FERNANDO PARDO HA MUERTO |
Por José-Luis Félez |
Amigos, otro compañero que se nos ha ido. Fernando Pardo Berdejo, falleció ayer, 31 de julio de 2008 en la cama, aunque despierto, de su casa de Ainzón, por el efecto de un infarto fulminante, tras decirle a Rosaura, su mujer, que bajara a regar las plantas cuando todavía el calor no las podía afectar.
La noticia corrió haciendo real el tópico como un reguero de pólvora. Antonio Borobia me llamó de inmediato y la maquinaria de comunicación se puso inmediatamente en marcha.
Para unos les resultaba imposible por razones de ocupación, para otros por razones de vacaciones fuera de su lugar habitual, para todos, una desagradable noticia con la que despabilarse.
Hoy, en la Iglesia Parroquial de su pueblo natal, en donde (una vez más el tópico) no cabía un alma, a las 11 horas se ha celebrado el funeral de corpore insepulto, rodeado de sus seres más íntimos, la gran mayoría de sus paisanos y un puñado de sacerdotes y compañeros de su andadura por el seminario.
La banda de música, de la que era componente, ha recibido el féretro a la puerta de la Iglesia, que han colocado a los pies frente al altar. Celebraba el Sr. Párroco y concelebraban nuestros amigos Crespo, Jarabo y Mainar. El Coro Parroquial del que también (¡cómo no!) participaba Fernando y su esposa Rosaura han acompañado las distintas partes de la Misa. (Gran aficionado a la música, todos los años veía a los dos en los conciertos de las Jornadas Internacionales Coralistas de Borja).
Tras
la comunión, Eliseo Bayo, en nombre de todos los
condiscípulos de Fernando ha dado a conocer la aventura que
todos juntos empezamos hace 57 años y que la vida se
encargó de alterar. Pero siempre permanecimos unidos, como luego
se ha demostrado, haciendo de todos nosotros un curso especial. Lo
nombró, con gran acierto, nuestro embajador ante el Padre, al
que pidió la bendición para todos, para que le hiciera ver que
en este Globo atormentado por la oscuridad, la violencia y la
crisis todavía existen muchos seres que siguen practicando las
virtudes de la Fe, la Esperanza y la Caridad.
Todo muy emotivo, pero, sobre todo, muy cariñoso. Rosaura se sintió un poco más acompañada si así era posible, al igual que sus dos hijos.
En nombre de todos vosotros estuvimos presentes Crespo, Jarabo y Mainar, sacerdotes, Borobia, Casanova, Ortillés, Sancho y Yago con sus respectivas esposas, Bayo y Félez.
Echaremos en falta a Fernando, su permanente buen humor, su buena disposición de siempre para todo y, de una manera especial, su caja de fruta para después del almuerzo en nuestras excursiones. De una manera o de otra, no deberá faltar, nunca ya, la fruta: al igual que el chorizo y longaniza, la compraremos, aunque no sepa tan buena y, principalmente, no rezume tanto cariño.
José-Luis Félez