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Arturo Bosque

Los Olivos Por Laureano Molina

 

jueves, 14 de septiembre de 2006 22:37

Al norte del campo de fútbol, había un espacio tan grande como el mismo campo, en el que malvivían unos cuantos olivos, por falta de riego y de cuidados en la tierra. Sus olivas eran chiquitinas y duras de comer, duras y difíciles de comer porque en realidad no eran mas que huesos con un poco de revestimiento carnoso. Ni siquiera daban sombra, porque los olivos eran pequeños y esqueléticos.

Y un día a alguien se le ocurrió que deberíamos arrancarlos y aprovechar el terreno para hacer otro campo de fútbol. D. Luis Mª. Iradiel, empujado por nosotros, consiguió el permiso del Rector D. Teodoro del Arroyo y con su bendición nos pusimos manos a la obra.

Cavábamos al rededor, intentábamos cortar las raíces con los picos, pero a pesar de ser unos olivos esqueléticos, las tenían bien puestas. Por lo que pasamos a la fase de la fuerza concentrada. Atábamos unas cuerdas al tronco y a tirar. Era un auténtico campeonato. Uno tras otro fueron cayendo bajo la voluntad decidida de los "equipos en liza".

Recogidos los despojos, limpiadas de malas hierbas las tierras, quedó una superficie digna de ser empleada para el deporte más popular entonces.

Pero no era suficiente con lo que hicimos, porque el terreno quedaba muy a desnivel del verdadero campo de fútbol. Había que traer tierra para nivelar todo el terreno,

Fue entonces por lo que decidimos, con los permisos correspondientes, ir a hablar con el Encargado de las obras del Campo de Fútbol "La Romareda". Y gran parte de la tierra extraída para configurar el terreno de juego – pues está bajo el nivel de las calles que le rodean - vino a parar al seminario y a nuestro nuevo campo. Quedaron dos campos de fútbol preciosos uno a continuación del otro.

Muchos equipos de colegios vinieron a jugar a aquellos espléndidos campos.

A partir de ese momento, las relaciones con Colegios Mayores, Universidad, e incluso con La Academia General Militar, se estrecharon fuertemente. Y además de las competiciones deportivas, los actos culturales aumentaron grandemente. Se nos ofreció obras de teatro mixtas, especialmente las preparadas por el Colegio Mayor Santo Tomás de Aquino. Nosotros ofrecíamos nuestra especialidad como eran los conciertos de Corales y sesiones de Canto Gregoriano. Deporte y Cultura fueron en aumento. Acababa de comenzar lo que vinimos en llamar "la etapa de oro del Seminario”. Eran los años cincuenta del Siglo XX.

 

Laureano Molina Gómez.