cariñena.

¿ Los novios, aparecidos en medio de la noche triste, no serían -él y ella- dos legendarios atletas celtiberos? También se les quemaba su sierra. Bellos eran ¿Cómo, no? ¿Habrá algo más bello que la plena juventud?

ENRIQUE GOMEZ LAZARO