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Arturo Bosque

¿QUÉ ES LA MUERTE?

Por José Mª Alcober Brenchat

 

& La muerte es, ha sido, y será siempre un trance doloroso. Ya que la muerte es destrucción biológica; separación y ruptura de lazos humanos; etc. etc.

        Este aspecto doloroso de la muerte no hay que ocultarlo ni disimularlo con falsos “piadosismos" artificiales, baratos y superficiales... ¡Nos es doloroso morir; y nos es doloroso ver morir a las personas queridas!... Es normal y es humano.

        Por otra parte, la muerte nos plantea preguntas inmensas, a las que no podemos dar más que respuestas siempre balbucientes...

 

& Pero desde nuestra fe en un Dios que es Amor, que está intentando enamorarnos y que está intentando llevarnos a la plena realización de nosotros mismos en el amor, podemos entrever que la muerte tiene, a pesar de todo, un significado y un sentido...

 

En Cristo, cuya muerte es resurrección, descubrimos que Dios es Dios de Vida : Amor que nos está llevando a nuestra total plenitud, a la plena realización de nuestro ser personas, A NUESTRO VIVIR EN PLENITUD,... venciendo el aparente fracaso de la vida que es la muerte... Muerte que, como tal, lejos de ser querida por Dios, es obstáculo que nuestra finitud le pone a su Voluntad de Vida...

 

        Desde esa mi fe, pretendo balbucear algunas palabras sobre un aspecto de ese misterio tantas veces desconcertante que es la muerte... Sin olvidar la tragedia que es la muerte, la fe me abre perspectivas maravillosas, por increíbles que parezcan a primera vista. Permitidme compartirlas con vosotros.

 

        & ¿Cuál es la plenitud del ser humano? ¿En qué consiste nuestra plena realización como personas humanas? ¿Cuándo vivimos realmente y llegamos a ser plenamente felices?...

 

        Mirando mi propio corazón, me doy cuenta que cuando yo me siento plenamente vivo y plenamente feliz es cuando, + por una parte, me siento realmente amado; + y cuando, por otra parte, también yo tengo alguien a quien amar; cuando amo efectivamente y de verdad... Y supongo que a vosotros os pasa lo mismo... El ser humano vive realmente, se realiza como persona y llega a su felicidad, en la medida en que se sabe amado y en la medida en que ama.

 

        Por eso, el ser humano llega a su verdadera y total plenitud, en Dios,... porque Dios ES Amor... Así que me atrevo a decir que la verdadera vida del hombre es saberse amado por Dios; y desde esa felicidad de saberse amado por Dios, la plenitud de vida del ser humano es amar con ese Amor que tiene su fuente en Dios que ES EL AMOR EN PLENITUD.

 

En Cristo, muerto y resucitado, he descubierto que, en nuestra muerte y venciendo a la muerte, el Amor del Padre Dios nos lleva a nuestra propia plenitud personal en todos los aspectos de nuestro ser personas... Dios Amor hace vivir; me hace vivir a mí... A mí, y no sólo a "mi alma"... Nos hace vivir en plenitud... en la plena felicidad de sabernos amados, y en la total alegría de amar,... personalmente integrados en la Comunión de Amor que es Dios...

En otra ocasión contemplaremos con más detalle la muerte-resurrección de Cristo, e intentaremos profundizar otros aspectos que se nos revelan en Cristo... Pero desde lo que venimos meditando estos días, podemos ya decir varias cosas importantes =

 

        A) Visto desde esta perspectiva de nuestra fe en un Dios que es Amor, podemos decir que el paso de la muerte es el trance en el que todas las cataratas de nuestros ojos, - cataratas que nos impiden ver y creer verdaderamente que somos totalmente amados -, esas cataratas se nos caerán de los ojos... Y será el descubrimiento gozoso (descubrimiento jamás totalmente acabado porque inagotable) de que realmente sí que es verdad que estamos siendo maravillosamente amados por un Dios maravilloso... Entonces nos daremos cuenta de verdad de que Dios, verdaderamente, ¡es Amor!... Nos daremos cuenta que, de verdad, ¡nosotros somos queridos!; somos inmensamente queridos, y somos queridos más allá de lo que habíamos podido creer e imaginar...

        Queridos por el Padre Dios... Pero queridos también por tantas personas que, de un modo u otro, nos han amado a lo largo de la vida... Amor, a veces mezclado con buena parte de egoísmo, pero en el que también había verdadero amor... Amor que tantas veces no hemos sido capaces de reconocer y apreciar... Amor que desborda el pequeño círculo en el que nos hemos movido...

 

 El trance de la muerte nos llevará a ese maravilloso descubrimiento ¡Somos amados!...

... Y viviremos la inagotable felicidad de sabernos queridos... Por Dios,... y también por tantas personas que nos quieren...

 

        B) Desde esta perspectiva, el paso de la muerte es también el trance en el que todas las barreras y muros de contención que hay en nosotros, y que impiden que nos invada y nos empape totalmente ese Amor con que el Padre Dios nos está queriendo,... (también en el amor de todas las personas que nos quieren y a las que queremos)... esos muros se derrumbarán... Y a partir de ahí, seremos total apertura, mera receptividad, pura acogida gozosa de ese Amor que el Padre Dios nos está teniendo... Y en Dios, apertura y acogida gozosa del amor de todas esas personas que también nos quieren...

 

        Dios nos ha estado queriendo inmensamente desde siempre. A lo largo de toda nuestra vida Dios nos ha estado ofreciendo su Amor... Mucha personas también nos han estado queriendo... Pero en nosotros había formidables barreras que nos impedían creérnoslo y acogerlo : dudas de si eso era verdad, miedos a que eso nos complicara la vida, heridas que la vida nos había ido infligiendo y que nos impedían abrirnos al amor, encerramientos en nosotros mismos por malas experiencias vividas, etc. etc. ... Todo eso nos impedía y nos impide abrirnos y acoger el Amor con el que el Padre Dios nos está amando... Nos impide abrirnos y acoger el amor de algunas personas que nos aman de verdad...

 

Pues bien, en el trance de la muerte todos esos muros se derrumbarán... y estaremos plenamente abiertos al amor, que es lo que nos hace vivir... El Amor que el Padre Dios nos tiene desde siempre nos podrá inundar, nos podrá impregnar, podrá llenar totalmente nuestro corazón y todo nuestro ser... Nos hará vivir en plenitud... porque todo nuestro corazón y todo nuestro ser serán pura apertura y pura receptividad al inmenso Amor con el que el Padre Dios nos está amando... él personalmente, y también a través del amor de tantas otras personas...

Viviremos eternamente, no tanto porque nuestra alma sea inmortal (que me parece muy bien, pero eso es cuestión de filosofía); viviremos eternamente, porque eternamente seguiremos siendo amados...

 

        C) Otro aspecto más de lo que es la muerte, en la perspectiva de nuestra fe en Dios Amor que quiere convertirnos en amor como Él para que también nosotros amemos con ese Amor con el que somos amados, y así estar plenamente vivos. = En esta perspectiva, el trance de la muerte será también la liberación total de nuestra propia capacidad de amar : Nuestra capacidad de amarnos a nosotros mismos, de amar a la vida y al mundo, de amar a cada persona humana, y de amar a Dios...

Esta capacidad de amar, esos deseos de amar que ya hay en nosotros, por el momento están en gran parte enterrados, frenados, limitados y condicionados por nuestros egoísmos, nuestros miedos, nuestras imposibilidades... La muerte será la liberación total de toda esa capacidad de amar que cada uno llevamos dentro...

 

        Ya desde ahora, estamos amando, fecundados por el Amor que el Padre Dios nos tiene... Y podemos amar la vida, el mundo, cada persona humana, podemos amarnos a nosotros mismos, y a Dios... Pero muchas veces nuestro amor está mezclado con buenas dosis de egoísmo, o de búsqueda de sí mismo, o de deseos de aparentar, o de hipocresía, o de oportunismo, o de amiguismo, etc. etc. ...

 

A lo largo de toda nuestra vida, Dios (Océano de Amor) está intentando alimentar, vivificar y purificar el surtidor de nuestro amor a la vida, al mundo, a cada persona humana, a nosotros mismos, y a Dios;... está intentando alimentar, vivificar y purificar nuestro corazón, para que nuestro amor sea puro y limpio, generoso y desinteresado, universal, y tierno con cada uno... A lo largo de toda nuestra vida, Dios (Raíz y Fuente Originaria e Inagotable de todo amor) está intentando desbloquear todos los tapones interiores, psicológicos, morales, etc. que nos impiden vivir de verdad, que nos impiden dar cauce a ese Amor para que amemos a nuestros hermanos y hermanas, con el agua clara del Amor con el que Dios nos ama a nosotros...

 

En el trance de la muerte, se desbloqueará, se purificará y liberará totalmente nuestra capacidad de amar... y podremos amar verdaderamente, totalmente, sin límites ni complejos... Podremos amar y amaremos a la vida, al mundo, a cada persona humana, a nosotros mismos, y a Dios,... con total libertad, con total limpieza y con total generosidad... Es decir : estaremos plenamente vivos.

 

        D) Pero aún hay más : En el trance de la muerte, - al caer en la cuenta de todo el Amor con el que somos amados, y al abrirnos totalmente al Amor con el que el Padre Dios nos está amando -, puesto que nuestro propio amor es fruto del Amor que Dios nos tiene, esa nuestra propia capacidad de amar se elevará a la enésima potencia... ya que podrá estar plenamente fecundada por ese Amor que es Dios. Amor que entonces ya “nos creeremos” de verdad; y Amor al que entonces estaremos ya totalmente abiertos y receptivos...  Así que, fecundado nuestro propio amor por el Amor en Plenitud que es Dios, nos pondremos a amar, sin límites y sin fin... con todo ese Amor con el que somos amados por Dios... Nos pondremos a amar y a vivir de verdad... Con ese mismo Amor con el que el Padre Dios nos está amando (y que ahora sí que ya lo acogemos a corazón abierto), con ese mismo Amor amaremos también nosotros la vida, el mundo, cada persona, nos amaremos a nosotros mismos, y amaremos al mismísimo Padre Dios... con Cristo y como Cristo, llevados por el Espíritu Santo, Espíritu de Amor del Padre y del Hijo.

 

        = Esa es nuestra plenitud... Eso es realmente y plenamente VIVIR. Y eso es algo de lo que en el catecismo llamábamos el cielo...

 

        = Y la vida es el proceso que nos va llevando poco a poco, pasito a pasito, hacia esa Plenitud... Plenitud de la que estamos viviendo, ya desde ahora... aunque sea parcial y pobremente.

 

LA OMNIPOTENCIA OMNIPACIENTE DEL TODO-AMOR

 

En la línea de lo que venimos hablando, creo que se puede entender un aspecto muy importante del verdadero significado de la Omnipotencia de Dios TODOAMOR... (de la que ya hablamos en otra charla anterior).

 

La Omnipotencia de Dios no es la capacidad, más o menos caprichosa, de “hacer lo que quiera”, o de “intervenir” e "interferir" desde fuera, ocasionalmente, en la marcha de nuestro mundo, para solucionar “milagrosamente” tal o cual problema nuestro...

 

* La maravillosa Omnipotencia del TODO-AMOR que es Dios, está en que, desde dentro de nosotros mismos, amándonos y con la fuerza paciente del amor, Dios Todo-Amor es capaz de hacernos llegar a ser nosotros mismos... Nos está haciendo ser y existir de hecho, con la fuerza del Amor con el que nos está amando... Amándonos, Dios nos hace devenir, nos hace crecer, nos va haciendo llegar a nuestra plenitud...

Y eso, a pesar de toda la “pesadez” y de toda la “resistencia” que supone nuestro “no ser” y nuestra “nada”.

 

Más aún: Amándonos, Dios Todo-Amor es capaz de hacernos ser amor como él; y de hecho, nos está haciendo llegar a ser amor como él... por la fuerza omnipaciente del Amor con el que nos está amando...

 

A nosotros, que llevamos aún tanto peso de puro instinto inconsciente, que estamos aún tan condicionados por nuestra sensualidad, que estamos aún tan poseídos por nuestros egoísmos, que estamos aún tan dominados por nuestros miedos y nuestros complejos; a nosotros que estamos tan marcados y condicionados por las heridas que hemos ido recibiendo a lo largo de nuestra vida, etc. etc. ... a nosotros, amándonos, Dios es capaz de enamorarnos...; a nosotros, amándonos, Dios es capaz de convertirnos en amor... De nosotros, amándonos, Dios es capaz de hacer nacer amor...

 

De tal manera que, como Cristo y en Cristo el Hijo encarnado muerto y resucitado, llevados por el dinamismo del Espíritu Santo de Amor divino, llegaremos a ser plenamente hijo/hijas del Padre Dios : AMADOS y AMANTES con ese Amor recibido.

 

Ese es el gran Milagro, y esa es la Omnipotencia del TODO AMOR Omnipaciente... que está haciendo ese su trabajo en nosotros, desde dentro de nosotros mismos, a lo largo de toda nuestra vida y a través de todo lo que nos sucede en esa vida... y que lo culminará a través del inevitable trace de la muerte...

 

Muerte que, siendo aparentemente el último y definitivo fracaso, será en realidad el definitivo triunfo del Amor.

 

José Mª Alcober Brenchat